La llegada de Taumbú a la ciudad, el encuentro con las percusiones de manos y el movimiento afro dieron un giro a la vida de Javier Cabrera:
Juego de manos, es de cubanos
A partir de la llegada de Taumbú se armaron varios grupos y se hizo todo un movimiento. Se empezaron a organizar los primeros cursos de danza y percusión afrocubana; eso fue como en el 83-84, vino gente de
Cuba que trajo Lázaro Cárdenas Batel, el hijo de Cuauhtémoc; él fue uno de los primeros rumberos que hubo en México. Por el apoyo que brindó su abuelo cuando se gestó el movimiento revolucionario, primero desde la ciudad de México y posteriormente desde Tuxpan, Veracruz, de donde salieron los revolucionarios, pues había un vínculo muy fuerte con la familia Cárdenas y por eso fue lo de los extranjeros a los que se les abrió la puerta en el Instituto Superior de Artes de La Habana; es de la generación de Roberto Vizcaíno, de Eugenio Arango, percusionista de Pablo Milanés; de Oscarito Valdés, el hijo de Óscar Valdés y sobrino de Chucho Valdés, y en esa época, Lázaro traía grupos completos de cubanos a dar cursos en la Ciudad de México, los movía a Tijuana y después se conectó con nosotros, y los traía también aquí, a Xalapa.
Yo viví en Cuba un año y, cuando regresé, me encontré a 12 cubanos con Lázaro Cárdenas, viviendo aquí, en mi casa; le había dejado la llave a Pedro Miguel y a él se le hizo fácil decir: “Lázaro, Javier está en Cuba y ahí está su casa”, y cuando llegué estaba aquí lleno de músicos legendarios de Cuba.
Ese fue el inicio de todo un movimiento afro que, hasta la fecha, no ha parado en Xalapa y que es gigantesco, es enorme y en todos los ámbitos, porque en esa época era mucha influencia afrocubana y algunas cosas haitianas que había traído Taumbú, pero que después se fue enriqueciendo con toda la gente que venía del Conjunto Folklórico Nacional y del ISAH, tanto en danza como en percusión.
Nkosi Sikelel’ iAfrika
Después llegó Zimbo Abuba Baba (Craig Woodman, era su verdadero nombre), un músico afronorteamericano, descendiente de guineanos, que fue como la continuación de Taumbú; él fue el primero que trajo un tambor djembé a Xalapa. También trajimos a
Marco Campos, que era integrante de Perú Negro; él trajo el cajón peruano y empezó a generar talleres y cursos junto con la maestra Rocío Sagahón, que apoyaba mucho este tipo de eventos y tenía un local en Coapexpan que se llamaba Zopilote; ahí se dieron cursos de danza y de percusión afroperuana y después empezaron a traer músicos africanos y fue generándose en Xalapa un movimiento afro muy grande, que crece y crece y crece al grado de que los fines de semana todos los tamboreros dedicados al batá, por ejemplo, están en el DF. Hay muchos percusionistas de Xalapa enfocados a la cuestión de la santería que viven de eso; se van a la Ciudad de México desde el jueves, regresan el domingo en la madrugada o el lunes y viven de tocar tambores de santo en la ciudad de México. Allá el movimiento de la santería es muy fuerte, al grado de que existen como 23 juegos de tambores batá, fundamentados solo para tocarse en ceremonias religiosas, pero hay pocos tamboreros y eso implica que se llevan de Xalapa todos los tamboreros consagrados que hay aquí, que son una buena cantidad.
Actualmente hay un lugar que se llama Quilombo, es un espacio para la danza y para la percusión afro, ya sea capoeira de Brasil, djembés, balafones de Guinea, tambores batá o congas; ellos organizan el festival Raíces, que se hace en la el rancho La Olla, por el rumbo de Zoncuantla.
Para bailar Rumbamba se necesita…
Otro movimiento fuerte es el que inició la maestra Estela Lucio, que es una de las fundadoras de la danza afro aquí, en Xalapa; ella empezó a fusionar el son jarocho con influencias afro e hizo varios proyectos, uno de ellos fue Rumbamba, que fue una mezcla entre rumba y son jarocho; esas fueron las raíces de lo que posteriormente se conoció como espectáculo Jarocho!
De esa época es, también, un músico que fue de los primeros que empezó a tocar percusión dentro del son jarocho, Honorio Robledo. Ahora ya oímos son jarocho con congas, con bongós, con cajón, con djembé y hasta con batería, pero en esa época era como algo prohibido.
Percusiones y repercusiones en las grabaciones
He grabado como 20 o 22 discos de todo tipo: participé en el primer disco de jazz que se grabó en Veracruz, Festival; he grabado con la Orquesta de Música Popular, con Orbis Tertius, con el Combo Ninguno, con Rico Melao, con Arturo Cipriano, que era cabecilla de La Nopalera, un grupo de los años setenta; con él grabamos un disco que comenzamos en Oaxaca y terminamos en Tijuana, se llama El Costumbre. Con Popo Sánchez fuimos a grabar un disco a la ciudad de Mérida, íbamos, yo, Leo Corona, Nayo y Vitillo. He grabado con varias cantantes, entre ellas, Messe.
Entre candilejas yo toqué
Mis primeros trabajos de teatro fueron con el maestro Raúl Zermeño, fundador de la Compañía de Teatro y de la Facultad de Teatro; con él hice los primeros pininos en este campo. Después trabajé en dos obras con Enrique Pineda: Veracruz, Veracruz, y La última carcajada de Rosa Pérez, en esta participé con un grupo de percusiones que yo lideraba, se llamaba Puro Ritmo; esa obra la estrenamos en la Ciudad de México. Participé con Abraham Oceransky en un par de obras en las que fui musicalizador y actor. Después trabajé con Jean-Marie Binoche, el maestro de teatro de máscaras que formó a Adriana Duch y Alicia Martínez; Alicia formó el grupo Tablas y Diablas, estaban en la Cerrada de Juárez, con ellas trabajé en varias obras, entre ellas, Juan Volado y ¿De qué te ríes?
Con la ORTEUV musicalicé una obra que dirigió Saúl Meléndez; estaba ambientada en un rollo oriental y nos pusimos a construir instrumentos, y los mismos actores tocaban calimbas, gongs y otros instrumentos que recreamos para ese montaje. Me ha interesado mucho hacer música para teatro, es algo muy enriquecedor
El eterno retorno
Estuve diez años fuera del Orbis. En ese tiempo se salieron casi todos los compañeros, el único que quedó (que era el jovencito de esa época) fue Miguel Flores, el actual director; ahora que regreso me encuentro con un grupo totalmente diferente, con Óscar Terán en el bajo, Arodi Martínez en el sax, Miguel Flores en el piano, Rolando Alarcón en la batería y yo en la percusión; ya es un grupo totalmente diferente, que está tocando una cosa muy distinta a lo que se tocaba en la época en que Lucio era director.
Actualmente, además de Orbis, estoy trabajando con Paty Ivisson; estamos grabando su disco. Recientemente formamos un trío con Messe en la voz, Miguel Flores en la guitarra y yo en las percusiones; a la hora de buscar un nombre yo propuse uno que es un juego entre Messe, las edades de Miguel y mía, la necedades de Messe y aquel viejo grupo español. El trío se llama Mesedades (risas).
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