Por la forma en que inexplicablemente se enriqueció en menos de un sexenio durante la administración del gobernador Miguel Alemán Velasco (1998-2004), el ex diputado local y ex alcalde de Pánuco, Ricardo García Guzmán, no debió haber ido a la Contraloría General del Estado sino a la Secretaría de Finanzas y Planeación en lugar de Mauricio Audirac.
Además, por su buen manejo de la mercadotecnia política, el fundador y presidente de Estrategas Administrativos y Políticos (ESAP) –una “consultoría especializada en la formación de auténticos servidores públicos” de los tres niveles de gobierno pero que el sexenio anterior promovió la imagen de algunos alcaldes priistas de los principales municipios del estado, los cuales fueron galardonados como “los mejores” ediles veracruzanos– bien podría resultar mucho más eficaz que Audirac para convencer a los más escépticos que todavía dudan que “hoy somos una entidad con finanzas sanas”, tal como se volvió a insistir ayer en la ceremonia de toma de protesta a los nuevos titulares de la Sefiplan y de la CGE.
Sin embargo, la tarea que le ha sido encomendada como contralor tampoco le será fácil por el descrédito que arrastra esa dependencia estatal como “tapadera” de funcionarios corruptos.
Ayer, al darle posesión de este cargo, el gobernador Javier Duarte de Ochoa reiteró que el objetivo de su gobierno es mantener la correcta aplicación de los recursos públicos, así como la transparencia.
Habría que darle a García Guzmán el beneficio de la duda, aunque hay quienes por su repentino e inexplicable enriquecimiento como contralor en el sexenio alemanista y posteriormente por su polémico desempeño como presidente municipal de Pánuco (2007-2010), no creen que vaya a poder cumplir al pie de la letra con esta encomienda.
Y eso lo sabe muy bien el propio Audirac, quien ayer rindió protesta junto al ex alcalde de Pánuco, pues el nuevo secretario de Finanzas y Planeación, aún como titular del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS), todavía le tocó en enero de 2012 practicar una de las últimas auditorías a la administración municipal de García Guzmán, la número 01/126/2010, en la que presuntamente habría omitido a propósito el punto séptimo acerca del Fondo para la Infraestructura Social Municipal (FISM), en el cual se presentaba un saldo en el rubro de deudores diversos que provenía del ejercicio 2009, a nombre del contratista de obra José Florencio Badillo Guzmán por concepto de excedente pagado en estimaciones de obras y que al mes de marzo de 2010 no había sido recuperado, lo que representaba un probable daño a la Hacienda Municipal por un monto de un millón 503 mil 499 pesos 95 centavos.
Esta cantidad no era tan significativa ante el monto de la presunta malversación atribuida a García Guzmán; sin embargo lo interesante de esta historia es por los vínculos de Badillo Guzmán con el ex contralor alemanista, los cuales datan desde el año 2002, cuando este personaje, que entonces era un modesto empleado municipal, demandó al Ayuntamiento de Pánuco, y con la presunta influencia política de su primo logra que el Tribunal de Conciliación y Arbitraje fallara a su favor, ganando el pleito legal. El número de expediente de este caso es 105/2002-I, el cual se puede checar por internet en la página del Poder Judicial del estado de Veracruz.
Posteriormente, el nombre del pariente de García Guzmán volvió a aparecer en la auditoría a la cuenta pública municipal del año 2005. En aquél tiempo el Ayuntamiento de Pánuco “no presentó y/o aclaraciones para demostrar que se haya recuperado el saldo de cuentas por cobrar”. Ahí aparece Badillo Guzmán con un adeudo de 25 mil pesos. Esta auditoría la realizó el Despacho Integral de Contadores Asociados, S.C., una firma de auditores externos contratado por el ORFIS.
Pero en la auditoría practicada en 2009 volvió a aparecer repetidamente el nombre de Badillo Guzmán. En la observación número 130/2009/034 AM, por ejemplo, se manifiesta que “la balanza de comprobación al 31/12/09, presenta saldos por anticipos que se otorgaron en el ejercicio y/o que provienen de ejercicios anteriores, que no se amortizaron y/o recuperados”. Ahí se da cuenta del Anticipo 1108-05-01009 expedido a nombre de José Florencio Badillo Guzmán por 100 mil pesos.
En la observación número 130/2009/044 BM se especifica que “se efectuaron operaciones con los contratistas que abajo se citan y de los cuales se presume que existe interés personal, familiar o de negocios con el servidor público Ricardo García Guzmán, Presidente Municipal”.
En la relación de proveedores elaborada por los auditores, aparte de Florencio Badillo figuraban otros presuntos familiares de García Guzmán, entre ellos Rubén Jerez Guzmán, Ramiro Elías Guzmán y Carlos E. Guzmán Robles, los cuales recibieron entre los años 2008 y 2009 contratos de obra por un total de cinco millones 381 mil 083 pesos con 90 centavos.
Además, según la vox populi, los contratistas que ligaban obras en la gestión municipal del nuevo contralor general del estado, eran condicionados a comprar todo el material de construcción en el establecimiento comercial propiedad de Badillo Guzmán, lo que en su momento dio pie a un secreto a voces: que el primo del alcalde era su prestanombres.
Ahora, diez años después, García Guzmán regresa a la Contraloría General del Estado, la dependencia donde amasó una inmensa fortuna que le ha servido para financiar su fulgurante carrera política y la de su primogénito Ricardo García Escalante, quien al igual que él ya fue diputado local y actualmente preside el Ayuntamiento de Pánuco.