El priismo veracruzano parece unido en torno a la figura del senador José Francisco Yunes Zorrilla, quien este miércoles solicitó licencia en la Cámara Alta para registrarse como precandidato de su partido al gobierno del Estado.

Despejadas todas las dudas con relación al tema de la candidatura, Yunes Zorrilla comenzó a sumar a las corrientes internas del priismo. Una de las más importantes, sin duda, era la de Héctor Yunes Landa, quien prácticamente le destapó como aspirante y virtual candidato.

Contrario a lo que se observaba en años y décadas pasadas, cuando existían tres o cuatro grupos fuertes en el partido, desde hace al menos un lustro son dos las expresiones y corrientes dominantes, que parecen unidas por el propósito de recuperar el poder ejecutivo estatal, hoy en manos del Partido Acción Nacional.

Habrá quien incluya en el recuento de los grupos internos priistas a la organización Vía Veracruzana, que fundó el ex dirigente estatal del partido, Felipe Amado Flores Espinosa; sin embargo, dicho grupo nunca alcanzó la relevancia política que en la actualidad sí tienen las corrientes de Yunes Zorrilla y Yunes Landa.

El pastel tricolor, nos dicen, es grande y alcanzará para todas las expresiones del priismo, dado que habrá elección para gobernador, senadores, diputados federales y legisladores locales.

En las listas que dará a conocer el partido dentro de un mes veremos a representantes de las diferentes corrientes. El PRI no se puede dar el lujo de excluir a ningún grupo, por pequeño e insignificante que parezca.

En unos días, también, quedará confirmada la postulación al Senado de la delegada de Sedesol en Veracruz, Anilú Ingram Vallines, quien podría ir acompañada, como segunda fórmula, por el todavía alcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez Francos.

Saben los priistas locales que si pierden esta elección, difícilmente habrá revancha, al menos hasta 2021, cuando se celebren en Veracruz el siguiente proceso para renovar los ayuntamientos.

Hay que recordar, también, que en los procesos recientes, al PRI no le fue nada bien: en la elección para gobernador y diputados locales de 2016, Héctor Yunes se quedó a más de 100 mil votos de la victoria y apenas superó el 30 por ciento. El mismo número de sufragios que le faltó para alcanzar a Yunes Linares es el que le separó del tercer lugar en la contienda, que fue Cuitláhuac García Jiménez.

Un año después, en el proceso municipal de 2017, la alianza PRI-Verde apenas alcanzó 44 triunfos electorales, aunque en su mayoría se trató de municipios pequeños, de poca importancia demográfica y electoral.

El reto de los priistas, en ese contexto, será replantear la estrategia, comenzando por garantizar la unidad interna, lo que parece que ya lograron con la candidatura de Pepe Yunes.

El relevo en el CDE

En una de sus últimas declaraciones como dirigente estatal del PRI, Renato Alarcón Guevara dijo que los priistas de la entidad cerrarán filas para impulsar el proyecto que encabeza José Francisco Yunes Zorrilla.

Alarcón Guevara nunca fue, digamos, un dirigente del partido con fuerza; ni siquiera dio resultados que pudieran espantar a los adversarios políticos; su periodo más bien se caracterizó por el tono grisáceo y el bajo perfil.

Hace un año nadie pelaba a Renato Alarcón, quien se vio rebasado por una delegada estatal como Lorena Martínez; hoy, cuando sus días como presidente del CDE parecen estar contados, implemente no figura.

Renato tendrá suerte si logra una candidatura plurinominal a la Legislatura del Estado.

A ese espacio llegará en unos días el nuevo equipo, que será gente de la confianza del precandidato a la gubernatura. Américo Zúñiga encabezará al priismo de la entidad. @luisromero85