Las elecciones extraordinarias que se realizaron este domingo en los municipios de Tepetzintla, Chumatlán y Las Choapas no sólo sorprendieron por la alta participación ciudadana sino por el pragmatismo tan burdo y la falta de ética política que exhibió la cúpula priista en su afán de ganar a como diera lugar por lo menos dos de los tres ayuntamientos en disputa.

El caso más prototípico ha sido el de Chumatlán, municipio enclavado en la sierra de Papantla, donde hasta la tarde de este lunes, al cierre del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Electoral Veracruzano (IEV), se anticipaba de manera extraoficial el triunfo –cerrado, muy cerrado, pero triunfo al fin– de la coalición priista “Veracruz para Adelante” al sumar 856 votos; seguido del Partido del Trabajo (PT) con 844, y el partido Movimiento Ciudadano (MC) con 758 sufragios. En ese lugar, donde fueron instaladas 5 mesas de votación, sufragó ¡el 86 por ciento del electorado.

Este apretado margen de apenas 12 votos de diferencia ha hecho que la dirigencia estatal del PT, encabezada por el diputado local Fidel Robles Guadarrama, esté impugnando nuevamente el triunfo priista. Sin embargo, en toda sociedad democrática se puede ganar o perder por un solo voto.

Igual que lo han hecho siempre, como en las dos últimas elecciones presidenciales con su ex candidato Andrés Manuel López Obrador, ahora, ante la derrota en Chumatlán, los petistas denuncian que hubo una “elección de Estado”. Pero si este fuera el caso, los del PT debieron prevenirlo y aliarse con su partido hermano, Movimiento Ciudadano, lo que les habría asegurado vencer a la coalición del tricolor con una proporción de dos votos contra uno.

Sin embargo, antes de su derrota en las urnas, los líderes y candidatos de la oposición se dejaron vencer por su arrogancia y mezquindad. Tanto los del PT como los de MC supusieron que solitos podrían doblegar al mañoso partido en el poder, cuyos operadores políticos le apostaron a la antiquísima locución latina “divide y vencerás”.

Así, pues, a la coalición encabezada por el PRI no sólo le convino que ambas fuerzas de oposición compitieran con candidatos propios, pues entre ambos se restaron votos para imponerse al tricolor, sino que además, sin el menor pudor por la ética política, a través del PVEM, uno de sus aliados, el Revolucionario Institucional postuló a la alcaldía a Ancelmo Gómez Olmos, quien en el proceso electoral ordinario de julio de 2013 había contendido por ese mismo cargo de elección popular como candidato del PAN.

Ello motivó que el partido blanquiazul promoviera ante el Tribunal Electoral del Estado el recurso de apelación RAP/10/01/2014, en el cual planteaba la inelegibilidad de Gómez Olmos porque presuntamente su candidatura por la coalición “Veracruz para Adelante” violentaba lo dispuesto por el artículo 94, párrafo cuarto, del Código Electoral para el Estado de Veracruz.

Sin embargo, en su sentencia, los magistrados del TEEV mantuvieron firme la candidatura del ahora alcalde electo, pues además de argumentar que cumplía cabalmente con los requisitos constitucionales de elegibilidad, su candidatura no contravenía lo estipulado por el artículo citado del Código Electoral ya que “para que se esté en el supuesto del impedimento en cuestión, se requiere que se trate del proceso electoral en el que el aspirante a registrarse por un partido, ya tenga la calidad de candidato por otro, lo que no sucede en la especie, debido a que estamos en un proceso diferente, lo cual permite, al no existir disposición expresa que lo prohíba, participar con otro partido; debido a que lo que se busca con ese impedimento es dar certeza al electorado al momento de emitir su voto a fin de que esté en condiciones de definir su sufragio a favor del candidato del partido político de su preferencia; evitando de esta manera confusión en el electorado, por el hecho de aparecer un mismo candidato por distintos partidos políticos, lo cual solo es permisible cuando exista convenio de coalición”.

“(…) Por lo demás, cabe hacer notar que el PAN, actualmente en el municipio de Chumatlán, Veracruz, postuló como su candidato a Dolores Pérez Sotero, razón por la cual de ninguna manera se actualiza la hipótesis prevista por el artículo 94, párrafo cuarto del código de la materia, al quedar el ciudadano mencionado (Ancelmo Gómez), sólo registrado en el presente Proceso Electoral Extraordinario, por la coalición ‘Veracruz para Adelante’ ”.

Obviamente la duda que queda es si estos candidatos, que en menos de un año brincaron de un partido a otro sólo para saciar sus apetitos personales de poder, garantizarán lealtad y buenos gobiernos municipales apegados a los principios ideológicos de los institutos políticos que los postularon, los cuales ni han de conocer.

Pero lo realmente inexplicable es que el PVEM se haya puesto muy ducho en Chumatlán para “piratearse” al ex candidato del PAN, mientras que en Las Choapas, un municipio de mayor importancia poblacional y económica que el de la sierra totonaca, haya dejado pasar los tiempos legales para registrar al candidato que representaría a la coalición “Veracruz para Adelante”, lo que obviamente le facilitó el triunfo al abanderado del PRD, Marcos Estrada Montiel.