La memoria

Para Juan Cruz Ruiz, los recuerdos se le agolpan en imágenes del ser, la presencia omnipresente de su antecesor, su imagen viva, reflejada en la fugaz transición de lo translúcido de unos cristales, que como espejos de la realidad, le confirman su existencia. Al reflejarse la imagen de su padre que es él mismo. Y esta persistencia de imágenes, contribuye a confirmar una realidad del pasado en el presente, en una figura, fantasmal, que le otorga claridad mental de lo que fue, ha sido y es.

José Ortega y Gasset, refiere que el hombre tiene un derecho fundamental, tan fundamental, que es la definición misma de su sustancia: el derecho a la continuidad. La única diferencia radical entre la historia humana y la “historia natural”, es que la humana, no puede nunca comenzar de nuevo. Porque las bestias como los chimpancés, orangutanes o los tigres, se encuentran cada mañana, con que han olvidado casi todo lo que han vivido el día anterior, y su intelecto tiene que trabajar sobre un mínimo material de experiencias.

El hombre, en cambio, merced a su poder de recordar, acumula su propio pasado, lo posee y lo aprovecha. “El hombre no es nunca un primer hombre: comienza desde luego a existir sobre cierta altitud de pretérito amontonado. Éste es el  tesoro único del hombre, su privilegio y su señal. Por eso Nietzsche define el hombre superior como el ser “de la más larga memoria” ”.

Ojalá

«Supongo que me di cuenta de que él era él…mi padre, muy pronto en la vida, eso es lo natural; sus manos se fueron haciendo más y más secas y rasposas, se fue haciendo viejo mientras yo lo miraba, lenta, inexorablemente; a veces pasaba su mano por mi cara, y él se dejaba acariciar, hasta que algún impulso sentimental inverso le hacía levantarse……Un día vestido yo con corbata y camisa blanca, en medio de la redacción del periódico (El País),vi que un hombre venía hacia mí por un pasillo; es mi padre dije, y se solivianto mi ánimo, mi cara, di un salto en mi interior, hasta que finalmente, después de ese segundo extraño, sobrenatural, que me hizo temblar de pavor y de pasado, como ahora mismo que lo estoy contando, me di cuenta de que era yo mismo caminando desde el espejo….busque el silencio de un cuarto de baño, y exigí de mi ánimo un alivio; verte como tu padre, como él fue, es una similitud que se va acentuando a medida que pasan los años y uno se parece a lo que fue su primer modelo….Luego ya no me vi en el espejo, y me reafirmé en esa vieja costumbre de no asomarme jamás a esos cristales que no sólo descubren quién eres sino quién fuiste…uno nunca deja la isla de la que fue ni la isla de la que es….me veo en los espejos cuando me afeito, aquellos rasgos que poco a poco fueron haciendo su cara y que ahora, también poco a poco, van haciendo la mía, hasta ser un hombre que tiene en algunos momentos el mismo semblante de su padre»….»Ahora que lo imagino viviendo, odiando o amando, me doy cuenta de que poco le pregunte sobre esas cuestiones. Y pensando en eso mientras estoy escribiendo, me doy cuenta de que quizá yo mismo me he preguntado muy poco  sobre esas inconveniencias de la memoria: el odio, la venganza, el desdén, la humillación…porque quizá hasta ahora no he sabido nunca que un día iba a ser de la edad que tengo, y probablemente nunca llegaría a sentir que iba a dejar de ser joven…y esos sentimientos esquivos de la vida,  hirientes sin duda, oscuros, con rostro, con cara, con nombre propio, sutiles o enmascarados, ruines o aviesos, están ahí…nos persiguen en los sueños y en las pesadillas…interrumpen el sueño y hacen tan agitadamente la noche y el día, que de pronto la noche, y el día, y el mediodía y la larga tarde y los desayunos y las comidas y las sobremesas, y las turbias mañanas grises, se llenen de esos fantasmas…Y ésta es la cosa, han pasado los años. Han pasado de modo que ya no existen.. Mientras tanto, mientras se va haciendo la vida, vas aprendiendo que todo lo que sucede se borra, y que no eres sino esa parte de la cara de tu padre que se repite en ti, que tu prolongas como si fueras él, creyendo como él, que el tiempo no va a pasar…que en efecto lo que vives hoy es imborrable, y no es cierto…nada es imborrable…todo se borra, nada existe una vez que ya ha existido…y lo que pasa se queda en el rostro como una arruga más…como el tiempo….Odiar es malo, contra el odio debes hacer la gimnasia de la tolerancia o del olvido…y sin embargo te viene esa bilis correosa y firme que se impone sobre cualquier otro sentimiento, y surge la ansiedad…pero hay un momento en que ya no puedes más…Un día mi padre extrajo de su memoria, con los ojos empequeñecidos por el cansancio y por el tiempo, historias de caciques que abusaban, y poco a poco fue subiendo su tono de voz, como si delante tuviera a los caciques…y fue subiendo su voz hasta que grito en medio del patio…y todos nos quedamos sobrecogidos…Ese momento sublime y eterno en que gritas y alrededor parece que va a romperse todo, es el grito del tiempo que te ha estremecido en lo más profundo de tu ser.

Del libro : «Ojalá octubre», autor: Juan Cruz Ruiz, editorial: Alfaguara…… Ojalá; procede de la expresión árabe: «Si Dios quisiera».

Delirio


Flor de lirio que iluminas mis mañanas y das vida a la vida de los atardeceres, con tu enigmática sonrisa y tus ojos acuciosos, a las respuestas corporales de las palabras que emergen sobre de ti.

Sublimes lazos  de amor y ternura. Abrazas.

Me dices en un susurro, cerca, al oído; para siempre amor, para siempre.

Un baño de estrellas, resplandecientes de luminiscencia, iluminan tu ser.