Fue justamente una altísima autoridad nazi (de hecho, el padre de la propaganda moderna) quien dijo que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Con esta cínica confesión, Joseph Goebbels  legaba al puñado de líderes estafadores y embaucadores del futuro la fórmula mágica para mentir sin pudor y manipular, desde la desvergüenza, a la masa acrítica para esclavizarlos ideológicamente y evadir cualquier cuestionamiento racional; para hacer de la propia sinrazón (y en casos extremos como el nazismo, el propio delirio) una consigna que escape al cernidor de la sensatez y de la inteligencia.

La trampa de los debates está siempre en la línea que marca la diferencia entre un argumento fundamentado con otro que está, para decirlo fácil, elaborado a modo de consigna.

Y es que este último se va acorralando poco a poco al paso de su exposición. Comienza a repetirse tantas veces que se desvirtúa porque se evidencia su origen en el panfleto casi evangelizador.

La consigna que han venido repitiendo los panistas empleados del gobierno priista veracruzano de que “hay que homologar la elección de gobernador con la de presidente para ahorrar miles de millones” es un argumento falso que a fuerza de machacarse y de extenderse hacia las dirigencias de sectores como el empresarial, el religioso y el partidista, comienza a tomarse como una verdad absoluta.

Los manipuladores de esta consigna eligieron al diputado panista Julen Rementería para presentarla como iniciativa de reforma electoral ante el Congreso local, integrado por abrumadora mayoría priista, y propalarla por todos los rumbos de la geografía veracruzana; solo que al enfrentar oposiciones serias y argumentos contundentes ha evidenciado su origen y puesto al descubierto su verdadera finalidad.

No se trata de ahorrar millones de pesos, no, es dar solución a un asunto político-penal que se podría presentar al cambio gubernamental actual incapaz de garantizar un relevo entre cómplices priistas. La posibilidad de que el PAN les arrebate el poder es muy amplia y si así fuera la cacería de corruptos sería inevitable. ¿Cómo huir de tan grave situación?, imponiendo un gobierno amigo, socio, cómplice, que cumpla los dos años que el Código Penal exige para que los delitos de peculado prescriban y el riesgo de ir a parar a un penal desaparezca.

Al diablo con los manipuladores.