Hace unas cuantas semanas, por la noche, un muy cercano familiar mío tuvo un accidente de tránsito en el libramiento de Coatepec, viniendo de Xalapa. La principal razón fue que había un camellón en medio de la calle, que no se veía porque no estaba pintado con el color amarillo reglamentario, pero también porque estaba completamente obscuro, sin ninguna iluminación. Y esa es la realidad cotidiana de nuestras ciudades, calles muy mal alumbradas y vialidades sin cumplir las especificaciones mínimas de tránsito.

¿Por qué digo esto? Porque estoy convencido que una de las formas en las que una comunidad, una ciudad, mantienen cierto nivel de orden, de civilidad, de organización social es una buena señalización o “señalística”, y una impecable iluminación vial, pero que además contribuyen a prevenir el delito. Las calles de Veracruz ni rayas tienen pintadas para marcar los carriles viales.

¿Cuántos accidentes, asaltos, robos, violaciones, desapariciones, homicidios, feminicidios pudieron haberse evitado con calles, avenidas, colonias, ciudades, bien organizadas, ordenas, iluminadas?

Por ello es que resulta tal vez tan infantil, estúpido, irresponsable, y una falta de respeto a nosotros los ciudadanos, la actitud de un Gobernador de un Estado tan importante como es Veracruz, uno de los estados más grandes y estratégicos del país, y el Presidente Municipal de la capital de ese estado, una ciudad de la mayor envergadura cultural y ecológica de la entidad y de todo México. Es de no creerse que dos no sólo hombres adultos, sino servidores públicos, que se deben a los ciudadanos, se pongan a debatir en medios y redes sociales, y no se puedan sentar a resolver un tema o un problema de la mayor trascendencia como lo es la seguridad de los ciudadanos.

Un tema que, desde mi punto de vista, es crucial en este momento, que es el de garantizar la seguridad pública y la prevención del delito. Esta debería ser la prioridad, diseñar una estrategia para que los veracruzanos podamos vivir tranquilos y transitar por las calles con seguridad. Esta estrategia debe comenzar por contar con vialidades excelentes, no sólo en lo que se refiere a pavimentación, si no a señalización correcta, banquetas y carriles pintados, y alumbrado público sin ningún faro que no sirva.

En segundo lugar, esta estrategia debe comprender unas policías municipales, de proximidad, vecinales, entrenados y capacitados para atender a la ciudadanía, bien pagados, con seguros médicos y de vida, que, en parejas, caminen las colonias y las calles de nuestra capital y de todas las ciudades y localidades de Veracruz. Como bien indica Ernesto López Portillo (Secretario Técnico del Foro Mexicano para la Seguridad Democrática, y exdirector de), la policía debe ser reivindicada como uno de los servidores públicos más relevantes en una sociedad.

Por ello, es preocupante que nuestros dos principales servidores públicos se comporten como Pedro Infante y Jorge Negrete en “Dos tipos de cuidado”. Y lamentable que los candidatos a Gobernador de Veracruz y a Presidente  de la República no se les vea una estrategia clara, no ya solamente de atención a los niveles de criminalidad, si no de ideas aunque sea sencillas de prevención del delito y de accidentes.

No es solamente culpa de los gobernantes ni de los políticos, es también una responsabilidad de los ciudadanos participar y exigir que nuestras calles por lo menos estén pintadas y alumbradas.

En México, en Veracruz y en Xalapa, necesitamos un rediseño de la seguridad pública, con una visión amplia de los que significa. Ese rediseño tendrá que incluir un diagnóstico exacto de los problemas. Aquí sólo señalo uno, carreteras, calles y colonias que están abandonadas, descuidadas, sin señalamientos y poco iluminadas son origen de accidentes y delitos. La solución aquí es lógica y muy fácil, pongamos en orden las vialidades, los gobiernos estatales y municipales se tienen que poner de acuerdo en esto tan sencillo, pintar, iluminar, ordenar, por un lado, y contratar dignamente policías entrenados en el servicio a la comunidad, bien pagados y asegurados.

Ninguna otra estrategia tendrá más efecto que estas dos cosas, y no necesitamos expertos como Guliani para enseñarnos esto. Ahí están nuestros experto nacionales como Ernesto López Portillo que han señalado una y otra vez cómo se ha errado el camino y cuáles deberían ser los aspectos que contemple una seguridad pública ciudadana y democrática.

Por lo pronto, mañana salimos en todo el estado y en todo el país, a gritar junto con las madres de desaparecidos, para visibilizar las violencias en Veracruz como consecuencias de ciudades oscuras, de pueblos oscuros, de gobiernos oscuros, un grito no sólo a las autoridades, sino a la sociedad entera para que trabajemos juntos en que no vuelvan a suceder una sola muerta, un sol desaparecido, un solo asalto o accidente, salido de las noches o los días de nuestras abandonadas calles.