“La Mano Peluda” dijo adiós.

Con más de dos décadas al aire, el popular programa de terror -que llegó a ser uno de los más exitosos de la historia contemporánea de la radio en México- se despidió para siempre de sus oyentes.

“Hoy fue un día funesto para nosotros. Nos dieron a conocer, luego de 22 años y casi 5 meses de duración, que ‘La Mano Peluda’ llega a su fin. Agradezco al universo ‘peludomaniaco’. Muchas gracias por haber estado con nosotros”, expresó el jueves por la noche su locutor, Rubén García Castillo.

A las 22:00 del viernes 12 de enero tomó el micrófono de Radio Fórmula para presentarlo por última vez.

El formato era simple y su estilo recuerda al de las viejas radionovelas.

Los oyentes -o “peludomaniacos”- llamaban para relatar en vivo sus historias sobre hechos tenebrosos y experiencias sobrenaturales, que García escuchaba con atención y sin asomo de incredulidad.

Antes era Juan Ramón Sáenz quien lo hacía, pero un paro respiratorio le quitó la vida a los 48 años, el 29 de mayo de 2011. Algunos de sus radioescuchas dicen que el programa estaba “maldito” desde entonces.

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Grupo Fórmula no quiso aclarar las razones que le llevaron terminar la emisión del programa. Fue uno de los pocos espacios radiofónicos en el país nutridos casi en su totalidad por la audiencia.

Sin importar si las historias eran verídicas o no, cada noche los radioescuchas sintonizaban el programa con relatos que quitaban el sueño.

Pero cuando Rubén García anunció el fin de su emisión, dijo a los oyentes: “Teman más a los vivos que a los muertos”.

Estos fueron algunos de los testimonios más fascinantes.

1. El caso de Josué

Una de las historias que más repercusión tuvo de entre las más de 53,000 que se contaron en el programa fue la de Josué Velázquez, quien llamó a mediados del 2002 desde el Monte, en California, Estados Unidos.

Su caso protagonizó titulares de varios medios de comunicación en México. Más de 15 años después, continúa siendo objeto de debate en foros de internet. Algunos lo relacionan con la muerte de Sáenz.

Velázquez explicó que, de niño, cruzó la frontera hasta EE.UU., acompañado de su madre, su abuela y sus dos hermanos. También aseguró haber hecho un pacto con el diablo a cambio de poder y dinero para superar una crisis económica.

“Llevo más de cinco años intentando pactar con algún demonio”, comenzaba su relato. “Mi objetivo principal era, en un principio, hacer contacto y llegar a una negociación con Satanás”.

Y lo había logrado, afirmó. Pero estaba en apuros. Dijo que no podía disfrutar del dinero porque los demonios lo atormentaban y declaró, entre sollozos, que no quería morir.

Dijo haber matado a su abuela para lograr el propósito. De acuerdo con su relato, las huellas del crimen desaparecieron después.

Su caso impactó tanto a Sáenz que en 2011 fue a visitarle y le hizo una entrevista para el programa de televisión “Extranormal”. Fue la última entrevista que haría jamás.

El 19 de mayo, Josué guió al presentador y al resto del equipo a un lugar “secreto”. Allí contó que seguía en contacto con aquellos demonios que tanto le atormentaban.

Tras la entrevista, el camarógrafo fue operado de una hernia y el investigador, Mario Estrada, sufrió un accidente automovilístico, se lee en la web de la productora, TV Azteca.

Diez días después, Juan Ramón Sáenz falleció a causa de una fuerte infección gastrointestinal que le provocó un paro cardiorespiratorio.

2. Las “malditas” botas con sangre

En diciembre de 2014, un ingeniero llamó al programa para contar que él y su esposa escuchaban ruidos raros en su casa de Ciudad de México.

El asunto se tornó extraño cuando ella encontró unas botas de minero junto a una puerta que daba al sótano de la casa. La pareja se deshizo de las botas, pero éstas reaparecieron.

“Me da mucho terror cada vez que lo cuento”, explicaba el radioyente.

El narrador dijo que disparó con su pistola a una persona que cayó rodando por las escaleras, luego de días de ruidos y golpes en la puerta.

Al bajar al sótano, no había nadie, tan sólo las botas, “las mismas que mi esposa había tirado hacía dos o tres meses”. Esa vez, relató, tenían sangre.

El final de la historia es trágico: “Mi esposa está en un hospital psiquiátrico en Guadalajara. Yo la voy a ver cada mes. Ella no me reconoce. Cuando regresé a la casa, lo primero que vi fueron las malditas botas, igual, junto a la puerta del sótano. Cerré la puerta y nunca más regresé”.

3. El oso de peluche que “habló”

“Le voy a contar una historia que a mí me sucedió. Hay gente que me cree, gente que no, gente que se ríe… pero fue así me sucedió”, explicaba Martín en 2013 .

En su narración, decía que hacía algunos años se había cambiado de casa: “Yo tendría como unos 14 o 15 años y me fui a vivir con mi hermana.

Ella trabajaba de policía junto a mi hermano. Ellos iban a trabajar desde las 5 de la mañana. Nosotros teníamos nuestro cuarto y ella tenía su cama”.

“En su cumpleaños le regalaron una osa de peluche, de esas grandes”, relató.

Un día su hermana le dijo que no iba a la casa a dormir.

Él sintió frío y se le ocurrió meterse en la cama de su hermana, que tenía un edredón más grueso. “¡Pero ahí estaba la osa, señor Ruben!”, le contó al locutor.

“Me acosté, me tapé… ¡y la osa estaba de mi lado! Y, de repente, la osa se voltea y me dice que me ve“.

Esta historia es una de las más escuchadas en el canal que los fans del programa crearon en YouTube, pero millones de personas la escucharon también en antena.

Como este, muchos otros cuentos de terror ya no se escucharán en “La Mano Peluda”. Al menos, a través de la radio. Pero el legado de los más de 20 años de historias de terror que dejó el emblemático programa sigue vivo en internet.

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Con información de Animal Político