Nació en Cuba y se inició en la música jugando; a los ocho años inició estudios de piano y, posteriormente, ingresó a la Escuela de Superación Profesional Félix Varela, donde se graduó en las especialidades de Canto y Actuación. Perteneció a varias agrupaciones femeniles cubanas, con las que se presentó en Alemania, Japón, Brasil, Panamá, Martinica y México. En 2002 fijó su residencia en nuestro país y en 2007 ingresó a la Universidad Veracruzana, primero como cantante de la Orquesta de Música Popular y, actualmente, como docente de JazzUV. Platicamos con Noila Carrazana Cárdenas:
Qué culpa tengo yo / de que mi sangre suba…
Desde que tengo uso de razón me visualizaba en ambientes que creía imposibles, y hoy me doy cuenta que pueden lograrse. De chamaca jugaba con mis primos y mis primas a hacer un grupo musical, nos acompañábamos con palos y con latas. Cuando yo tenía ocho o nueve años, mi mamá vendió un aire acondicionado que mi padre le había dejado en su recámara, un General Electric, para comprarme un piano vertical de caoba, lindísimo, y me puso una maestra particular de piano. Empecé a estudiar en mi casa pero después de un tiempo la pasión se me durmió un poco y lo dejé; si en ese momento hubiese sido la que soy ahora, jamás lo hubiese hecho.
Volví al camino de la música gracias al matrimonio con el padre de mi hija, que es un músico cubano, y ese ambiente me llevó de nuevo a cantar y a estudiar canto. Al terminar la Escuela de Superación Profesional, formé parte del Boom de las agrupaciones femeninas de los años noventa: fui fundadora del grupo Canela, con el que fui a Alemania por primera vez; en 1994 hice una agrupación femenina que se llamó Piel Morena, con jóvenes instrumentistas formadas en la Escuela de Nivel Medio Superior de Cuba. La pailista y la bajista, Carina Gutiérrez Valdés y Nayza Pérez Calvo, estudiaron cello clásico, pero se adiestraron para tocar esos instrumentos. Yo no me sentía la directora ni nada de eso, era la líder empresarial que hacía los trámites y gestiones musicales o artísticas. Empezamos a salir al extranjero, fuimos a Alemania, Japón, Brasil, Panamá, y en ese ir y venir llegamos, en 2001, al Cachimba, en el Puerto de Veracruz.
Mi padre era de Santa Clara, que es la zona central de Cuba; yo no tenía mucha cercanía con mi abuela, pero antes de morir me confesó (yo ya estaba grande, ya había ido dos veces a Alemania) que su mamá, mi bisabuela, tenía un grupo en Santa Clara, ella se llamaba Modesta y era sonera. Muchas veces nos preguntan si hay músicos o cantantes en la familia y no necesariamente tiene que haberlos para dedicarte a esto pero, bueno, cuando me enteré de lo de mi bisabuela, supe por qué estoy en este ambiente, y me sentí orgullosa.
Veracruz vibra en mi ser…
En Veracruz empecé a cantar con grupos de la zona, conocí mucha gente linda como la señora doña Evelia, del Samborcito, que fue una de las que me dio trabajo; después trabajé en el Hotel Lois, en el Fiesta Americana o el Camino Real, no me acuerdo bien. En el puerto grabé con el grupo Aché, integrado por músicos cubanos y mexicanos, el disco del mismo nombre.
Después retomé la docencia, trabajé en el INBA y en la Universidad Cristóbal Colón, y empecé a recuperar todos esos baches que tuve que ir dejando con tal de ganar dinero porque yo era el único medio de subsistencia de mi familia en Cuba, pero ya estando aquí, tranquila, con mi mamá y con mi hija, busqué establecerme.
Arte, ciencia, lux
Llegué a la Universidad Veracruzana gracias al doctor Raúl Arias, que me vio cantando con un grupo de cubanos. Lo busqué y tuve la suerte de que me diera una cita, y entré a la Orquesta de Salsa; después seguí en JazzUV, donde he encontrado el medio de expansión, de creatividad y de improvisación que yo quería.
Cada alumno, cada persona que viene a nosotros, tiene una manera de aprendizaje diferente y tienes que saber cómo lograr que sea eficaz la manera en que lo conduces. En JazzUV preparé el Programa Docente para el Canto Latino, y lo he impartido en el DF, Mérida, el Puerto de Veracruz y Querétaro, y ha tenido un éxito increíble.
Yo agradezco estar en JazzUV porque aquí he adquirido mucho aprendizaje del lenguaje musical, he aprendido muchas cosas.
No se canta por cantar, ni por tener buena voz…
Hay muchas personas que se dedican a interpretar el mismo estilo que yo, que piensan erróneamente que para cantar es suficiente con escuchar la grabación, y eso no es así, el cantante que se dedique a cantar salsa tiene que saber improvisar.
Hace poquito leí un comentario del maestro Eddie Palmieri que decía que no invitaría a Marc Anthony a ninguno de sus proyectos porque no sabe sonear; y la fama la tiene, y es un gran cantante, gran vocalista, su voz es histriónica y muy cálida, pero la gente que conoce los preceptos de la música latina sabe que no es comercial, que es creativa en tiempo real.
Yo siempre le digo a las personas que quieren dedicarse a cantar que desde el inicio traten de aprender música, para que sean capaces de pedir musicalmente, o introducir a los músicos que trabajan con ellas en las cosas que quieren; deben poder escribir, componer, hablar el lenguaje de un músico como si fueran pianistas, bajistas. La pose Karaoke no es buena, porque si tú sacas la canción de oído, no sabes qué sucede ahí abajo en el ritmo, qué sucede ahí abajo con la armonía, qué sucede ahí abajo con la música, y es muy importante que el cantante pueda hablar el lenguaje de los acordes, de las progresiones, de todo eso, para que pueda desarrollar su canto con entera libertad; es muy importante eso.
Créeme, cuando te diga…
A las personas incrédulas que piensan que esto no es un oficio, que no es nada serio, quiero invitarles a que intenten aprender a tocar un instrumento con seriedad. Esta profesión es tan devota y tan entregada como la de un médico o un ingeniero; tenemos que estar estudiando todos los días, creciendo todos los días. El mundo del jazz es maravilloso, es de personas cargadas de defectos, podría decirse, pero que tienen el don de hacernos olvidar esos defectos con sus instrumentos o con su voz, que es lo mismo.
Yo exhorto a los padres a que desarrollen más la creatividad en los hijos, que vean que el mundo puede ser libre a través de uno mismo, de tu interior, y que no limiten nunca la imaginación ni las ideas propias de los niños, que siempre terminan en algo maravilloso. Si ven que sus hijos tienen condiciones de músicos, foméntenlas, si van a ser artistas, la vida se los dirá.
Le doy gracias a Dios… de haber nacido en Cuba
En el Puerto de Veracruz empecé a conocer música cubana y mexicana que no había escuchado y, sobre todo, conocí mucho de la cultura de mi propio país gracias a la devoción que tienen en Veracruz del arte auténticamente cubano. Gracias a eso me volví a enamorar de mi identidad. Mi infancia y mi crecimiento no los cambio, nunca los cambiaría: si vuelvo a nacer, quiero nacer en Cuba; si vuelvo a decidir qué quiero ser, quiero ser cantante.