Como para que la rectora Sara Ladrón de Guevara no hiciera cuentas alegres con la famosa pero dilatadísima “autonomía financiera” que, en caso de respetarse, alcanzará el 4 por ciento del presupuesto general del Gobierno del Estado hasta 2023, quinto año del próximo sexenio, Miguel Ángel Yunes Linares ha ordenado al engolosinado político primerizo Sergio Hernández Hernández, diputado plurinominal que ha prolongado su presidencia en la Junta de Coordinación Política del Congreso gracias a ardides legaloides y autoritarios, que le dé una noticia de muy mala leche a través de los medios de comunicación.

El ‘gobernador del cambio’ no tuvo los arrestos suficientes para hacerlo claro en el desangelado discurso que pronunció tras entregar un mamotreto de su supuesto primer y penúltimo informe.

Aunque se convocó a esa ceremonia con el garlito de que era el Primer Informe de Gobierno, Yunes Linares no hizo sino aprovechar los reflectores para dar uno más de sus repetitivos discursos en que ofrece como un hecho consumado proyectos que, si bien nos va a los veracruzanos, comenzarán antes de que finalice el año, aunque en realidad tendrán más ruido conforme se acerquen los comicios del 1 de julio.

“El informe de gobierno se contiene en varios tomos que ya está en poder del Congreso del Estado. Este es un mensaje para recordar de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos en 2018”, dijo el propio Yunes aunque todo mundo lo manejó como si fuera propiamente el informe de actividades.

Pero olvidémonos de ese acto al que tanto funcionarios (comenzando por el gobernador) como la prensa adicta al yunismo quisieron revestir de un carácter “republicano, austero, sobrio” y que no fue sino desorganizado, descortés y con el sello de la casa: asegurar que todo mundo sepa que, en Veracruz, el ‘mero mero’, el tlatoani, el dueño del circo es Miguel Ángel Yunes Linares. (Para su desgracia, no terminaba el día cuando el impresentable reo Javier Duarte de Ochoa le había robado toda posible notoriedad).

Vayamos al tema universitario, del que tanto se aprovechó Yunes para ganar los comicios hace un año. Una vez pasada la euforia de que en 2018 se entregará a la UV el 3 por ciento del presupuesto general, lo que significará un 25 por ciento de incremento en números reales respecto al aprobado originalmente para este año, Yunes instruyó al diputado juerguista del PAN, Sergio Hernández, compañero de tropelías del dirigente estatal del PAN, Pepe Mancha, para que aclarara lo que no quiso él en el acto “republicano” del 15 de noviembre.

Dice mi mamá que siempre no

Según revela la nota del periodista José Topete publicada por el portal Al Calor Político, el diputado panista le cortó las alas a los universitarios, y no es que estos sintieran que nadarían en la abundancia sino que podrían empezar a resarcir a partir de 2018 el grave daño infligido por Duarte y continuado por Yunes Linares, fácil de observar hasta en el estado de la pintura en las instalaciones.

¿Cuál es el mensaje? Que los presupuestos que se destinarán para la autonomía financiera de la Fiscalía General, la Universidad Veracruzana y el Poder Judicial no se determinarán con base en el presupuesto general de 113 mil 654 millones 552 mil 930 pesos previsto para 2018, sino en una cantidad menor. Si los universitarios pensaron que recibirían de la generosa mano de Miguel Ángel unos 3 mil 409.6 millones de pesos están equivocados.

Y es que, según el famoso He-Man, al monto general aprobado al gobierno del estado deberán descontarse los recursos que corresponden a los 212 municipios, que suman 21 mil 451.8 millones de pesos. El resultado de esa quita es 92 mil 202 millones 752 mil 930 pesos, que será la base para el cálculo del subsidio estatal a la UV, es decir, 2 mil 766 millones 753 mil pesos, o menos, si el gobierno del cambio encuentra razones para disminuir aún más la base de cálculo. (A la Fiscalía le corresponderá el 1.5%, es decir, 1 mil 383 millones, mientras que al Poder Judicial el 2% que, traducido a números absolutos, serán 1 mil 844 millones de pesos).

Este frenón con reversa incluida se sumará al lento goteo financiero suministrado por la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) a la Universidad Veracruzana, sobre todo, por la tácita negativa del gobierno estatal a reembolsar los más de 2 mil millones de pesos que, como institución, escamoteó a la casa de estudios, independientemente de que quien estuviera al frente de ella hubiera sido el ladrón Javier Duarte de Ochoa.

La propia rectora Sara Ladrón de Guevara ha sido explícita al respecto en declaraciones a la prensa, si bien se ha cuidado de generar una confrontación más frontal en que pudieran incorporarse estudiantes, académicos y sindicatos universitarios, tal vez porque –como sospechan varios sectores de la UV– la protesta pública contra Duarte pudo haber sido apoyada por la Rectoría como un acto paralelo dentro del proyecto de lograr la alternancia en el gobierno estatal a través del candidato PAN-PRD.

Si ello hubiera sido así, Yunes Linares no estaría siendo recíproco pagando ese impulso (en muchos casos, inconsciente) de las mentes más lúcidas de Veracruz a su campaña electoral del año pasado, mediante el apoyo financiero a la universidad que le dio su único título de estudios superiores.

Por otra parte, quienes se han expresado críticamente contra esa falta de respaldo gubernamental tampoco se han propuesto generar un movimiento masivo que permita manifestar el malestar de los universitarios ante un prolongado escamoteo de los recursos que por ley les corresponde. Bastaría recordar todos los proyectos truncos, los programas académicos que no han logrado la meta de ser certificados por los organismos evaluadores de la calidad académica, la cancelación de proyectos de obra que buscaban atender la demanda de espacios suficientes y decorosos y la postergación de programas artísticos y culturales, entre otros, para saltar a las calles a presionar a Miguel Ángel Yunes Linares para que cumpla con su obligación con su alma mater. Eso, ciertamente, suena difícil de repetir.

Un Secretario de Gobierno torpe y mentiroso

De verdad que Yunes Linares eligió a los peores elementos para conformar su gabinete. Sobresale Rogelio Franco Castán, Secretario de Gobierno, quien en su comparecencia ante el Congreso dio cátedra de cómo mentir y ser descubierto en el trance.

No solo la investigadora universitaria Estela Casados González refutó su dicho de que ella había colaborado con la dependencia en el tema de violencia contra las mujeres, sino que el exdirigente estatal del PRD se prodigó en estupideces al hablar de seguridad pública.

Dijo que las cifras sobre delitos la emite la “Comisión” (no Sistema) Nacional de Seguridad Pública (que las publica con base en la información que mandan los gobiernos estatales a través de sus procuradurías y fiscalías) y ellas dicen que Veracruz está avanzando en materia de seguridad. “Antes no veíamos columnas, no veíamos periódicos, no veíamos primeras planas hablando de la seguridad de los veracruzanos. Hoy se habla todos los días y estamos trabajando para ello, se implementan programas, se están adquiriendo equipos, tecnologías”.

En primera, las cifras del SNSP hablan de que cada día estamos peor en materia de seguridad y, en segunda, me consta que hace varios años, desde los medios de comunicación (y puedo remitirlo a mis columnas Hora Libre), se ha hecho una observación crítica sobre los crecientes índices de incidencia delictiva del orden común.

Lo que pasa es que el lúdico secretario nunca ha leído; uno pensaría que su carrera de Derecho la hizo sin leer, pero es mucho pedirle que lea libros. Ahora descubrimos que tampoco ha leído periódicos ni portales informativos. Y él debiera ser el más informado del gabinete. Imagine a los demás secretarios. No olvidemos que su puesto es el pago de Yunes a los votos aportados por el PRD y que hicieron la diferencia para que ganara la gubernatura.

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