En diversas ocasiones hemos referido la proclividad casi enfermiza de Andrés Manuel López Obrador por dinamitar sus reales posibilidades de ser Presidente de México algún día; aunque ha dicho que si no es en esta ocasión, entonces se va y ahí nos encarga al tigre. Con palabras, obras y acciones está haciendo todo para repetir la derrota electoral.

Una de las propuestas que más ha lastimado a varios sectores económicos –no sólo los que invierten, sino los que construyen y los que tendrán un empleo por muchos años más- ha sido la cancelación del proyecto del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México. La idea de Andrés Manuel, una vez más, suena a capricho. Reconoce que al actual aeropuerto es insuficiente, pero quiere llevárselo a un lugar distinto de donde ya se han invertido cientos de millones de dólares.

El actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), señalan diversas publicaciones, opera actualmente a su máxima capacidad, calculada para atender satisfactoriamente a 34 millones de pasajeros, cifra ya superada, considerando que en los cinco años de esta administración la demanda ha crecido a un ritmo de 9% anual. Debido al crecimiento exponencial de la ciudad, el aeropuerto está rodeado por la zona urbana; es decir, ya no hay espacio para construir más pistas ni más edificios terminales que contribuyan a satisfacer esa creciente demanda.

La demanda de transporte aéreo proyectada para los próximos 30 años en el centro del país alcanzará los 3 mil millones de pasajeros (cifra dada a conocer por El Economista). Carecer de la infraestructura aeroportuaria adecuada para ello nos llevaría a dejar de obtener ingresos por alrededor de 3.3% del Producto Interno Bruto (PIB), con las consecuencias que ello traería.

Pero para Andrés Manuel no son razones suficientes. En septiembre pasado propuso que el presupuesto de 200 mil millones de pesos para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) –hasta ahora la cifra oficial ronda los 186 mil millones de pesos- sea destinado para apoyar a las víctimas del sismo del pasado 19 de septiembre, pues en caso de no hacerlo “no se podría rescatar a los damnificados ni a los millones de pobres que viven en el país.”

“Si no cambiamos a este régimen corrupto, no vamos a rescatar ni a los damnificados de ahora ni a los olvidados de siempre, millones de pobres que hay en el país”, menciona el político tabasqueño en un video compartido en sus redes sociales. Fuera de eso, no propone alternativa, no explica cuánto costará al país la cancelación de proyecto ni tampoco refiere que se hará con toda la infraestructura que ya se aprecia a la entrada de la ciudad de México por el lado de Texcoco.

De acuerdo con las cifras que la SCT y el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) han actualizado, el valor total del NAICM ya alcanzó los 186 mil millones de pesos, frente a los 169 mil millones de pesos que era su valor inicial; es decir, el costo creció 10 por ciento más, lo que significa 17 mil millones de pesos extras. Otra cifra, calculada por partidos políticos como Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ya coloca al NAICM con un valor aproximado de 200 mil millones de pesos.

No obstante las dudas sobre el proyecto, el sector empresarial, el mismo que empezaba a tender puentes con Andrés Manuel, ha desatado todas sus voces. La Cámara Nacional de Aerotransportes ha dicho que el proyecto sería un hito del futuro de la aviación en México, porque va a generar más de un millón de empleos, tanto en la obra, como en la operación de las líneas aéreas.  La cancelación del proyecto traería un tope de crecimiento y de beneficios al país, así como un límite de rutas y de conectividad, en perjuicio de millones de pasajeros.

La propuesta de Andrés Manuel –la cual hasta hora no tiene una explicación técnica ni financiera- es tener dos aeropuertos, el actual y otro en la Base Militar de Santa Lucía, lo implica, en opinión de expertos, complicaciones en el espacio aéreo, tanto en aproximaciones y despegues, como en movilidad entre ambas terminales.

Dados los antecedentes, no sería extraño que en los próximos meses aparezcan casos de malversación de fondos, de sobreprecios, empresas fantasmas y otras tantas linduras que se acostumbran en obras de este tamaño. Eso no le da la razón necesariamente a López Obrador. En ello se debe enfocar el debate: en la utilidad del aeropuerto y que los recursos se ejerzan con transparencia. Si hay corrupción, que la denuncie y se castigue a tiempo.

El tema de la cancelación del nuevo aeropuerto podría echar a volar, una vez más, las posibilidades de Andrés Manuel para alcanzar la Presidencia. Ya se lo advirtieron ayer los señores del dinero.

Las del estribo…

  1. Dice Carlos Brito que la lista de candidatos a diputados plurinominales aún se está integrando; que no hay nadie seguro, aunque ya se mencionan los nombres de Elizabeth Morales y Ericka Ayala. Y que tal que ahora sí, como se la prometió Pepe Yunes hace dos años, Gonzalo Morgado da la sorpresa y se convierte en el nuevo pastor del diezmado rebaño priista. ¿O a quien le echará la culpa esta vez?
  2. Hablando de listas. ¿Cuántos diputados federales que concluyen su encargo podrían aparecer como candidatos a ocupar una curul en el Congreso local? Con algunas cuentas públicas aún por cerrar, muchos siguen necesitando del fuero para evitar la cárcel. En la dirigencia nacional ya se sacudieron la herencia maldita, pero Veracruz se cuece aparte.