Si nos atenemos a lo que ocurre en Chiapas con la alianza Todos por México y a la salida de militantes destacados que debían apuntalar las posibilidades de triunfo de la alianza Por México al Frente, pareciera que el PRI y el PAN están allanando el camino de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México.

Las alianzas orquestadas por los partidos que han sido dominantes en el horizonte político nacional en las últimas ocho décadas están representando una sangría perversa de sus filas, mientras que las maniobras realizadas para imponer al candidato presidencial del PAN han hecho que al interior de los dos partidos de ‘izquierda’ que se le sumaron (PRD y MC) y en las propias filas blanquiazules, la desbandada sea, si no masiva, sí al menos constante en el caso de los personajes públicos y silenciosa en las bases, orientadas en brindar su apoyo al tabasqueño.

No solo ha sido el anuncio este domingo de la salida del PAN de la senadora Gabriela Cuevas, con 23 años de militancia, para sumarse al proyecto de Andrés Manuel López Obrador, considerada por ella como la única vía “para construir los anhelos de inclusión, pluralismo y desarrollo”; esta loza a las intenciones autoritarias de Ricardo Anaya por llegar a Los Pinos se suma a la salida de Margarita Zavala, quien busca ir como candidata presidencial independiente, y del senador Javier Lozano, quien se sumó a la campaña de su amigo Pepe Meade, del PRI.

Cada vez queda más claro que la candidatura de Anaya y la suma del PRD y Movimiento Ciudadano a una alianza desnaturalizada con la derecha ha sido una jugada maestra de Dante Delgado, dirigente del partido naranja, quien hoy aparece no solo como el que fraguó este engendro sino como el que en los hechos lo dirige, gracias a su colmillo político y a su autoritarismo histórico. Y es posible que solo el MC salga beneficiado pues muy difícilmente logrará el triunfo en las elecciones presidenciales.

El asunto chiapaneco golpea no solo a la posibilidad de que los eternos aliados, el PRI y el Partido Verde (PVEM), mantengan el poder en este estado del sureste que cada vez se hunde más en los indicadores económicos y de derechos humanos.

En realidad, la solución tomada por la alianza PRI-PVEM de llevar como candidato para suceder a Manuel Velasco nada menos que al senador priista Roberto Albores ha generado una inmediata reacción de rompimiento entre los dirigentes verdes, como la renuncia de 14 de los 16 diputados locales de esas siglas, mientras que Eduardo Ramírez, dirigente estatal del PVEM y fuerte aspirante a la candidatura, habría anunciado este mismo domingo su renuncia al partido gobernante y su acercamiento a Ricardo Anaya para convertirse en el abanderado de la alianza PAN-PRD-MC.

Y no hay marcha atrás. Si la decisión se revierte para colocar al dirigente estatal del PVEM como candidato a Gobernador, las huestes priistas seguramente se irán solos a la contienda, sin la mínima posibilidad de triunfo. Cualquiera de los dos casos afectará gravemente las posibilidades del precandidato presidencial común, José Antonio Meade Kuribreña, quien perdería una buena cosecha de votos para acercarse a una remota posibilidad de triunfo.

Alianzas y coaliciones: ¿sumas o restas?

Aunque en el papel las alianzas suman votos y porcentajes, la realidad es que están convirtiendo la contienda electoral en una cruenta batalla política, en el traspaso de importantes batallones de uno a otro partido, en la traición de generales que se suman a huestes enemigas con todo el conocimiento de las fortalezas y debilidades de su anterior ejército, y la entrega silenciosa de miembros de infantería a causas contrarias a sus pendones.

De ese fenómeno no saldrá indemne ni siquiera Morena. En las próximas fechas enfrentará la reacción de sectores de su militancia por la imposición, gracias al dedito de AMLO, de posiciones importantes a sus aliados Partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES) e, incluso, de la designación de candidatos sin partido que, ya está visto, en caso de ser fórmulas exitosas solo le ayudarán a obtener algunos votos (a cambio de la renuncia de los propios) y la posterior traición, como ha ocurrido en Veracruz.

No hace falta sino voltear la vista a los diputados locales morenistas, una fracción que desde el principio se hizo más pequeña por la salida de candidatos triunfantes bajo sus siglas pero en nada comprometidos con su ideario. Están los casos de los ahora diputados panistas Sebastián Arellano, un jumento que para lamerle las pelotas a su nuevo jefe ha sido capaz de decir que la violencia criminal solo ocurre en los medios, porque el ciudadano común no la ve; o Eva Cadena, una verdadera mercachifle de la política que fue usada por Yunes Linares para golpear a Andrés Manuel López Obrador, o la ahora candidata del Panal a Gobernador, la insulsa Judith González Sheridan, que se vendió por un plato de lentejas. A ellos se suma la alcaldesa de Mixtla Altamirano, Maricela Vallejo, quien en menos de un trimestre ya renunció a Morena.

Cuauhtémoc Blanco y Rabindranath Salazar, confrontados en Morelos.

Uno de los casos fuertes que podría ser de los más sonados podría ocurrir en el estado de Morelos, donde el seguro candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, se inclinaría por el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco, actual alcalde de Cuenavaca, quien ha mostrado no tener ni en maquillaje la lealtad al partido que lo postuló a cambio de una buena cantidad de billetes, Encuentro Social. En contrapartida, Rabindranath Salazar tratará de ganar la posición que en derecho le correspondería por su dilatada militancia en la izquierda.

Este domingo 21, en Cuernavaca, se encontraban los dirigentes nacionales de Morena, Yeidckol Polevnsky; del PES, Hugo Éric Flores, y el representante del PT Óscar González, para echar a andar la encuesta que habrá de decidir quién va como candidato, un ejercicio demoscópico que realiza el equipo técnico de Morena, ya considerado como el encargado de legalizar lo que diga el dedito de AMLO, como ocurrió en el caso de la candidatura de Claudia Sheinbaum al gobierno de la Ciudad de México, y que generó la airada protesta del zacatecano Ricardo Monreal.

En efecto, el 28 de agosto pasado, las comisiones de Encuestas y de Seguimiento de Morena revelaron los resultados de la encuesta que hizo estallar al exjefe de la delegación Cuauhtémoc, quien no solo perdió sino que quedó en el tercer lugar, con el 9.7 por ciento, superado por Sheinbaum (15.9%) y Martí Batres (10.1%).

Algo similar puede ocurrir si la excandidata pan-perredista a la alcaldía de Xalapa, Ana Miriam Ferráez, logra la bendición del Peje para contender por la diputación local o federal por Xalapa, cuando fue muy dura al golpear a quien le ganó, Hipólito Rodríguez.

La alianza Por México al Frente podría hallar fuertes dificultades para lograr el triunfo de su candidato por el distrito de Martínez de la Torre, cuya decisión fue otorgada al Movimiento Ciudadano. Y es que Dante Delgado se decantó por su excandidato a la alcaldía y miembro de su dirigencia estatal, el empresario de medios Eduardo Sánchez Macías, quien siempre proclamó su consanguinidad con la odiada Karime Macías de Duarte y ya había sido puesto en la mira por el gobernador panista por querer cobrar elevadas cifras por concepto de facturas no pagadas por Javier Duarte por altísimos convenios de publicidad.

Sánchez Macías tendría de entrada la animadversión del alcalde panista José de la Torre, contra quien contendió el año pasado, y quien tiene fama de jugarle las contras al PAN cuando el candidato no es de su cuadra. Ya sucedió cuando hizo perder a quien contendía como candidato a la diputación federal por el PAN, Rolando Olivares Ahumada, en 2012, cuando por lo bajo apoyó con todo a la candidata priista Verónica Carreón. Y es que aunque tiene el apoyo de Dante, el empresario de medios ha cincelado una cantidad enorme de enemigos políticos que tratarán de hacerlo morder el polvo.

Lo que está por venir son las candidaturas del PRI y sus aliados a diputados locales, diputados federales y a senadores, cuyas convocatorias apenas han sido abiertas; ya veremos cómo le va a “Todos por México” cuando deba definir a unos por sobre los intereses de otros. La dupla Pepe Yunes-Américo Zúñiga tendrá que superar los enormes errores y enjuagues hechos por el desalmado exdirigente estatal priista, Renato Alarcón.

 

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