Pepe, Héctor y Fernando Yunes
Pepe, Héctor y Fernando Yunes

Con estrategias que van de la promoción en corto y la adhesión de posibles aliados al abierto proselitismo, los tres senadores veracruzanos muestran por qué les interesaba llegar a la Cámara alta: lograr la candidatura a la máxima magistratura de la entidad para 2016.

Aunque en teoría no han llegado los tiempos, hace varios meses que la batalla ha comenzado. Los tres alegres Yunes (Héctor, José Francisco y Fernando; priistas los primeros; panista, el último) aparecen en todos los medios, sonrientes la mayoría de las veces, circunspectos cuando el tema es serio, abiertos a cualquiera que se les acerca, dicharacheros con la plebe, prolijos a la hora de hablar con la prensa.

Y es que ser Senador de la República no es cosa menor: significa representar a todo el estado, gestionar programas y recursos federales para beneficio de ayuntamientos y grupos sociales, establecer una relación franca y abierta con el Gobierno de la República, moverse por todo el territorio veracruzano sin necesidad de explicar razones, reunirse con grupos representativos, lanzar peroratas, confrontar al Gobernador del Estado, pasar por alto a sus dirigentes partidistas, amagar con bloquear gestiones.

Salvo José Francisco Yunes Zorrilla, que se ha mostrado respetuoso de la investidura de quien gobierna Veracruz y sigue realizando gestiones en dependencias federales a favor de varios municipios, los Yunes de Soledad de Doblado, unidos por la estirpe familiar y por el tono rijoso, aunque en diferentes partidos, han preferido desmarcarse de Javier Duarte de Ochoa, aunque por distintas razones.

Héctor Yunes Landa
Héctor Yunes Landa

El priista Héctor Yunes Landa, porque tiene en contra toda la maquinaria del priismo estatal en el poder, condenado por la latente fidelidad a no llegar siquiera a ser considerado para abanderar a su partido, derrotado en la misma tentativa cuando le ganó el brinco quien actualmente gobierna. El exdirigente estatal priista viene por todas las golosinas, y ha confrontado a Duarte en declaraciones con las que ha querido establecer las nuevas reglas que supone el retorno del tricolor a Los Pinos.

El panista Fernando Yunes Márquez, porque el PRI ha puesto hace ya tiempo toda la carne al asador para que ni él ni su padre, el excandidato panista a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares, puedan poner en riesgo un imperio gestado hace nueve años con la llegada de su archienemigo Fidel Herrera Beltrán.

Las posibilidades de los senadores

Desde que se previó que solo los Yunes serían los representantes de Veracruz en el Senado, sobre todo cuando en el seno del PAN hubo casi batalla campal para que Fernando obtuviera la primera posición de la fórmula blanquiazul, haciendo a un lado a Julen Rementería del Puerto (quien recaló en el Congreso local), los obuses se dirigieron contra los Yunes choleños, tío y sobrino.

A Fernando no le va a ser menos difícil hacerse con la candidatura panista en 2016, que a Héctor Héctor Yunes Landa con la del PRI. Antes de lograr la hazaña de emular a su padre, Fernando y familia deben velar por mantener la presidencia nacional del PAN en las manos de Gustavo Madero, quien la pelea duramente –con el secreto apoyo del presidente Enrique Peña Nieto y varios gobernadores blaquiazules– frente al ex aliado yunista Ernesto Cordero. Que el actual dirigente del PAN con licencia logre su reelección significará que el tema de la candidatura en Veracruz se dirima en una reunión familiar entre Fernando y su padre.

Fernando Yunes Márquez
Fernando Yunes Márquez

Y es que Fernando Yunes Márquez ha mostrado abiertamente su aspiración de ser gobernador, pese a tener apenas 32 años. De qué partido va a ser el próximo mandatario, el exdiputado local nacido en Xalapa ha dicho: “Va a ser panista, eso no me cabe la menor duda; todos los que nos dedicamos a esto aspiramos a ser gobernador de Veracruz, pero todo llegará en su momento”.

Pese a su edad, Fernando Yunes Márquez ha mostrado con creces su valor político, su capacidad mediadora y un temple que no le hace caer en las posturas de radicalismo personalista que caracterizan a su padre y a su hermano, el alcalde de Boca del Río. Siendo diputado local logró mantener su postura como legislador opositor, pero se sumó a iniciativas que consideró válidas y pertinentes,

Su tío Héctor, en cambio, ha blandido como arma en sus ires y venires por Veracruz no solo apoyos de grupos priistas que estarían resentidos con el exgobernador Fidel Herrera Beltrán, sino también su supuesta cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto y fuertes grupos del priismo nacional. El problema es que irán tras su desgaste, por lo que no sería extraño que buscara el cobijo de otras siglas para lograr su propósito.

Poco sabemos, ciertamente, si la actividad desplegada por Héctor Yunes ha trascendido los meros propósitos políticos y se ha adentrado en gestiones que redunden en beneficios concretos para sus paisanos. No lo sabe quien esto escribe, lo que no quiere decir que no la haya hecho, pero su discurso se ha centrado en impulsar su imagen o en dimensionar los avances legislativos logrados por el Senado de la República.

José Yunes Zorrilla
José Yunes Zorrilla

Por su parte, el peroteño Pepe Yunes amaga con ser amigo muy cercano del secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, con quien compartió estudios universitarios y tareas legislativas en la Cámara de Diputados. El problema es que nunca en la historia del poder contemporáneo en el país un secretario de Hacienda ha tenido la osadía de solicitar al Presidente una posición del tamaño de una candidatura gubernamental a favor de un recomendado, así sea su amigo más cercano.

Sí ha podido, seguramente, facilitarle muchas gestiones que favorecen a ayuntamientos, al gobierno estatal y a grupos empresariales, lo que le redundaría en una simpatía creciente en diversas regiones de la entidad. Pero Pepe Yunes debe caminar a sabiendas de que la única voz autorizada por Peña Nieto en el terreno político es la del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, más cercano a Héctor, y no la del secretario de Hacienda y Crédito Público, por más mexiquense que sea.

Los poderosos tecnócratas acechan

Sin embargo, desde lo más alto del gobierno federal hay al menos dos tecnócratas veracruzanos de altos vuelos que tienen amplias posibilidades de desprenderse para saborear el polvo de los caminos veracruzanos, como en su momento lo logró don Agustín Acosta Lagunes. Me refiero a Fernando Aportela Rodríguez y José Antonio González Anaya.

Fernando Aportela es subsecretario de Hacienda y Crédito Público,  integrante del Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero. Estudió la licenciatura en Economía por el Instituto Tecnológico  Autónomo de México (ITAM) y es doctor en Economía por el Massachusetts Institute of  Technology.

Fernando Aportela Rodríguez
Fernando Aportela Rodríguez

Fue subsecretario de Ingresos de Sefiplan durante el gobierno de Miguel Alemán Velazco, investigador gerente en la Dirección General de Investigación Económica del Banco de México, director de área del Gabinete Económico de la Presidencia de la República, miembro del equipo asesor del Secretario de Hacienda y Crédito Público y profesor de Finanzas Públicas en el ITAM.

Cuando hablamos de él y de Pepe Yunes, ya podemos imaginar quién está más cerca de Luis Videgaray, aunque es posible que el titular de Hacienda prefiera tenerlo en su equipo y no en el Golfo de México, si bien explotar las potencialidades económicas de Veracruz puede ser muy importante en la segunda mitad del sexenio peñista.

Junto al joven Aportela se encuentra el oriundo de Coatzacoalcos, José Antonio González Anaya, actual director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quien es doctor en Economía por la Universidad de Harvard y experto en pensiones y jubilaciones.

González Anaya ha sido coordinador de asesores de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y coordinador con Entidades Federativas, siendo titular de la dependencia Agustín Carstens. Se ha desempeñado como economista en el  Banco Mundial y como investigador y profesor para el Centro de Análisis para el Desarrollo, de la Universidad de Stanford.

José Antonio González Anaya
José Antonio González Anaya

En el sexenio de Felipe Calderón, fue subsecretario de Ingresos de la SHCP y responsable de cabildear el presupuesto federal. Participó en las reformas que se realizaron al ISSSTE. Como dato interesante está el hecho de que en 1991 laboró en la oficina del jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, José Córdoba Montoya, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.

Dos veracruzanos, como se ve, con una visión realmente global de lo que significarían políticas públicas ambiciosas y transformadoras.

Así que la ruleta sigue su curso.

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