La llegada de Alberto Silva Ramos al área de comunicación social del Gobierno del Estado es directamente proporcional  a la necesidad de corregir distorsiones en la imagen del gobernador Javier Duarte de Ochoa, lo que significa no solo un reconocimiento al exsecretario de Desarrollo Social sino una verdadera papa caliente.

 

De entrada, Silva Ramos debe disminuir e, incluso, desaparecer la enorme brecha abierta entre gobierno y medios de comunicación, para lograr en el corto plazo reposicionar la imagen del gobernador Javier Duarte.

 

Para ello, el Cisne (como popularmente se le conoce) tiene una enorme ventaja sobre su antecesora: más que habilidades como comunicador, a Silva Ramos se le reconocen enormes habilidades políticas, las que ha demostrado desde su ingreso a ese puesto de sacrificio.

 

Lo primero que observó el vocero estatal es la enorme inconformidad del gremio contra el gobierno veracruzano, cuyos representantes fueron excluidos y golpeados sin media interlocución válida alguna.

 

Si bien su antecesora Gina Domínguez se dedicó a fortalecer el área informativa (se emitían entre ocho y diez comunicados diarios), dejó de lado la operación política y no solo no opuso resistencia a medidas contra los medios sino que ella misma se ganó a pulso la enemistad de la mayoría, al punto de que hubo una casi unánime petición de que se fuera.

 

Silva Ramos, en cambio, no ha descansado en la encomienda de abrir puertas del gobierno tanto a dueños y directivos de medios de comunicación como a comunicadores de a pie, con lo que muy pronto habrá abierto el abanico de opciones y sabrá con quiénes trabajar para mejorar la imagen del gobierno.

 

En abono a esta percepción baste citar la primera acción que realizó al llegar a la Coordinación General de Comunicación Social: acudir con el gobernador Javier Duarte a un desayuno en la Casa del Caricaturista, para convivir sin protocolos con los cartonistas veracruzanos.

 

Y todo parece indicar que esa tónica continuará, porque tiene la idea de que es necesario respetar a los hombres y mujeres que hacen posible llevar el mensaje de su gobierno a la sociedad veracruzana, mediante una interlocución respetuosa y permanente.

 

Ojalá que en ese descenso a las aguas cenagosas de la comunicación logre mantener impoluto su plumaje.