En la reforma energética no sólo no hay mecanismos reales de transparencia y control de la ciudadanía para evitar la corrupción, sino que el poder que se le está otorgando a la Secretaría de Energía y a los organismos que de ella derivan, es de alcances magnánimos.             

Con la propuesta gubernamental, la nueva (¿será como el nuevo PRI?) Secretaría de Energía tendrá, entre otras, las siguientes atribuciones: adjudicar asignaciones y seleccionar áreas de objeto de los contratos de explotación de hidrocarburos; diseñar contratos y dictar los lineamientos técnicos de licitaciones; otorgar permisos para la refinación y procesamiento de gas; otorgar concesiones de agua para la explotación geotérmica.

Además, dependerán de la secretaría los órganos reguladores. Nos preguntamos: ¿quién va a vigilar al secretario de Energía que responde al Presidente de la República?

Las trasnacionales petroleras en el mundo tienen tanto poder como muchos gobiernos.

¿Qué medidas se tomarán para evitar que el proceso democrático de nuestro país quede atrapado por financiamientos ilícitos y otras presiones de los grandes intereses?

Este planteamiento es más sencillo de contestar y por eso tan grave: Ninguna. Si vimos a Televisa en su máxima expresión en 2012, esperemos ver en campaña a Exxon, Shell, Chevron, BP, etcétera.

¿Cuáles serán las herramientas regulatorias para evitar la depredación?

La historia reciente de la minería en México es la mejor demostración de la depredación ambiental, social y económica del país. No sólo no hay organismos reguladores, sino que, en general, los gobiernos locales, estatales y federales están vinculados, solapan e incluso la promueven.

En otros ámbitos, como el electoral o incluso la Suprema Corte de Justicia, las resoluciones están sujetas a la opinión del Ejecutivo que, a su vez, está al servicio de los grandes poderes económicos del país.

Por ello es muy pero muy poco creíble que la Secretaría de Energía o la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) o la Agencia de Seguridad Industrial y Protección al Medio Ambiente tengan la más mínima autonomía para poder evitar la depredación.

¿Cómo asegurar que la reforma incremente la productividad de Pemex si no se enfrenta el problema de la corrupción dentro del sindicato?

No sólo es el tema del sindicato. La corrupción de los altos directivos de Pemex es gravísima y está ligada a la impunidad. Lo más grave es que no se ven mecanismos para disminuir la corrupción en Pemex ni en la Secretaría de Energía.

Ese es al panorama real de una reforma rechazada por la sociedad.