Siempre me ha caído muy bien el oxímoron, esa figura de la retórica que consiste en enfrentar dos términos de significados opuestos para generar un tercero, tensa calma, minisúper, madre patria, silencio atronador son algunos ejemplos, lo que jamás imaginé es al entrar a Radio Más, en 2007, iba a toparme con un oxímoron viviente.
La segunda posibilidad etimológica que da el Diccionario de la Real Academia para el adjetivo «bruno» es: «Del fr. brun ‘moreno’, y este del franco *brûn; cf. ingl. brown y al. Braun». Si bruno es moreno, bruno rubio es un oxímoron.
Bruno fue el primer realizador de El jazz bajo la manga en su etapa radiofónica y se mantuvo en esa función alrededor de tres años, además de vernos todas las semanas para grabar el programa, hacíamos juntos coberturas de programas especiales, nos encontrábamos en juntas, fiestas, etc. Tenemos una fuerte amistad desde hace 11 años. Amada Rivera y yo no nos conocemos personalmente, solo hemos chateado algunas pocas veces, hace un par de semanas me escribió para decirme que le habían pedido que se comunicara conmigo para ver si podía hacer una entrevista. Cuando le pregunté quién le había solicitado eso me dijo que Manuel Monforte, el Chocho, que también es mi cuate. ¿Porqué no me lo pidió directamente?, pregunté. Es que la entrevista es para Bruno, me dijo. ¿Y por qué esa vuelta tan larga?, pregunté e inmediatamente me respondí: porque es Bruno.
Bruno nació en una ciudad, pasó media infancia en otra, la otra media infancia en otra, la pubertad en otra, la adolescencia en otra, ¿por qué?, porque es Bruno.
Bruno estudió una cosa pero consiguió trabajo de otra pero se dedica a otra, ¿por qué creen? Lean y juzguen

Bruno Rubio (Foto tomada de su página de Facebook)

No soy de aquí, ni soy de allá…

Yo nací en San Luis Potosí, viví ahí tres años nada más, luego nos fuimos a Hermosillo, Sonora y viví tres años ahí, luego a Torreón, Coahuila, 12 años ahí y luego a Xalapa, ya llevo veintitantos años -ya ni llevo la cuenta- aquí, entonces tengo onda medio norteña, huasteca no tanto, porque viví muy poquito tiempo ahí, pero cuando llegamos acá me di cuenta de que no me gustaba el ambiente del norte, porque me encanta el de acá de Xalapa. Nos movíamos por la chamba de mi papá, que era ingeniero civil.
Cuando llegamos acá, yo no tenía conciencia de ser una persona, por decirlo de alguna manera, estaba en automático -de verdad en automático- en muchos sentidos, no sabía ni a qué me quería dedicar, la neta era hijo de familia súper consentido. En ese entonces, la prepa Xalapa era la que recibía a los refugiados fresas que corrían de las otras escuelas, y fue la única en la que me aceptaron los papeles y me dejaron entrar. Era una escuela súper barco, yo venía de Torreón con promedio de 8.1, 8.2 y aquí exenté todas las materias.

… no tengo edad, ni porvenir…

Mi hermano mayor estudió ingeniería civil, mi hermana, arquitectura, y mi papá, que todavía era un poco tradicional, quería que yo me fuera por ahí pero yo decía no, me da mucha flojera. Una vez tomé un curso de creatividad en la Gestalt [Universidad Gestalt de Diseño] sin saber que era un curso preparatorio para entrar, yo nada más lo tomé como curso, me gustó mucho y dije yo quiero estudiar diseño gráfico, y al ver lo que hacía, mi papá dijo ándale, pues, pero a ver de qué vas a comer.
Entré a la carrera de diseño y un poquito antes de terminar, entré a trabajar a un despacho de diseño con varios amigos y amigas, y ahí me di cuenta de que no tenía madera de vendedor, porque un diseñador gráfico es medio vendedor, no nada más es artista y creativo, no, tiene que vender y esa parte de la chamba no me gustó. Yo sé que así es la vida, todo mundo tiene que vender su chamba, pero a mí no se me daba.

… y ser feliz es mi color…

Terminé la carrera e hice mi tesis en dos años sabáticos (risas), era muy laboriosa, tenía que capturar muchos logotipos de periódicos y revistas y mientras lo hacía, escuchaba películas y me acordé que de chico me gustaban las historias y conecté de nuevo con el rollo de la radio, dije voy a hacer mi servicio social en la radio. Empecé a hacer el servicio social en Radio UV y estando en la radio dije de aquí soy, qué hueva el diseño. No terminé el servicio social, dejé el diseño y ya llevo 17 años en radio, estuve yendo a Radio UV como seis meses y entré a Radio Más, oficialmente, en octubre de 2001, pero había estado chambeando de gratis, para aprender, desde agosto de ese año.

… de identidad

En el camino fui agarrando ondas de conciencia, de tratar de entender quién soy y qué hago aquí y qué quiero hacer. Tuve un hijo, viví año y medio con su mamá y nos dimos cuenta de que no estábamos listos la una para el otro ni el otro para la una, nos cayó el veinte de que no queríamos darle un infierno al chamaco y nos separamos. Ahí empezó otra búsqueda, dije sí quiero estar mejor y me metí al contranálisis, es un rollo de un tipo argentino que hace, según él, lo opuesto al psicoanálisis. Es un rollo muy, muy loco, lo vende como una técnica de entrenamiento mental, tienes que hacer la técnica nueve meses seguidos y si fallas un día, tienes que empezar de nuevo. Yo empecé a hacerlo pero luego se me olvidaba y volvía a empezar y así me eché tres años y medio (risas), pero fui entendiendo el sistema al grado de que llegué a ser instructor sin haber acabado (risas).

Yo soy de aquí, no soy de allá

Desde adolescente me gustaba escribir, ya traía el gusto por la onda creativa, estuve en algunos grupos de teatro estudiantil y en Radio UV entré a un taller de teatro que dirigía Felipe Casanova. Lo que a mí más me gusta de la radio son las producciones dramatizadas y te puedo decir que entré a la radio con ese interés. Como a los tres años de haber entrado a Radio Más, se hizo un programa especial del día del niño, hice un cuento para ese especial y dije no manches, de aquí soy. Me gustó mucho y un año después se creó un programa para niños que se llama La Chicharra y sin dudarlo dije yo voy a hacer un cuento, y fueron como tres años, casi ininterrumpidos, de estar escribiendo y produciendo un cuento a la semana. Fue una experiencia muy prolífica porque como el 95 por ciento eran historias originales, a veces me inspiraba en alguna película o en alguna cosa que pasaba, pero cada semana escribía un cuento y lo producía.
Daniela Meléndez era la productora del programa pero no necesariamente trabajaba con ella, yo más bien trabajada de manera independiente: escribía, juntaba algunos compañeros y compañeras; tal vez un 20 por ciento de cuentos los hice con niños, pero la mayoría era con adultos, con el policía, con la secretaria, con quien me encontrara. Para mí fue un entrenamiento de dirección de voces, de musicalización, de efectos, de todo eso que nadie me enseñó. Me sirvieron mucho las películas que oía mientras hacía mi tesis porque, efectivamente, los cuentos que producía tenían un sabor como de película, de hecho, era yo coleccionista de música de películas y era la que ponía. Además, en mi infancia me gustaba el programa de Cachirulo y cuando escribía los cuentos tenía ese recuerdo, entonces había un cierto humor un tanto bobo y al mismo tiempo, como justamente era en la temporada en que estaba en el contranálisis, traía el rollo de estar bien, de liberarse, de abrir la mente, de no estar encajonado y ese tipo de mensajes acababa estando en los cuentos.

Trucha con la Mara

En Radio Más conocí a la Bullo [Mercedes Boullosa], un día me dijo oye, hay una comediante que está armando una serie y anda buscando gente para que colabore con ella, se llama Mara Escalante. Me la presentó, nos encontramos en Coatepec, me enseñó el bosquejo de su serie María de todos los Ángeles, le llevé unos de los cuentos que había hecho en La Chicharra y como que no hicimos click, yo no entendía su humor ni ella el mío y dijimos el clásico bueno, pues luego nos hablamos, chido, y tan tan.
Pasaron como dos años y un día Rafa Campos me invitó a formar parte de un equipo de escritura para Mara Escalante y otro equipo que iba a participar en un reality show que se llamó Hazme reír. Eran retos semanales y había que escribir semanalmente un sketch, éramos Rafael Campos, Javi Cabrera, en algún momento estuvo un rato Guillermo Amezcua, también estuvo un ratito Manuel Monforte, pero de base quedamos Rafa Campos, Javi Cabrera y yo. Fue una experiencia muy padre porque, igual, era ir aprendiendo al momento pero, además, a la semana de que escribíamos algo, lo veíamos en la tele, actuado y con escenografía y toda la producción.
Después de dos sketches medio regulares, nació un click muy padre porque nos sintonizamos con el equipo de Mara y nos fue muy bien, cada sketch que presentábamos era un éxito. Eso habrá durado como siete u ocho meses, fue una temporada larga de estarnos juntando semana a semana y escribiendo y mandando el material, estuvo muy padre. Desafortunadamente, nos sucedieron cosas personales y no pudimos estar fuertes al final y se nos fue para abajo.
De ahí empezamos a trabajar con Mara Escalante para la segunda temporada de María de todos los Ángeles, también fue una experiencia muy padre. Íbamos a México, trabajábamos con los actores, escribíamos, fue muy padre. Se logró hacer la segunda temporada y actualmente seguimos trabajándole para campañas y estamos escribiendo una nueva serie. Este pasaje de nuestra actividad ha sido un súper aliviane y un aprendizaje, la verdad es que Mara es una persona muy generosa en cuanto a sus dinámicas de trabajo, no tiene un manejo demasiado formal y muy medido, sino que involucra las emociones y la amistad, entonces se forman cosas muy emotivas.

(CONTINÚA)

 

SEGUNDA PARTE: Stand up para iluminar

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