Aunque no se realizó en su totalidad, porque en estados como Michoacán, Oaxaca y Chiapas lo impidieron los profesores de la CNTE, el primer Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial, instrumentado por la SEP como parte de las acciones derivadas de la reforma educativa, arrojó datos muy interesantes.

No solo que en nuestro país laboran, en el sector educativo federal, 978 mil 118 maestros frente a grupo, cifra que rebasa el millón de docentes si consideramos los 98 mil 576 questuvieron ausentes de sus escuelas a la hora de aplicar este instrumento y que, por cierto, estarían en riesgo de perder su empleo. No.

Si bien esos datos tienen sentido a la hora de establecer con quiénes se buscará el compromiso de mejorar la educación, los datos más escalofriantes se refieren al numeroso ejército de profesores y otros profesionistas que no dan clases, sea porque están comisionados por la organización sindical en labores que no se refieren al proceso educativo propiamente dicho o porque simplemente son unos cínicos aviadores que sangran cada quincena al erario.

Tal vez pocos se extrañen que, en nuestro país, más de 30 mil personas que perciben salarios como trabajadores de la educación, con los mejores ingresos, estén comisionados a labores sindicales. Nuestra capacidad de asombro ha ido disminuyendo al grado de considerar como normal que el Estado subsidie no las actividades sindicales de sus trabajadores sino la actividad política de unos mil profesores por estado en promedio.

Lo que sí parece digno de novela de terror político es el número de zánganos que cobran sin trabajar frente a grupo ni cumplir funciones sindicales y, en el colmo, sin siquiera conocerse su ubicación o beneficio.

¿Y sabe por qué? Porque según datos ofrecidos por el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, son 39 mil personas que nadie conoce, pero que están cobrando religiosamente su cheque cada quincena, a veces en sus propios lugares de residencia sin el esfuerzo de acudir a la caja, y sin que el país reciba nada a cambio.

En ese ejército de corruptos puede uno imaginar a dirigentes y militantes partidistas, individuos al servicio personal de funcionarios públicos, amantes, periodistas, empleados que con ello completan sus altos salarios, dirigentes sociales cooptados por el Estado, amigos y compadres de poderosos.

Bien haría el gobierno federal en rasurar la abultada nómina para mandar al infierno a estos parásitos; el titular de la SEP ha prometido que serán sometidos a verificación, lo que puede significar un periodo de negociación para mantener los que sean defendidos por los organismos educativos de las entidades, cuando la orden debiera ser expulsarlos de inmediato del paraíso presupuestal si no justifican su presencia en las dependencias.

Veracruz, de los estados con más profesores

Al presentar los resultados del censo, el presidente del Instituto Nacional de Geografía (Inegi), Eduardo Sojo, dijo que del millón 949 mil personas que trabajan en el sistema educativo, solo 978 mil son maestros frente a grupo, cifra que, agregando a los directores que hacen tareas docentes o las dobles plazas, llega a un millón 128 mil.          

Hay que recordar que con estos datos, la SEP construirá la nómina de maestros a partir de 2015, por lo que pedirá a los gobiernos de Michoacán, Oaxaca y Chiapas hacer cargo de levantar el censo en los centros escolares faltantes y, con ello, incorporar a cerca de 100 mil maestros que se negaron a responder el instrumento aplicado por el Inegi. Caso contrario, quedarán automáticamente fuera de la nómina.

El 86.4 por ciento de los 236 mil 973 centros de trabajo censados son públicos (faltando poco más de 24 mil) y la mayoría se concentran en los estados de Veracruz, México, Jalisco, Puebla y Guanajuato.

En cuanto a la situación de los edificios escolares, Veracruz también está presente pero en sentido negativo. Junto con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, es de las entidades en que se localizan los planteles sin construcción o de materiales precarios, lo que debería significar un trabajo intenso y una gestión denodada por parte del Instituto de Espacios Educativos, que ahora dirige la polémica Xóchitl Tress Rodríguez.

La situación de los planteles es grave en el país: casi el 50% no cuenta con drenaje, una tercera parte carece de agua potable, 11 por ciento no tiene luz (imposible pensar en esos planteles en el uso de las nuevas tecnologías) y cerca de 13 por ciento no cuenta con baños. Por lo visto, nuestra entidad es una de las que más puntos negativos observa en esta materia.

Habrá que ver cómo logramos que los recursos que invertirá la SEP en los programas Escuela Digna y Escuelas de Excelencia, por un monto cercano a los 10 mil 500 millones de pesos, aterricen en Veracruz, aunque por los datos aportados por la Auditoria Superior de la Federación en que señala inconsistencias en el gasto social durante 2012, algo debiera hacerse para amarrarle las manos a quienes destinan esos recursos a tareas electorales o simplemente, por incapacidad, no los ejercen.

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