Hace casi dos semanas se armó un sabroso jaleo con unas despensas que supuestamente habían sido desviadas de su destino original.

En síntesis el asunto estuvo así: El presidente del Colegio de Ingenieros Mecánicos y Electricistas del Estado de Veracruz, Juan Antonio Pinilla Rodríguez y varios de sus colegas, se dieron a la tarea de recolectar víveres para los damnificados por los sismos del mes pasado.

Con ellos hicieron unas despenas que acomodaron en el garaje de la casa de Pinilla y de su esposa la señora Fabiola Balmori, que tiene un cargo en el ayuntamiento del puerto de Veracruz.

Alguien, evidentemente con muy mala leche, dijo que en esa casa se estaban agandallando con las despensas y ni tardos ni perezosos se apersonaron los policías ministeriales que sin orden de aprehensión, detuvieron a los ingenieros en el momento en que las subían a la batea de una camioneta y a un camión de volteo.

Pero antes, la Fiscalía General del Estado, había abierto una carpeta de investigación (la número 125/2017/EE) contra la señora Balmori por presuntos delitos electorales.

Una vez que los ingenieros comprobaron que las despensas las llevaban al centro de acopio de la Cruz Roja y que su reputación quedó por los suelos, los soltaron. Y con ello terminó el escándalo mediático que trascendió el territorio veracruzano.

¿Y las despensas?

Como parte de la investigación o como cuerpo del delito que se le decía antes, las despensas fueron a parar a la FGE, pero una vez comprobada la inocencia de los imputados (o aunque se hubiera demostrado su culpabilidad) las despensas debieron llegar a su destino. ¿Porqué no se han entregado a la Cruz Roja?

De acuerdo con el ingeniero Pinilla Rodríguez, éstas suman alrededor de mil 500 que deberían estar en manos de los damnificados, sin embargo, la FGE se niega a entregarlas. ¿Por qué? Ve tu a saber, lector.

El abogado Fidel Ordóñez Solana, defensor de los presuntos inculpados (porque hasta defensor tuvieron que contratar) dijo que no hay sustento legal para retener las famosas despensas, y que al hacerlo, la Fiscalía General está incurriendo en un flagrante abuso de autoridad.

Pero no sólo eso, la retención de esos víveres se presta a malas interpretaciones. Y no es que uno quiera pensar mal del personal que trabaja en la FGE, pero ¿no le habrán dado baje a las despensas?

Si sucedió así, lo más seguro es que detengan a dos o tres sujetos menores para presentarlos como integrantes de la banda de “Los Chacales”. Pero la responsabilidad de este posible hurto será enteramente del Fiscal Jorge Winckler y de nadie más.

Esos víveres deben entregarse a la voz de ya porque contienen productos perecederos que quizá estén echados a perder y porque, en efecto, no existe ningún motivo jurídico o legal para retenerlos.

Como abogado que es, Jorge Winckler sabe muy bien que al retener las despensas la Fiscalía está cometiendo un delito porque se trata de ayuda humanitaria. Y los delitos generalmente se dirimen ante un juez.

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