Extraña que haya pasado un día sin que el presidente municipal de Xalapa acuse que el responsable del fallido experimento en la dirección de CMAS fue su antecesor Américo Zúñiga. Lo que no extraña es que no haya aceptado su error, como tampoco lo hizo cuando dio cumplimiento a un compromiso con el apóstol de Morena.

Hipólito Rodríguez llegó con las mejores cartas credenciales a la Presidencia Municipal de Xalapa. Obtuvo un triunfo electoral claro y contundente; su trabajo como investigador de la Universidad Veracruzana en los temas de la ciudad fomentó las expectativas de un gobierno profesional con una visión clara de lo que tenía que hacer… pero se extravió.

Nadie ignora que el munícipe ha sido blanco de la guerra sucia orquestada desde el palacio de enfrente; que hay una consigna de tirios y troyanos por detener el avance de Morena en la capital y el resto del estado; sin embargo, de los errores cometidos no hay otro responsable que él mismo y el equipo que eligió para acompañarlo en la tarea de gobernar Xalapa.

Hasta ahora, la administración municipal se ha distinguido por estar permanentemente en el ojo del huracán, en lugar de estar buscando soluciones a los graves problemas de la ciudad. Las constantes manifestaciones de colonos, sindicatos y hasta empleados municipales despiertan muchas sospechas. Pero donde hay absoluta certeza del malestar de los xalapeños es que el gobierno municipal presta servicios de mala calidad y que –como en el caso del agua potable- empezó a incrementar sus costos.

Además, a imagen y semejanza del gobernador del estado, Hipólito Rodríguez intenta inventar distractores ante los problemas que se le presentan un día sí y otro también. Y ayer fue el caso.

Aunque no se conocen las razones de fondo –hay quien atribuye a su carácter déspota y otros al negocio que habría emprendido aumentando las tarifas del agua- el despido de Jorge Alberto Moctezuma de la dirección de la CMAS, el Pelé traído de la ciudad de México para lugar en una liga de ascenso, tomó por sorpresa a varios, incluido al propio funcionario que asumió que el pago del compromiso le otorgaba inmunidad.

El presidente municipal sabía que eso iba a provocar un escándalo. Que tendría que explicar cómo su refuerzo más caro no le duró ni dos meses; dónde habrían quedado todas las expresiones de que en Xalapa no habría encontrado los perfiles adecuados para eso puesto. Pero sobre todo, las razones por las que se habría aumentado las tarifas del agua discrecionalmente.

Y entonces vino la cortina de humo a través de una absurda acusación –one more time- en contra de Américo Zúñiga respecto del estado que guardan los panteones de Xalapa, que dicho sea de paso, durante años han estado en el total abandono.

Hasta ahora, Hipólito Rodríguez ha acusado a Américo de todo pero no lo ha denunciado de nada. Si los señalamientos son ciertos, el actual presidente municipal está obligado a presentar las querellas correspondientes –ya sea ante la Fiscalía, el Orfis o la Auditoría Superior de la Federación-, y su antecesor a responder por ellas. Pero no ha pasado de un simple distractor mediático sobre temas atractivos que sólo muestran la bisoñez del funcionario municipal.

Hipólito siempre ha sido –y lo sigue siendo- un destacado académico y un investigador muy respetado. Pero como en esto de la política no es lo mismo ser borracho que cantinero, ha tenido que aprender a punta de tropiezos que la realidad supera las hipótesis. Hoy Xalapa carece de un plan municipal que garantice que la ciudad funcione adecuadamente; el presidente municipal intenta administrar lo básico cuando de lo que se trata es de ejercer el gobierno.

El caso de CMAS es uno de los más emblemáticos de su administración. Para defender a un personaje infumable, tan arrogante que aún en medio de la tormenta que causó su nombramiento nunca abandonó su prepotencia –queda de testimonio la grabación donde despide de manera grosera a una funcionaria de la anterior administración, negándole cualquier derecho laboral-, Hipólito tuvo que empeñar parte de su capital político. Hoy, a pesar del despido, no logrará recuperar lo perdido.

No se trata de hacer un recuento de los yerros del presidente municipal. Sin embargo, también quedan muchas dudas sobre la acusación que hizo respecto de la extorsión que habrían sufrido regidores de Morena en sus propias oficinas, a manos de la delincuencia organizada. ¿De verdad no son capaces ni de cuidar el palacio municipal?

El hecho de que los funcionarios municipales no hayan denunciado desacredita por completo su argumento; que la Fiscalía responde a los intereses del Gobernador, eso también es cierto, pero la investigación hubiera sentado un precedente en el que el gobierno estatal no podría darse el lujo de que algo les ocurriera a los ediles.

Hipólito fue considerado tal vez el mejor cuadro político de Morena en el estado. El más preparado, el mejor posicionado. Sin embargo, en estos dos meses hemos escuchado muchas justificaciones y muy pocas soluciones.

Así, lo mejor de Morena, salió de lo peorcito.

Las del estribo…

  1. Muchos veracruzanos empiezan a colocarse en la primera línea del equipo de trabajo de José Antonio Meade. Lástima que eso no suceda con el resto de los candidatos Presidenciales. Veracruz perdió su protagonismo político a nivel nacional desde hace mucho tiempo. Pero si Pepe Yunes gana la gubernatura, Héctor Yunes cumple con eficacia su tarea como coordinador de la campaña en el estado, y algunos más que no se escuchan pero se sienten, vendrán tiempos mejores para el estado.
  2. Ni alemanes, ni españoles ni norteamericanos quieren venir a Veracruz. Sus gobiernos les han advertido de los riesgos que corren en nuestra tierra. Nuestro estado sigue siendo el referente de las peores cosas.