A los señalamientos que recientemente hizo el diario Reforma sobre el involucramiento del Secretario de Seguridad Pública, Jaime Humberto Téllez Marié, con el cartel de los Zetas, lo cual no tuvo una respuesta local inmediata como se esperaba en términos de destituir al funcionario y ponerlo a disposición de las autoridades (la Fiscalía General del Estado) competentes, para ser investigado sobre los hechos que se le imputan, hay que agregar las ejecuciones que a cada rato se siguen produciendo en el estado y que reflejan el grave estado de violencia que se vive en Veracruz, el número uno entre los estados del país, en secuestros. Las dos menores de edad muertas en el municipio de Río Blanco en condiciones extrañas porque fueron abatidas por las balas de policías del Estado, el crimen del periodista de Gutiérrez Zamora, Leobardo Vázquez Atzin, cuya actividad como comerciante al margen de su carrera periodística ha sido motivo de burla de parte de funcionarios del gobierno, y la aparición de cuatro cadáveres en el interior de una bodega del fraccionamiento Valle Real de Xalapa, son hechos que generan más temor e incertidumbre entre la ciudadanía y que hablan por sí solos de la ineficiencia de un gobierno al que no le interesa combatir la delincuencia. Los veracruzanos nos hemos cansado de pedir la intervención del gobierno federal, no es suficiente el envío de soldados y marinos, no, lo que se requiere con urgencia es la presencia de un comisionado de seguridad, quien con su autoridad ponga orden, sin respetar acuerdos o diálogos con el crimen organizado, y empiece a tranquilizar este estado a merced de la delincuencia.