Todos los partidos están haciendo su trabajo para ganar el mayor número de premios en la lotería política de 2018. Los organismos rémora (como PRD, Panal, PES, PVEM y Movimiento Ciudadano) analizan cómo estarán sus alianzas con los partidos fuertes (Morena, PAN y PRI) y si las harán a nivel nacional o por regiones, si bien Morena ha optado por un esquema que no admite alianza alguna.

El caso del Movimiento Ciudadano (MC), que acaba de celebrar su segunda convención estatal en Veracruz, puede ser demostrativo de la forma de diferenciar las alianzas: mientras se le señala como un posible integrante del frente amplio opositor planteado por el PAN y el PRD en las elecciones federales, en Veracruz esa reunión no parece posible, a no ser que su líder nacional, Dante Delgado, peque de un pragmatismo tan desbordado como para aceptar una alianza que beneficie a quien lo llevó a la cárcel en diciembre de 1996 por los delitos de enriquecimiento ilícito, desvío de fondos y abuso de autoridad.

En una entrevista realizada por el semanario Zeta, de Tijuana, en febrero del año pasado, Dante explicó este hecho: “Estuve detenido arbitrariamente. La diferencia entre que te secuestre un comando y te lleve a una casa de seguridad, cuando es por abuso de poder, te llevan a la cárcel… ése fue mi caso. Yo estuve secuestrado en prisión, con letras en mayúsculas… secuestrado”.

En efecto, en 1995, luego de ser gobernador de Veracruz, Dante Delgado cometió el peor pecado dentro del, hasta esos días, invencible Partido Revolucionario Institucional: salir de sus filas y evidenciar el grave deterioro que su dominio político le estaba haciendo al país. Ah, y crear un partido de oposición.

Entre las versiones encontradas que corren, hay una que parece tener más adeptos: el entonces presidente Ernesto Zedillo ordenó a Patricio Chirinos el encarcelamiento a como diera lugar del hijo descarriado.

La tarea se le encomendó al entonces poderosísimo secretario general de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares, quien habría operado contra Dante de la misma manera que lo ha hecho ahora, a través de su fiscal Jorge Winckler, con los duartistas hospedados en Pacho Viejo: establecer un delito o dos para acusar al caído en desgracia y luego acumularle otros para evitar su salida.

Isaí Lara, de Zeta, lo describe en los siguientes términos: “Cuando Dante Delgado prácticamente puso un pie lejos del que fue su partido, el Revolucionario Institucional, y manifestó su inconformidad con la política del entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo, fue detenido. Acusado primeramente por irregularidades en sus declaraciones patrimoniales y posteriormente por peculado y abuso de autoridad. Dante quedó en prisión.”

Hasta con la ayuda del diablo

Alejado de la alianza con Andrés Manuel López Obrador, que parecía inquebrantable, el partido propiedad de Dante Delgado se apresta a escalar en su alcance geográfico electoral, luego de la buena recepción que ha tenido en el occidente y norte del país, donde logró la alcaldía de la capital jalisciense, la segunda ciudad más importante del país, y con el mismo candidato podría obtener la primera gubernatura.

Ese éxito, paradójicamente, no lo ha logrado en su tierra natal, Veracruz, que le hizo caer al sexto lugar en la elección para Gobernador de 2016, con una votación sumamente marginal, si bien escaló al cuarto lugar en los comicios municipales de este año, en que logró para su causa 10 ayuntamientos.

Y parece haber aprendido una lección: alejado de AMLO, de quien sin embargo ha aprendido su estrategia de atraer a militantes y dirigentes destacados a su proyecto, Dante no ha tenido empacho en convocar a sus filas y colocar en puestos clave a verdaderos chapulines y representantes del peor rostro de la política, siempre que le garanticen cierta influencia regional y recursos.

En la asamblea celebrada el viernes pasado, Dante dijo que en su partido  “estamos convencidos de que para lograr la transformación que México necesita, debemos impulsar un cambio de régimen político que deje atrás el país de un solo hombre que tanto daño le ha hecho a México y quien esté de acuerdo con este proyecto será bienvenido”.

La verdad es que los bienvenidos difícilmente podrán hacer un cambio de régimen. Entre ellos aparecen personajes que han hecho del fenómeno político una forma para enriquecerse y obtener un poder que nunca han usado para beneficio de los demás.

Con tal de elevar su peso en las cifras electorales de Veracruz, Dante Delgado, en efecto, no ha tenido empacho en atraer a sus filas para colocarlos en puestos directivos a verdaderos chapulines políticos, los más célebres Eduardo Sánchez Macías y Zaira Ochoa Valdivia.

Del primero, un empresario periodístico ligado a Javier Duarte, cuya esposa Karime supuestamente es su prima, podemos decir que ha pasado por más de tres partidos, de uno de los cuales, el PRI, ha sido dirigente en Martínez de la Torre, mientras que gracias a la postulación de otro, el Panal, llegó al Congreso local en la anterior Legislatura.

La segunda está más ligada a esquemas antidemocráticos del poder. Hija de Rafael Ochoa Guzmán (quien fue Senador de la Republica por el Partido Nueva Alianza, Secretario General Ejecutivo del SNTE y brazo derecho de la maestra Elba Esther Gordillo), Zaira Ochoa Valdivia ha sabido aprovecharse de esas circunstancias favorables para ser alcaldesa de Huatusco por el Panal e integrarse ahora al MC en calidad de integrante de la Comisión Operativa Estatal.

Además de alcaldesa, Zaira estuvo muy cerca de las acciones de corrupción del gobierno duartista. El 7 de enero de 2011 fue designada directora general del Instituto de Capacitación para el Trabajo (Icatver), dentro de la Secretaría de Educación, y el 23 de abril de 2013, Javier Duarte le tomó protesta como subsecretaria de Fomento y Gestión Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema).

Su hermano Ulises fue presidente estatal del Partido Nueva Alianza, de donde fue expulsado por un escándalo nacional a raíz de su encarcelamiento en Las Vegas por haber golpeado a su esposa, en noviembre de 2013.

Zaira, quien también cuenta con un largo historial político de partido en partido, fue alcaldesa de Huatusco en el periodo 2008-2010 por el PRI-Alianza Fidelidad por Veracruz, de cuya gestión dejó una larga lista de obras inconclusas, entre las que se cuenta un relleno sanitario en Chavaxtla con una inversión de 7 millones de pesos, que nunca fue abierto al público ni ocupado.

Es también recordada porque en 2012, mientras se postulaba como aspirante a la diputación federal por el PRI, expresó su total confianza y solidaridad a las políticas del en ese entonces aspirante y ahora Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, en una gira del mandatario nacional en el parque 21 de Mayo de Córdoba.

Con estos personajes, difícilmente se podrá creer que el partido Movimiento Ciudadano pueda ser una fuerza de equilibrio político en una entidad que, como Veracruz, sufre los embates del autoritarismo. Y es que el mismo Dante Delgado dio muestras el viernes, ante la prensa, de su incapacidad para rendir cuentas de decisiones que para un partido con aspiraciones de izquierda resultan inverosímiles. Respecto a las razones por las cuales ha incorporado al partido a exduartistas como Eduardo Sánchez Macías, Zaira Ochoa Valdivia y Pablo Anaya, solo dijo que le daba hueva hablar de ese tema.

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