Arrancan las campañas electorales en la entidad, en una entidad que ha sido avasallada por el deterioro económico, por la incertidumbre social, por la inseguridad permanente para preservar la integridad física, económica y material, una entidad en donde se ha degradado el Derecho y la Convivencia Humana, en donde los medios de comunicación todos, dan cuenta de las atrocidades del fantasma del horror y del error que recorre la geografía, una sombra que ensombrece el panorama de las próximas elecciones, que genera trastornos a la sociedad, una sociedad que no ve la suya, pero que ve la de otros, una sociedad inmersa en el constante padecimiento de la promesa incumplida, ¿a quién creerle?, ¿a qué candidato?, porque a los partidos políticos la población no les tiene confianza, les tiene rechazo, están satanizados.

Arrancan los candidatos, cada cual con lo suyo, con su prestigio o desprestigio, con su discurso o con su ocurso, con esperanza y la desesperanza de los electores, en donde la rumorología y el sospechosismo, cabalga por terrenos agrestes e inciertos, todos son sospechosos de todo y de todos. Y poco o nada aportan, que anuncien acontecimientos que mejoren las condiciones de este mundo, dotado de un sentido de interfase social en donde los pensamientos de los discursos de unos y otros sean el instrumento lingüístico de un común denominador de la representación coherente para el desarrollo y el bien estar social; déficit éste que acarrea la condena colectiva en este proceso electoral.

Ante este error transformado en horror, ahora esperan los ciudadanos, dar respuesta con la oportunidad del voto o del veto, que mitigue la deficiencia económica, sobre todo eso, la económica, raíz de todas las inseguridades, pretendiendo hombres y mujeres imponerse ante las acciones de unilaterialidad, que es la práctica ortodoxa de la corrupción; para el enriquecimiento desmedido de los mandos en el poder, que conjugados con la incapacidad de quienes “gobiernan”  conducen a este pueblo al barranco de Hinón.

Y  es así, que con discursos, empieza la búsqueda extenuante de las justificaciones y sus razones, una historia ya conocida, una historia melosa que condiciona las emociones de los individuos, “Hay que ser justos y generosos” refiere Camus en su obra El hombre rebelde.

Esta sociedad tiene hartazgo, agobio, enojo, frustración, pobreza, como organización de integración humana, y para ello no hay justificaciones, hay razones, porque el ansía de los hombres en el poder que se sienten poderosos, es tal que sacrifican o carecen de la razón, porque se han creado una razón imaginaria que les obstina en robarse los dineros públicos,  una “razón”  que deteriora el todo, y los coloca en el límite de la sinrazón. Y no es el sufrimiento malogrado el que arremete contra este pueblo lo escandaloso en sí mismo, sino que este sufrimiento de incertidumbre e inseguridad no esta justificado, y, la paciencia se ha agotado.

Ahora toca a la odisea de estos dos meses de campaña electoral, luchar contra el estorbo de la prisa por mantenerse en el poder a través de las acciones degradantes de las dádivas electoreras. Y ahí, las organizaciones sociales y religiosas tienen una seria responsabilidad para conducir a los rebaños por el camino del bien, en donde se fortalezca la fe y la esperanza, en donde la participación mesurada e intensa, fundada en la razón, la decencia y la verdad, aporten la reflexión del votante, para que no se falte a los principios fundamentales del Deber y el  Derecho Humano, que enriquece la construcción de haberes para mitigar el deterioro económico-social en que nos encontramos.

Sintácticas

De un impaciente con el terapeuta:

Pago por hablar

En un congreso médico:

Con nosotros llegan todos aquellos que cometieron excesos con sus cuerpos y por ello tenemos que cobrarles, por eso están pagando.

De Ingrid Betancourt, ex candidata presidencial del Perú y ex rehén de las FARC, en una entrevista:

Uno no puede torear todos los toros al mismo tiempo.

De una ex aspirante a candidata de un partido:

Me caí de la nube en que andaba.

De la escritora María Dueñas en una entrevista:

Cuando la vida te empuja y aprieta, se producen reacciones interesantes. Que te suceda algo que te convulsione, que te ponga en el disparadero, que te saque de tu tiesto, nos hace sacar cosas que no sabemos que llevamos dentro.

De María Kodama en una charla telefónica con Jacinto Antón:

La relación de Borges con sus libros, era muy física. “Los cuidaba mucho, le encantaba tocarlos, olerlos. Acariciar las encuadernaciones”. “No, no había frustración en la ceguera. Jamás escuche de él una queja. Siguió teniendo una relación con sus libros. Sabía dónde estaba cada uno y los enviaba a buscar. Continúo siendo una relación muy intensa”.

Grupo Manantial: Lágrimas negras, en la Bodeguita Del Medio, la Habana, Cuba: