La Luna es muy enigmática. Es una gran masa suspendida a «tan solo» 380.000 kilómetros de la Tierra que es capaz de «tirar» de las aguas y provocar mareas, un fenómeno que algunos han sugerido que fue clave para el desarrollo de la vida. Funciona como un estabilizador de los movimientos del planeta y de sus estaciones. Curiosamente, en el cielo puede ocupar el mismo espacio que el Sol, y por eso es capaz de eclipsarlo. Sin embargo, los científicos no se han puesto de acuerdo en si la Luna afecta al humano y si tiene que ver con la menstruación o la locura. Sin embargo, algunos científicos han asegurado que la Luna aumenta la tasa de nacimientos entre las vacas.

También se ha sugerido en más de una ocasión que la gravedad lunar es capaz de activar los grandes terremotos y que por eso las fases del satélite coinciden con estos fenómenos. Ahora, un estudio publicado en Seismological Research Letters, y elaborado por investigadores del prestigioso Servicio Geológico de EE.UU. (USGS), ha descartado que esto sea verdad. Después de investigar 204 terremotos de magnitud ocho o superior y sus correspondientes fases lunares, no se ha podido encontrar ninguna correlación.

Según ha dicho en un comunicado Susan Hough, la primera autora del estudio, las coincidencias que se han encontrado en otras ocasiones «no son diferentes a los patrones que puedes conseguir de forma totalmente aleatoria». Un ejemplo histórico de este tipo de coincidencias ocurrió en el siglo XVIII con la ley de Titius-Bode, que encontró un patrón numérico para hallar las distancias entre el Sol y los planetas que en realidad solo era fruto de la coincidencia. Luego se comprobó que aquella ley fallaba y que no describía ningún fenómeno de la naturaleza.

Para comprobar si la Luna afectaba o no a los grandes terremotos, Hough investigó el registro, desde el año 1600, del catálogo global de terremotos. De esta forma, encontró 204 terremotos de magnitud superior a ocho, y los cruzó con la información sobre ciclos lunares de las bases de datos.

Patrones aleatorios

Hough encontró patrones, pero luego comprobó que estos eran similares a patrones totalmente aleatorios. «Cuando tienes datos aleatorios, puedes tener todo tipo de señales aparentes, igual que cuando lanzas una moneda y obtienes cinco caras seguidas».

Entre estas señales, observó que el mayor número de grandes terremotos en un mismo día, 16, ocurrió siete días después de la Luna nueva. Pero los números dijeron que esto no era estadísticamente significativo, lo que quiere decir que no se puede distinguir entre el peso del azar y el hecho de que efectivamente se esté produciendo un fenómeno. Además, según Susan Hough, «las mareas lunares serían mínimas en ese punto, así que esto no tiene ningún sentido físico».

La Física también indica que tanto la Luna como el Sol producen tensiones en el interior del planeta que se considera que contribuyen a la formación de terremotos. Tal como Hough ha mostrado, las investigaciones han sugerido que hay más terremotos cuando las tensiones de las mareas son mayores, pero: «Si lees esos artículos con atención, verás que los autores son muy cuidadosos. Nunca dicen que los datos puedan usarse para hacer predicciones, porque la modulación (de la mareas sobre los terremotos) es siempre muy pequeña».

Esta geóloga cree que más tarde o más temprano ocurrirá un gran terremoto durante la Luna llena, y que alguna gente volverá a decir que el temblor fue causado por el enigmático satélite. Ella confía en que su estudio sirva como una base sólida a la que aferrarse para negar que haya un vínculo histórico entre las fases de la Luna y los temblores.

Con información de ABC.es