No es la primera vez que los científicos relacionan la restricción calórica con una ralentización del envejecimiento e, incluso, con el cáncer (enfermedad, de hecho, asociada directamente con este proceso inexorable del paso del tiempo). Pero, ahora, un nuevo estudio aporta las conclusiones más firmes hasta el momento respecto a cómo la reducción de calorías en la dieta podría ayudar a ralentizar el metabolismo humano, aumentando así la esperanza de vida.

Los resultados del estudio son tan conclusivos que refuerzan las hipótesis de que un estilo de vida bajo en calorías, o bien tratamientos que imitan los efectos biológicos de la restricción, podrían prolongar la vida.

Hasta el momento, se habían realizado estudios similares con animales con un ciclo de vida corto, como gusanos, moscas y ratones. El experimento actual, realizado en humanos, es pionero, dado que los estudios de estas características en animales de vidas más largas, como los primates, son más difíciles de elaborar.

En concreto, el ensayo analizó los efectos de 2 años de restricción calórica sobre el metabolismo en más de 200 adultos sanos y no obesos entre 21 y 50 años.

34 personas de un grupo redujeron su ingesta de calorías en un promedio del 15%, y 19 personas en otro grupo de control comieron como de costumbre.

Al final de los dos años, se evidenció que los participantes de la dieta usaban la energía de manera mucho más eficiente que el grupo de control. Esta reducción en su tasa metabólica fue mayor que la pérdida de peso del grupo de prueba, que fue de casi 9 kilogramos por participante, de media.

Todas las demás medidas clínicas se redujeron, situándose en unas tasas de disminución del daño debido al envejecimiento.

La bioquímica de la longevidad

En la década de 1990, los científicos comenzaron a identificar los genes y las vías bioquímicas involucradas en la longevidad en determinados modelos animales, entre ellos, en la mosca Drosophila melanogaster. Estos incluían vías de sensibilidad a la insulina y a la función de las mitocondrias (estructuras diminutas de las células que usan oxígeno para generar energía).

Estudios posteriores revelaron que la restricción de calorías activaban vías similares en ratones y monos. Los ratones con dietas restringidas pueden vivir hasta un 65% más de tiempo que los ratones a los que se les permite comer libremente, y los resultados en primates, aunque más difíciles de elaborar, obtuvieron resultados similares.

Con estos antecedentes, la autora principal del nuevo estudio quiso que éste fuer “el Rolls-Royce” de los estudios de longevidad humana, la fisióloga Leanne Redman.

No obstante, se desconoce si las condiciones del estudio podrían llevarse a la práctica dado que, según los investigadores, las restricciones calóricas de los participates fueron muy severas. “Pocas personas podrían restringir su dieta tan severamente”, reconocen. “Pero comprender la biología involucrada en la restricción calórica y cómo esto puede retrasar el envejecimiento será de gran utilidad”.

El siguiente paso será repetir el estudio, con una restricción calórica menos ambiciosa, en una dieta equilibrada, y que contenga, además, alimentos antioxidantes (para controlar el estrés oxidativo) , o bien, con sustancias químicas como el resveratrol, que imita los aspectos clave de la restricción de calorías en la dieta.

El estudio fue elaborado por el Centro de Investigación Biomédica Pennington, en el marco de un estudio a gran escala denominado CALERIE (evaluación exhaustiva de los efectos a largo plazo de la reducción de la ingesta de energía), patrocinado por los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.

Con información de Muy Interesante