«En el Conservatorio [Superior de Música de Córdoba] hay muy pocos extranjeros, en mi curso solo hay uno que nació en Francia pero es de familia inglesa y en otros cursos hay un griego, un chino, en total, somos como cuatro o cinco pero yo creo que soy el único mexicano que ha ido a estudiar la carrera de flamenco, ha habido muchos mexicanos que han ido a estudiar pero en clases particulares o en algunos cursos, pero solamente puedes estar tres meses allá, entonces no han podido estudiar mucho», me comentó Federico Cruz, un guitarrista tan joven como terco con la guitarra y obsesionado con los palos del cante y del baile.
Federico es hermano menor de Paquito Cruz, así que la música que ya traía dentro, meció su cuna y se internó en sus primeros sueños. Así me lo narró:

Escalera al cielo

Soy Federico Eloy Cruz Pérez, nací aquí en Xalapa pero viví mi infancia en Córdoba. A los ocho años entré, allá en Córdoba, al Instituto de Música Dante, es la escuela del maestro Dante Santos María, yo quería tocar guitarra pero mis padres decían que era un instrumento muy grande para un niño entonces no tuve de otra más que tocar batería. Solo estuve un año y después, mientras no podía tocar la guitarra, me pasé al violín y estuve estudiándolo unos dos años, me gustaba pero sentía que no era para eso, que no me causaba tanta emoción. Cuando tenía unos 12 años, mis padres ya me dejaron estudiar guitarra y empecé tocando la guitarra eléctrica en esa misma escuela. Me gustaba mucho el rock: Led Zeppelin, Black Sabbath y fui conociendo distintos estilos de rock, después me gustó el heavy metal, pero también sentía que algo me faltaba, me gustaba demasiado pero a veces llegaba aburrirme un poco. En esa escuela se organizaban unas tocadas que se llamaban Sábados de Café, mi hermano y yo formamos un grupo de rock y tocábamos ahí.

Manantial de arena

A los 15 años, más o menos, me vine a Xalapa porque quería estudiar música ya como algo más profesional, mi hermano estudiaba piano y era como un ejemplo. Había escuchado mucha música clásica por mi hermano pero nunca la había tocado, tomé clases particulares con el maestro David Fernández y empecé desde cero porque la guitarra clásica es muy diferente a la guitarra eléctrica, tiene otra técnica, otro sonido, es muy diferente. Yo creo que David Fernández es el mejor maestro que me ha dado clases porque te va enseñando la técnica no como si fuera un libro sino de una manera que lo entiendes muy fácilmente.
Después de un año de tomar clases con él, hice el examen en la Facultad de Música y fui aceptado. Después quise entrar a JazzUV y estuve, al mismo tiempo, en la Facultad, con el maestro Ernesto Lunagómez, y en JazzUV con el maestro Málik Peña.

Castillos de Arena

El flamenco siempre es una pena,
el amor es una pena también.
En el fondo, todo es una pena y una alegría
(Camarón de la Isla)

En ese tiempo conocí a un amigo de mi hermano que se llama Carlos Zambrano y hablando con él, me comentaba que no había guitarristas de flamenco aquí en Xalapa. Cuando me dijo eso, empecé a buscar música porque yo en realidad no sabía qué es el flamenco, normalmente, cuando te hablan de flamenco piensas en los Gipsy Kings o en las cosas más comerciales de Paco de Lucía, que no son muy flamencas, pero cuando me puse investigar más a fondo, me cambió el mundo, el primer disco que escuché se llama Castillos de Arena, es de Camarón de la Isla y Paco de Lucía. Quedé alucinado con esa música, esa forma de expresarse, ese sentimiento que ellos le dan. Hay mucho dolor, eso me gusta mucho porque a mí me gusta la música que es muy apasionada, que tiene mucho sentimiento, yo no soy de música muy feliz (risas), me gusta que tenga esa esencia.
Desde esa vez quedé impactado, dije tengo que saber más de esto y empecé a buscar más cosas, más discos de Paco de Lucía pero que fueran de flamenco, no de rumba flamenca, y me apasioné. Hay muchos músicos en la Ciudad de México y en otros estados pero en Xalapa, para aprender flamenco no hay, entonces intenté aprender por mi cuenta, ya tenía los recursos técnicos de la música clásica y gracias al jazz tenía los recursos para improvisar, en el flamenco no se improvisa demasiado pero tienen un conocimiento de la guitarra como el que tienen los jazzistas que les dices toca en tal tono, en tal modalidad y saben tocarlo en todo el diapasón, eso pasa también en el flamenco. El rock también ayuda de alguna forma porque en el rock tienes que tener mucho ritmo, esas tres cosas, y la ayuda de mi hermano, me ayudaron a comprender el flamenco.
Intenté sacar cosas de bulería, que es mi palo favorito porque es muy rítmico, muy rápido y me emociona mucho, pero me fue muy difícil por mi cuenta y tuve que buscar tutoriales en YouTube de cómo tocar por bulerías, cómo tocar por tangos. Me costó mucho pero estuve escuchando muchos artistas, muchos guitarristas, muchos cantaores, de todo fui investigando.
En de ese tiempo, mi amigo Carlos Zambrano me invitó a conocer unas bailaoras que viven aquí en Xalapa, Lorena Ortega y Cecilia Gómez, y con ellas empecé a aprender todavía más, aprendí a acompañar baile, que es una cosa muy diferente a tocar la guitarra por tu cuenta porque para acompañar baile tienes que aprender a ver y a escuchar, tienes que ver lo que hacen y saber cómo llevar eso.
Luego, Carlos me presentó a otra bailaora que llegó un poco después a Xalapa, se llama Érika Suárez, también aprendí mucho de ella pero de una forma diferente porque es una bailaora contemporánea y fusiona el flamenco con el contemporáneo, entonces, acompañarla es un poco diferente a lo tradicional pero también me dio muchos recursos rítmicos y pude aprender más cosas de otra manera.
Con mi hermano, Carlos, Cecilia y Lorena hicimos un grupo que se llama Alhambra Flamenco y entre más tocábamos, yo aprendía más. Al principio, como no yo no sabía todavía tanto, tenían que venir guitarristas de México a acompañar pero después, cuando aprendí más, ya no fue necesario.

 


(CONTINÚA)

SEGUNDA PARTE: La música que me camela
TERCERA PARTE: Romana, mora y cantaora

 

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