Con una serie de reflexiones sobre el oficio de la magia y su propia construcción como mago, Héctor Cortés, El mago jocoso despide esta conversación.

El tramposo, pierde el gozo

Hace unos meses nos presentamos en un lugar de Coatepec, subí a una persona al escenario y le pedí que seleccionara una carta, seleccionó una y luego la cambió por otra, quiso echarme a perder el show. Obviamente, tienes que estar preparado para este tipo de gente que siempre va a haber, te va a tocar una de cada 30 veces o más, pero te va a tocar, entonces hay que estar listo. Afortunadamente, pude rescatar esa situación porque tenía dominio de todo lo que estaba pasando, pero sí es difícil, sobre todo con gente que lo quiere hacer deliberadamente, porque si es sin querer, se entiende, puede ser que a la persona se le caiga la carta, que tenga mala memoria, incluso, o cualquier cosa, y en ese caso no pasa nada, la gente entiende y el truco se lleva orgánicamente hasta el clímax, pero cuando es deliberadamente, sí es un problema y hay que tener varias salidas, pero trabajo en eso para poder tener el control de toda la situación durante toda la presentación.

La ilusión

En la magia no hay engaño,
en la magia hay ilusión.
(Juan Tamariz)

El inicio de un truco a veces es bastante ambiguo porque la gente no se sabe qué es lo que va a pasar, pero sabe que va a pasar algo, yo tengo un mazo de cartas y tú elegiste una, la gente automáticamente infiere que voy a adivinar o a deducir cuál es la carta que tienes, pero no siempre es así, a veces es la misma persona la que encuentra la carta. Esos giros son, precisamente, los que hacen que la magia suceda, pero sí hay una base y la gente lo sabe, y me gusta más que sea con objetos comunes como cartas o cosas que la gente tiene en su casa.
Me gusta un truco en el que le robo un reloj a una persona, pero a veces la gente no lo acepta, cree que realmente le estoy robando su reloj. Hay un límite, uno debe saber cuándo hacer ciertas cosas y con quién y por qué, entonces prefiero dejar ese truco para situaciones muy especiales en las que digo aquí se puede, quizá solo puedo hacerlo una de cada mil o no sé cuántas veces, pero solo lo hago cuando estoy seguro de que las condiciones lo permiten.

Cuento conmigo

Para comunicar con los espectadores
y transmitirles esa sensación de imposible
que es específica de la magia, contamos,
especialmente, con nosotros mismos.
(Juan Tamariz)

Es difícil esto de la magia, no es algo que hagas en un par de meses. Yo llevo haciéndolo muchos años, pero haciéndolo en presentaciones con público, apenas llevo un par de años y me cuesta mucho todavía y sé que tengo toda una vida para aprender, un mago se desarrolla durante toda su vida, nunca deja de aprender.
Todavía no domino los nervios al 100 por ciento, al principio me movía mucho en el escenario, ahora me sigo moviendo, pero mi movimiento ya tiene una justificación, me muevo porque tengo una mesa aquí, porque tengo algo allá. Son cosas que va uno aprendiendo sobre la marcha, no para eliminar los nervios porque yo siento que los nervios son muy buenos, los nervios indican que te importa lo que estás haciendo, creo que cuando ya no tengas nervios, es porque tienes un temple de acero o porque definitivamente ya no te está satisfaciendo lo que estás haciendo, entonces, si yo tengo nervios, sé que voy a dar lo mejor de mí.
La magia, como todo, solo se aprende con práctica, con tiempo y, sobre todo, con muchísima dedicación, tienes que hacer el mismo truco en tu casa, frente al espejo, todos los días de tu vida, hasta que parezca algo natural.
No sé exactamente cuánto tiempo le dedico, pero son horas, sobre todo a las cartas, que es lo que más me gusta. No sé cuántas barajas he desechado porque de plano ya no sirven, estoy en mi casa practicando, practicando, practicando y necesito comprar las cartas al mayoreo, me compro una caja grande que viene con muchas barajas y me duran unos cuantos días porque las desgasto de tanto practicar y así me la llevo porque me lo tomo en serio y así debe de ser, como en cualquier profesión.
No hay escuelas para magos en México pero hay convenciones en las que vienen estrellas internacionales de la magia, yo he ido a un par. La gente piensa que la mejor magia del mundo está en Las Vegas, sí hay grandes shows ahí, pero actualmente, los mejores magos vienen de España y a estas convenciones han venido magos españoles a dar lecturas -así se le conoce a las conferencias que vienen a dar-, traen muchas ideas para innovar, los magos van a aprender y son muy bonitas. Generalmente son en hoteles de la Ciudad de México y duran dos o tres días.
En México hay bastante escena mágica, pero aquí en Xalapa no hay tanta. Hay muy pocas mujeres en la magia, pero aquí en Xalapa hay dos, una es la Maga Kenia, que ya tiene un lugar establecido, y la otra es una compañera de La Flor de la Comedia que se llama Georgina Escobar, Gina. Aparte de ellas, en Xalapa conozco un par de magos, no hay más.

El mago jocoso

La risa y el impacto de la magia van muy bien de la mano, yo lo he percibido que cuando hago trucos de una manera seria, la gente se impacta pero tiene las expectativas altas, está un poco la defensa, como que espera algo pero con bastante escepticismo, y con la comedia es una cosa muy distinta, no se pierde el escepticismo pero cuando le agregas risa, el impacto se multiplica, es un efecto muy extraño pero la gente no se deja de sorprender por reírse, creo que al contrario, se sorprende y se ríe al mismo tiempo.
En alguna ocasión le revelé a una persona cómo hice un efecto y fue un gran error, cuando lo haces, el efecto ya no sorprende y la gente termina, incluso, desilusionada y dice:
-Ay, era bastante sencillo, ¿cómo no lo deduje?
-Y entonces, ¿para qué querías saber?, ¿querías que fuera un mecanismo súper elaborado para que fuera suficientemente importante para ti o qué?
Cuando revelas un secreto, sea muy sencillo o muy avanzado, no va a impactar a nadie, por eso, la regla número uno de un mago es nunca revelar un secreto, y por ahí se dice ¿entonces cómo aprenden los magos?, pues ese es otro secreto (risas).

La sensación mágica

Ni los aparatos, ni los trucos,
ni las ingeniosas ideas,
ni los decorados, luces o maquillajes,
pueden conseguir nada si fallamos
nosotros en ser transmisores
de la sensación mágica.
(Juan Tamariz)

Obviamente, para hacer un truco se requiere habilidad manual, lo que se conoce como prestidigitación -viene de presto, rápido, y dígito, dedo: dedos rápidos- pero en mi caso, y creo que es el caso de muchos, el truco es solamente el uno por ciento de la presentación, el otro 99 por ciento es la manera en que lo presentas, tienes que vender la idea de que lo que estás haciendo es sorprendente. Yo puedo llegar y aparecer una carta, y puede ser bonito, pero no dice nada, no hubo expectativa, la gente no estaba esperando que pasara algo. Obviamente, la prestidigitación es muy importante, pero es solo una parte y creo que muchos magos le prestan demasiada atención, se enfocan nada más en tener muy finamente desarrollada esa parte en la que requieren de rapidez y agilidad, y dejan de lado la presentación, tal vez son muy finos, pero no impactan lo mismo porque no presentan bien el efecto. Creo que hay que ser equitativo con todas las partes del show, desde el personaje, la vestimenta, la música -si hay producción-, todo, ser mago involucra muchas cosas, no nada más tener las manos ágiles.
Una vez que te subes al escenario y que sientes lo que significa estar ahí y ves que la gente se divierte, ya no quieres bajarte. Quiero dedicarme a la magia y a la comedia de por vida, ese es mi sueño y estoy tratando de cumplirlo hasta donde mis capacidades y el entorno me lo permiten.

PRIMERA PARTE: Máscara contra abracadabra
SEGUNDA PARTE: Los chistes de la chistera

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