Debido a las diferencias políticas y los desencuentros entre las autoridades estatal y municipal, la relación entre el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y el presidente municipal Hipólito Rodríguez Herrero se ha vuelto tirante.

En los últimos días, ambos actores políticos han evidenciado la mala relación que prevalece y ello fue evidente durante la celebración del desfile conmemorativo del Día del Trabajo, cuando el edil xalapeño optó por no presentarse al balcón de Palacio de Gobierno y, en cambio, saludar a los trabajadores municipales desde la sede del Ayuntamiento.

La decisión de Rodríguez Herrero, nos comentan, no fue gratuita; obedeció más que a las diferencias políticas, a los actos de provocación –así lo consideraron las autoridades surgidas del Movimiento de Regeneración Nacional– que habrían sido orquestados o al menos aprobados de forma reciente desde el Palacio de Gobierno.

Nos confirman que el gobernador veracruzano sí invitó al presidente municipal al templete instalado en Palacio.

El de Morena, sin embargo, estimó que dicha invitación era inaceptable, debido a que los ataques lanzados contra su administración se han intensificado en fechas recientes.

Dos días antes del desfile conmemorativo del Día del Trabajo, por ejemplo, fueron colocados espectaculares contra el ayuntamiento encabezado por Rodríguez Herrero. La propaganda de la alianza PAN-PRD-MC dice “Xalapa no florece –en alusión al eslogan del gobierno municipal–, es hora de sembrar otra flor”.

Esa fue, nos dicen, la gota que derramó el vaso.

Antes de ello, el pasado domingo 29, cuando arrancaban las campañas de los candidatos a gobernador de Veracruz, al evento de Morena llegaron cuatro botargas con la figura del extinto presidente venezolano Hugo Chávez, lo que fue visto por dirigentes y simpatizantes de dicho partido como un intento de provocación.

En ese contexto se ubicarían también las protestas de los integrantes del sindicato de trabajadores de la Comisión Municipal de Agua Potable y Saneamiento, quienes durante el desfile amagaron con ir a la huelga, a pesar de que apenas dos meses antes habían signado su contrato colectivo de trabajo.

Lo mismo ocurre, nos dicen, con las protestas de un reducido grupo de tianguistas que se instala cada semana sobre la avenida Orizaba de Xalapa: se plantaron frente a Palacio Municipal pero unos días antes habían firmado una minuta sobre su reubicación. El 18 de abril, los líderes de los comerciantes se reunieron con las autoridades de Xalapa y acordaron analizar alternativas para mejorar sus espacios de trabajo, respetando la movilidad urbana y las normas de higiene; pero luego una agrupación denominada “Unión de Sindicatos y Organizaciones Populares” se instaló de forma permanente en la puerta principal de Palacio Municipal.

Todo eso ha servido de abono para deteriorar la relación entre el Gobierno del Estado y el Ayuntamiento de Xalapa, como quedó demostrado el pasado primero de mayo.

Por otro lado, sin importar quien gane en esa confrontación entre las autoridades estatal y municipal, nada bueno se puede esperar de una relación tan tirante. Al final, ojalá exista espacio para la prudencia entre las partes; porque a fin de cuentas, las diferencias políticas y partidistas no deben prevalecer por encima del respeto entre las instituciones.

Limpia pública, bajo sospecha

Hablando del Ayuntamiento de Xalapa, las autoridades municipales comienzan a ver con ojos de sospecha, recelo y desconfianza a los responsables del área de limpia pública.

Las fallas son tan recurrentes como las quejas ciudadanas y se ha detectado que los propios trabajadores podrían estar detrás de una especie de sabotaje del servicio.

A ello podría atribuirse el problema, que en algunas colonias ha llegado al extremo de prolongarse durante dos semanas, por lo que el presidente municipal ya adelantó que habrá sanciones para los responsables… o para los irresponsables. @luisromero85