A mediados de mayo de este año, el titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) del gobierno del estado, Fernando Charleston Hernández, se reunió a comer con un grupo de columnistas xalapeños en un restaurante ubicado por el rumbo del Paseo de Los Lagos.

A pesar de la difícil situación financiera por la que atraviesa desde diciembre de 2010 la presente administración estatal, a Charleston se le vio y escuchó muy seguro y optimista, dejando la impresión de que tenía todo bajo control. Inclusive prometió que acorde a la nueva política de comunicación social rediseñada en este segundo tramo del sexenio del gobernador Javier Duarte de Ochoa, se iba a procurar hacer más transparente aún el ejercicio del gasto público para que la ciudadanía veracruzana se informara de manera clara y oportuna a dónde y en qué se aplicaban sus contribuciones.

Unos cuantos días después, el 30 de mayo, Charleston recibió un espaldarazo de su amigo el gobernador, quien instruyó una serie de cambios de primer nivel en la estructura de la Sefiplan, en los que el secretario duartista acomodó a sus colaboradores más cercanos. Por ejemplo, a Carlos Hernández Martínez –al cual venía promoviendo para la candidatura del PRI a la diputación federal por el distrito de Coatepec, que hasta agosto de 2013 representaba él ante el Congreso de la Unión– lo reubicó en la poderosa Subsecretaría de Finanzas y Administración; mientras que a Arturo Jaramillo Díaz De León, quien fungía como subsecretario de Desarrollo Regional en la Sedesol estatal, lo designó en lugar de Hernández Martínez como subsecretario de Planeación, y en la Procuraduría Fiscal ascendió a Antemio Carrillo Sasso, el cual se venía desempeñando como subprocurador de Legislación y Consulta.

Por esa razón es que el pasado 11 de junio, en este mismo espacio incluimos un breve comentario titulado “Sefiplan: buen equipo”, en el que consignamos lo siguiente:

“Ha trascendido que los cambios implementados recientemente en la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) por el gobernador Javier Duarte comienzan a rendir frutos.

“Y es que según diversas fuentes el secretario Fernando Charleston ha logrado, con el respaldo del mandatario veracruzano, consolidar una verdadera mística de equipo.

“No basta la integración de funcionarios con perfiles técnicos y experimentados en la Sefiplan, se requiere liderazgo y la convicción de encontrar soluciones, de ser más eficientes y a perseguir el mismo objetivo: dar resultados.

“Todo parece indicar que por esa ruta va Charleston. Esperemos que así siga”, remachábamos al final.

Sin embargo, desde la noche de este miércoles 2 de julio corrió el rumor de su renuncia como titular de la Sefiplan, el cual dieron por confirmado extraoficialmente diversos medios de comunicación a la mañana siguiente pero modificando la primera versión: Charleston no dejaba su cargo para reincorporarse a sus labores legislativas en la Cámara de Diputados sino que su separación se debía a supuestos ¡motivos de salud!; una pretendida explicación difícil de creer porque hasta a mediados de mayo se le veía físicamente muy bien, tanto que hasta invitó formalmente al grupo de columnistas para que lo acompañaran al Festival Internacional de Salsa que iniciaría el día 22 de ese mes en el puerto de Coatzacoalcos, la tierra de sus padres.

Hasta la media tarde de ayer, ni la Sefiplan ni la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado habían informado oficialmente acerca de la inesperada y extraña dimisión de Charleston, cuya sorpresiva decisión los agarró tan mal parados que ni siquiera estaban preparados para designar de inmediato a un encargado provisional del despacho. Fue hasta después de las 17:00 horas que circuló el comunicado número 4108, en el que se precisaba que el titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación “solicitó al titular del Ejecutivo del Estado su autorización para separarse de su responsabilidad ya que padece una enfermedad que, aunque no es grave, implica su tratamiento en la ciudad de México, por lo cual se ve imposibilitado para continuar en el cargo.” Y tras reconocer sus logros en estos 10 meses que duró en el cargo, se anunció que “en los próximos días, y una vez que sea aceptada la renuncia del Secretario, será anunciado el nombre del nuevo titular.”

¿Qué fue lo que realmente pasó? Pronto habrá de saberse la verdadera historia, pues al interior del gabinete sorprendió a muchos la forma tan abrupta en que decidió separarse Charleston, considerado el funcionario más cercano y querido por la familia gobernante.

Primera llamada

Un senador priista, que en 2016 aspira a gobernar no dos sino cinco o seis años a los veracruzanos, no puede inspirar confianza ni respeto entre los electores cuando presuntamente ignora o aparenta desconocer los abusos que cometen personas muuuuy cercanas a su entorno familiar.

Y es que ha trascendido el vergonzoso caso de un desesperado microempresario xalapeño, dedicado al giro de canceles y cristales, que hace más de un mes fue contratado para realizar algunos trabajos en las residencias del legislador y de su suegra, pero hasta ahora es la fecha en que la esposa del representante popular se niega a pagarle la factura que aproximadamente asciende a 11 mil pesos.

Pronto daremos nombres y detalles de este indignante caso típico del uso intimidatorio del poder que involucra a este popular senador que así sólo podría ser candidato… ¡pero al buró de crédito!