Aunque tiene huéspedes de regular tamaño, como el exsecretario de Seguridad Pública Arturo Bermúdez y el extitular de Sefiplan Mauricio Audirac, e incluso tuvo entre sus barrotes al exgobernador interino Flavino Ríos Alvarado, el manejo del penal de Pacho Viejo merecería un toque de realismo mágico, con todos los ingredientes que alimentaron los personajes del boom latinoamericano, particularmente el del burócrata de medio pelo convertido en tirano de su pequeña república.

Engendro del poder ilimitado que se respira en el gobierno de Veracruz, el actual director del penal, Gabriel Jiménez Ramírez, le ha dado su toque personal al manejo de los recursos, distinto del de su antecesor, quien había tomado las instalaciones para hacer negocios personales, generando la molestia de los reclusos.

La situación actual es más sui generis pues a ese penal localizado en el municipio de Coatepec han sido remitidos no solo los exfuncionarios duartistas señalados antes, sino otros que han buscado mejores condiciones. Y eso cuesta.

Gabriel Jiménez Ramírez llegó a Veracruz, proveniente de la Ciudad de México, para incorporarse a este gobierno como Subdirector de Reinserción Social, y ya entonces se jactaba de su muy cercana amistad con el actual secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, y con el mismísimo gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, con quienes habría trabajado en la Dirección General de Prevención y Readaptación Social y en la Subsecretaría de Sistema Penitenciario.

Por fortuna, al menos hasta el momento, todo parece indicar que la capital de Veracruz le abrió el ánimo romántico, lo que ha permitido hasta el momento que no emerja su espíritu autoritario y prepotente que caracterizó su actuación en penales del altiplano, como el Penal Neza-Bordo, en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. Al menos no en toda su plenitud.

Hace 10 años, justo en septiembre de 2007, ocurrieron hechos violentos en ese penal mexiquense, que tuvo como consecuencia dramática la muerte de 4 reos y uno más que fue herido.

Isidra Juárez Vázquez, madre de Antonio García Juárez, uno de los cuatro asesinados durante al motín, declaró al periódico La Jornada que el subdirector del penal, Gabriel Jiménez Ramírez, fue quien le dio la noticia. “Únicamente me dijo: ‘su hijo falleció en una riña’, y que la institución pagará los gastos funerarios”. Del hijo que había fallecido con violencia en el interior del penal, la mujer dijo entre sollozos: “Estaba por robo, pero hoy me lo llevaba libre”.

Cuatro meses después, el 17 de enero de 2008, en el mismo penal, ocurrió un intento de fuga que derivó en un motín en que participaron al menos 700 internos, quienes tomaron como rehenes a 16 custodios, y un reo fue degollado. Fue necesaria la participación de 1500 policías para controlar la trifulca.

Según reporte del periódico La Jornada, el Comisionado de la Agencia de Seguridad Estatal (ASE) del Estado de México, Héctor Jiménez Baca, dijo que la revuelta se debió a que los reclusos pretendían destituir al director del penal Gilberto Trinidad Gutiérrez y, qué coincidencia, al subdirector, Gabriel Jiménez Ramírez.

¿Puras historias románticas?

Hoy vive solo historias románticas. Si las versiones que corren con el entusiasmo propio de las charlas de café son ciertas, Gabriel Jiménez Ramírez, ahora convertido en Director del Penal de Pacho Viejo, se ha convertido en un verdadero galán de telenovela.

Tal vez los años le hayan marcado para bajarle presión a puestos en que la violencia siempre está a punto de turrón. Cuando laboraba en la Dirección de Prevención y Reinserción Social del gobierno veracruzano, organizaba partidos de futbol en que, aun en horas laborales, llevaba a todo su personal al convite, unos como jugadores y otros como porristas.

Ahí mostraba no solo sus habilidades en el balompié sino el amor que le profesaba a su nueva chica, quien ya ‘labora’ con él en Coatepec. Luego del desgaste físico sufrido en las canchas, conseguidas por Martín Barrera, se abandonaban al ágape y a la convivencia.

Sin embargo, no duró mucho en el puesto. De ahí lo enviaron como director de Pacho Viejo, a donde se llevó  a trabajar tanto al jefe del Departamento de Criminología como a la jefa del Departamento Educativo de la DGPRS, áreas que hasta hace unos días todavía seguían sin nuevos titulares, lo mismo que la Subdirección de Reinserción Social, demostrando lo mucho que le preocupa al gobierno estatal las tareas que se realizan desde esas dependencias.

Además de hacer cambios arbitrarios de personal y ordenar acciones que desarticulan el trabajo cotidiano, como cuando permitió que personal que vivía lejos del penal abandonara sus tareas a mediodía por la inminencia de la llegada del huracán Katia, Gabriel Jiménez Ramírez está cobrando los beneficios del puesto, al tener el control de la panadería y la tienda de abarrotes, además de sacarle jugo a las visitas íntimas y a la renta de celdas, entre otras minucias.

Esperemos que, gracias a ese descuido, no ocurra en cualquier momento un motín como los que le estallaron en las manos cuando fue subdirector del penal Neza-Bordo, en el Estado de México.

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