Nunca he llevado un diario personal pero supongo que debe ser un ejercicio interesante porque, de escribirlo con sinceridad, tendremos un registro de nuestros días serenos, los tormentosos, aquellos en los que el tedio nos arroja al abismo de la nada, los martes que decidimos convertir en día festivo, las buenas y las malas, la salud y la enfermedad y todos los etcéteras que den fe de que nuestra vida es más caleidoscópica, más ruedadelafortuna de lo que suponemos.

¿Bastarán 12 días para tener un collage de todos los que somos?, al saxofonista gaditano Pedro Cortejosa le bastaron para caminar, morir, nacer entre una fina capa en La Bemol que envuelve al mundo, y una flor.

Su disco de este año, 12 días, es precisamente ese diario detallado:12 días

«El disco es el resultado de un experimento sin pretensiones, un reto musical en el que la idea era componer un tema cada día. Cada día en un tono hasta completar la docena. Estuviese con prisa, tranquilo, lucido [sic] o con fiebre (como de hecho ocurrió), no debía interrumpir el flujo creativo durante ese tiempo», le comentó a Salvador Catalán sobre este trabajo que va de la calma nostalgiosa a la energía controlada, de sus orígenes de trovador y poeta al rock a las resonancias de Dexter Gordon y Joe Henderson, influencias que le han servido de arcilla para modelar su discurso personal.

En la adolescencia, antes de enamorarse de la rubia de voz sensual y cuerpo que sugiere la inicial de la música que ahora lo ha atrapado (J), Cortejosa fue amante de una mujer con cuerpo de madera y seis cuerdas vocales:

«Cuando empecé a tocar la guitarra con catorce años siempre estaba escribiendo canciones, con temáticas más o menos adolescentes que ahora podrían dar risa, pero en las que había una preocupación por la forma totalmente instintiva. Supongo que la música que oía, la de los cantautores de esa época, como Serrat, Aute, Silvio o el mismo Javier Rubial, contribuyó a esto», comentó a Sergio Masferrer en una entrevista.

El cambio lo hizo en 1990 y durante este cuarto de siglo ha ido construyendo una carrera en la que, como sucede con el vino, el tiempo ha sido la clave de la excelencia y a la que ha agregado otro ingrediente que le confió a Tamara García: «Para crear arte debe hacerse desde la verdad, yo desde luego no encuentro otra manera de hacerlo».

Tres discos anteceden al de este año: Mosaico, publicado en 2002; Numen, en 2005 y Trivio, en 2009. Ha transitado por varias bandas: Mais que nada Quinteto, Blues Band de Granada, Los Trapecistas, Nota im Blues, Azul, Confirmation Quinteto, la Orquesta de Jazz de Andalucía dirigida por Perico Sambeat, la Sonora Big Band y algunas más. Ha estudiado en varios conservatorios, ha tomado seminarios y ha obtenido el grado profesional con especialidad en saxofón.

Con todo este bagaje llega a este diario íntimo del que el propio Catalán, con quien coincido, en su artículo Una docena de razones afirma:

«Un álbum de escasos gestos y sobrada esencia que huye de áreas de tensión y locuacidad. Un recorrido conceptual sustentado en estructuras y líneas diáfanas, idóneas para implantar dilatados, que no amansados, semilleros de improvisación donde el jazz se respira sin necesidad de excesiva transpiración.»

Temas:
01Día 1. Una fina capa de La Bemol envuelve al mundo
02Día 2. Mirella
03Día 3. Sol
04Día 4. El Príncipe
05Día 5. El baile menguante
06Día 6. El Viaje
07Día 7. Continuum
08Día 8. Llego tarde
09Día 9. Delirio
10Día 10. Godzilla en Gibraltar
11Día 11. La Flor
12Día 12. 12 Días (Caminar , morir , nacer )

Músicos:
Pedro Cortejosa; Saxo tenor, saxo soprano
Elie Massias: Guitarra, Voz
Juan Galiardo: Piano, Fender Rodhes
José López: Contrabajo
David León: Batería

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