Washington, 2 feb (Xinhua) — La profundidad de inyección de aguas residuales, y no únicamente el volumen, es un factor desencadenante de sismos en el estado petrolero de Oklahoma, Estados Unidos, mostró un nuevo estudio.

Oklahoma ha registrado intensa actividad sismológica en la última década por la inyección de aguas residuales. En 2016 ocurrió un sismo de magnitud 5,8, el más fuerte experimentado en el estado.

Los datos muestran que los operadores de los pozos en la región han inyectado un promedio de 2.300 millones de barriles de fluidos por año desde 2011.

Con un poderoso método informático que incorpora los registros de pozos de inyección y los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, los investigadores encontraron vínculos entre volumen inyectado, profundidad y ubicación, así como con las características geológicas, en el período de seis años.

Los pozos más profundos facilitan el acceso de los fluidos al basamento fracturado que es mucho más propenso a sismos, explicaron.

Las simulaciones que limitan la profundidad de inyección a entre 200 y 500 metros sobre el basamento reducen la liberación de energía sísmica entre 1,4 y 2,8 veces.

«Nuestro marco de modelo ofrece una base específica y basada en evidencias para lograr una reducción sustancial en la sismicidad inducida en Oklahoma, con extensas posibilidades de aplicación en otras partes del mundo», dijo Thea Hincks, investigadora asociada de la Universidad de Bristol.

Los hallazgos fueron publicados esta semana en la revista estadounidense Science.