De acuerdo con una encuesta del Grupo Reforma publicada en la edición del pasado lunes 12 del diario capitalino, si hoy fueran las elecciones para presidente nacional del PAN, el 48% de los militantes del partido blanquiazul votarían por el ex dirigente Gustavo Madero y el 37% por el senador con licencia Ernesto Cordero.

Estos resultados datan de hace una semana, pues la encuesta fue aplicada el 7 y 8 de mayo vía telefónica a 400 militantes del PAN de las 31 entidades del país y el Distrito Federal. Sin embargo, aunque aparentemente Madero le sacaría 11 puntos de ventaja a Cordero, lo interesante del asunto está en que alrededor del 15% de la militancia aún no tendría decidido por quién votar.

Por ello, a menos de cinco días de la elección, ambos contendientes están echando toda la carne al asador. En esta última semana Cordero presumió el apoyo de la joya del calderonismo: Margarita Zavala, quien grabó un video manifestando su adhesión a la candidatura del ex secretario de Hacienda, mientras que Madero alistaba para este miércoles 14 un simbólico mitin en el CEN del PAN con gobernadores, alcaldes, senadores y diputados panistas de todo el país.

En diciembre de 2010 la señora Zavala jugó un papel determinante en la primera elección de Madero al persuadir a Roberto Gil Zuarth, entonces secretario particular del presidente Felipe Calderón, que en aras de la unidad partidista declinara a favor del chihuahuense no obstante que en la primera ronda de votación del Consejo Político Nacional había quedado sólo seis votos debajo de su oponente: 122 contra 128. A cambio, Madero habría acordado cederle posiciones al grupo del calderonista en el nuevo CEN, pero finalmente incumplió.

Ahora, los simpatizantes más optimistas de Madero calculan que ganarán con una proporción de dos a uno. Pero otros, más sensatos, advierten que la diferencia pudiera ser relativamente apretada, por lo que vaticinan que la elección podría judicializarla el bando del senador.

En un texto publicado este lunes en el diario Reforma, el ex dirigente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares, plantea que “sólo una pregunta es relevante para mantener la unidad del PAN: ¿los corderistas van a aceptar su derrota, sin chistar, sí o no?”, pues advierte que “son muchas las señales, filtraciones a columnas y datos objetivos, donde anuncian que impugnarán los resultados”.

Martínez Cázares hace la siguiente recriminación: “Ya se preparan las maromas para desfilar en el Tribunal Electoral. Han impugnado casi todo; declaran que ‘la cancha no es pareja’, acusaron al árbitro electoral de parcial, se duelen de la paja del gasto en el ojo ajeno, sin ver la viga en el propio. Y el día de la elección, dependiendo de lo que digan las ‘encuestas de salida’ subirán o bajarán el volumen y tono del lloriqueo. Ya deben estar ensayando los cánticos del ‘acarreo maderista’, la ‘presión a votantes’ de los gobernadores simpatizantes con Madero, los ‘funcionarios de casilla promoviendo el voto’, y toda esa lastimosa letanía de gemidos del derrotado en las urnas, que no asume su responsabilidad y busca consuelo en el anuncio mediático y el reclamo judicial”.

Y persiste: “¿Van a respetar los corderistas una ventaja de Madero de 0.56% de los votos, como la que le sacó legítimamente Felipe Calderón a López Obrador?, o de plano, ¿van a bloquear la Avenida Coyoacán, lugar de la sede nacional panista, hasta que se les reconozca su ‘victoria’, mientras ‘mandan al diablo’ a las instituciones partidarias?

“Ambos candidatos deben reconocer sea cual sea la decisión, que los panistas no se equivocarán. No existen votos limpios, ni sucios. Votos angelicales o votos comprados. Votos inteligentes y votos extraviados. Todos los votos panistas son de personas libres. No hay un censor de los sufragios, ni autoridad suprema por encima de la decisión de los militantes.

“Someter los valores e intereses individuales al veredicto soberano de las urnas, para elegir a dirigentes y candidatos, es una de las más caras banderas del panismo; respetar esa convicción de que la democracia es herramienta de civilización y único mecanismo político para dirimir las controversias entre quienes piensan diferente, distinguirá a quien verdaderamente ‘siente orgullo de ser panista’, de quien sencillamente es un ‘panista orgulloso’.

“Con baladronadas algunos antimaderistas han deslizado que están dispuestos a la ruptura. ¿Acaso ya platican con esos nuevos partidos que buscan obtener su registro en el INE, como el Frente Humanista Nacional o Encuentro Social?”

Martínez Cázares reprocha que “ofrecer antipriismo a los panistas es soflama barata, todo el mundo aplaude, pero son bombas de jabón, con las que miles de mexicanos no mejorarán su condición de vida”. Y resume que “la ruta radical de oponerse a todo, entorpecer todo y paralizar todo, no convierte al PAN en ‘competencia’ del PRI, sino en ‘impotencia’ como López Obrador. ¿Eso quieren los corderistas, hacer del PAN, otro peligro para México?”

Pero, en Veracruz, maderistas como Miguel Ángel Yunes Linares y su hijo el senador Fernando Yunes Márquez han recurrido a la misma estrategia descalificadora que le critican a los del grupo contrario. La última calumnia del ex candidato del PAN a la gubernatura fue inventar que Cordero, en su reciente visita a Coatzacoalcos, habría cenado en lo obscurito con el gobernador priista Javier Duarte en casa de su suegro Tony Macías; en tanto Yunes Márquez ha retado al operador corderista Enrique Cambranis a debatir públicamente pero no sobre las plataformas políticas de ambos candidatos a la presidencia del CEN, sino sobre la supuesta cercanía con la administración duartista del dirigente estatal del blanquiazul con licencia.

Pura “insidia” y “estercolero para lastimar”, recriminaría Martínez Cázares.

¿Tan en desventaja se sienten los Yunes en Veracruz? Ya lo veremos este domingo.