El lunes comentamos que en 2009, tras la salida de Lucio Sánchez y Franco Bonzagni, Orbis Tertius quedó integrado por José Miguel Flores en el piano, Óscar Terán en el contrabajo, Rolando Alarcón en la batería, Cristian Mendoza en los saxofones y Beto Cobos en la guitarra. Se inauguraba una época y se planeó, entre otras cosas, volver a grabar.
-Nos gustaba cómo estaba sonando el grupo en esa época con Cristian Mendoza y Beto Cobos -comenta Miguel Flores, actual director-, y planeamos un disco, en parte como registro y en parte para explorar y aprender pero, principalmente, para difundir y promover el trabajo que estábamos realizando y la nueva propuesta del Orbis. Quisimos montar música básicamente original, pero también hicimos unos arreglos de música mexicana; abordamos tres temas: uno de Mario Ruiz Armengol, uno de Agustín Lara y otro de Quirino Mendoza, que no es muy conocido, pero es el autor de Cielito Lindo.
La composición ha sido, siempre, uno de los méritos de Orbis Tertius; su repertorio, además de integrarse con piezas provenientes del jazz y con arreglos a la música popular, se ha nutrido de partituras aportadas por Guillermo Cuevas, Franco Bonzagni, Lucio Sánchez, Miguel Flores y, más recientemente, Cristian Mendoza y Óscar Terán, quien comenta:
–El Orbis es como una especie de laboratorio para componer, por eso es que la composición siempre ha sido parte importante del material del grupo.
Pero la composición en el jazz es peculiar; no se trata, como en otros casos, de que el compositor llegue con sus partituras y los músicos las interpreten; en esta música, la propuesta del compositor es un detonante de la creación colectiva:
Beto Cobos:
-Cada quién tiene diferentes estilos. Por ejemplo, Miguel ha llegado con el papel bien escrito, hasta con partes diferentes para cada instrumento; Cristian Mendoza es todo lo contrario; él llega y nos platica la canción y la hacemos sobre la marcha. Yo soy como intermedio, muchas veces he llegado con la canción escrita y empezamos a sonarla; a veces no me gusta y llego al día siguiente o al tercer día ya con el papel definitivo. Y, bueno, también la adecuo al grupo; a veces pienso, aquí me gustaría un solo de bajo, por ejemplo, pero la modifico cuando la escucho; a veces la acorto, la alargo; la trato de integrar al sonido de la banda
Miguel Flores:
–Desde chico siempre me ha gustado la composición porque creo que es parte de la búsqueda. Dentro del lenguaje del jazz, además de admirar a los grandes músicos, uno trata de buscarse a sí mismo por medio de la composición. La base del jazz es la improvisación y, el de la improvisación, es el mismo proceso que el de la composición, con la diferencia de que en la composición se pueden hacer modificaciones y en la improvisación lo que quedó ya no se puede mover. A veces, a la hora de componer, hay cierta sonoridad que me gustaría escuchar en algunas partes de la canción, pero, generalmente prefiero los solos espontáneos, porque me gusta más la frescura de la espontaneidad.
Óscar Terán:
-Es parte del reto, como todos sabemos, mucho de lo que caracteriza al jazz es la espontaneidad, así que cuando estás en una agrupación tienes que reinventar todos los días para que no se pierda la frescura.
La búsqueda incesante de esa espontaneidad, de esa frescura; esa constante reinvención, hacen del jazz un río de Heráclito. Jazz Quinteto, se presentará el viernes por venir. Aunque en el concierto intervinieran los mismos músicos que hicieron la grabación, aunque no hubieran pasado cuatro años, el sonido sería diferente: las motivaciones serán otras, los solos serán distintos y el público aportará su parte.
Pero, en este lapso, han seguido los cambios: primero se fue Beto Cobos y su lugar fue ocupado por Felipe Fournier, percusionista puertorriqueño especializado en el vibráfono, que estuvo un tiempo y después emigró. Posteriormente se reintegró el percusionista Javier Cabrera, tras 10 años de ausencia y, finalmente, el saxofonista oaxaqueño, Arodi Martínez, llegó a cubrir la vacante que dejó Cristian Mendoza. Ellos, Arodi, Miguel, Óscar, Javier y Rolando, serán los responsables de lo que suceda el próximo viernes 21 de marzo, a las ocho y media de la noche, en la sala Chica del Teatro del Estado. Asistan, no bajarán dos veces a ese mismo jazz.