Aunque su espaldarazo a la rectora Sara Ladrón de Guevara puede que le sirva a la actual inquilina de Lomas del Estadio para conseguir su reelección, y su discurso de optimismo y sonrisas le hayan granjeado la simpatía de algunos de esos nuevos estudiantes de la Universidad Veracruzana para convertirlos en votos a favor de su partido el próximo año, lo cierto es que el discurso del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares el lunes 14 no ha dado ninguna esperanza para el futuro inmediato de su alma máter.

Absolutamente ninguna buena noticia llevó quien se ostentó ante los nuevos universitarios como orgulloso egresado de la UV, a donde quiere regresar en 2019 como ‘maestro honorario’.

No dijo una sola palabra de la enorme deuda que el gobierno estatal (no Javier Duarte) mantiene con la UV, aunque se vanaglorió del acuerdo que permitirá –si las cosas no cambian con el tiempo– que en seis o más años llegue a las arcas universitarias el 4 por ciento del presupuesto general del estado.

Elogió la constancia de Sara Ladrón de Guevara por pelear, desde que él era candidato y, luego, gobernador electo, por los recursos escatimados por el gobierno estatal, pero ya sabemos que tan pronto tomó protesta como mandatario y se instaló en Palacio de Gobierno se desentendió del compromiso y no ha vuelto a decir nada.

A diferencia de su momento estelar con el SETSE, cuando anunció varios pagos a maestros, la transferencia de 2 mil millones de pesos para el Instituto de Pensiones del Estado (IPE) y tres autos para rifarlos (aportados por él, su hijo y su principal operador político), al enfrentar a la nueva masa crítica universitaria no ofreció el pago del adeudo y solo musitó que en diciembre todos verían que le daría un presupuesto mayor al de 2016; en qué proporción, cómo saberlo, si ni siquiera se sabe el monto del presupuesto estatal con toda exactitud.

Para una comunidad universitaria crítica, analítica, confrontada con el poder, estos ocho meses han sido más que suficientes para darse cuenta de que Yunes los engañó, los embelesó con duras líneas discursivas contra Duarte por la enorme deuda con la casa de estudios y con melosas promesas de rescate financiero.

A ocho meses en el cargo, no ha habido una sola mención del adeudo, ningún mensaje en el sentido de que se incrementará el subsidio al menos hasta el 2.8 por ciento del monto global del  presupuesto estatal de este año, como lo autorizó la Legislatura, si bien ha cumplido meticulosamente (la rectora lo confirmó con el ademán afirmativo de su cabeza) con el suministro periódico de los recursos federales y estatales establecidos.

Recordó el momento en que el gobernador Patricio Chirinos Calero decretó la autonomía de la UV, mientras él era Secretario General de Gobierno, en 1997, hace 20 años. Mencionó que le tocó promulgar como Gobernador del Estado la reforma que garantiza un porcentaje del presupuesto del Estado para la UV, una reforma que impulsó su antecesor Javier Duarte de Ochoa y aprobó en primera votación la anterior Legislatura y a la que, siendo candidato, cuestionó severamente y señaló que tendría que analizarse a la luz de las condiciones financieras del estadio.

Y, por último, que el 11 de agosto, tres días antes de su cita con los universitarios para la apertura de los cursos 2017-2018, había presentado a la Legislatura del Estado “una iniciativa de reformas a nuestra Constitución, para que la Universidad Veracruzana pueda, directamente, presentar iniciativas de Ley, en todo lo relacionado a su autonomía, organización y funcionamiento”.

Puro papel, puras leyes, puras palabras, pero ninguna promesa en firme para ayudar a la universidad donde estudió la carrera de Derecho y de cuyos problemas se valió para fortalecer su campaña electoral el año pasado, que permitan a los más de 60 mil universitarios pensar que tendrán el apoyo de su gobernador para pasar la etapa financiera crítica que tiene a su casa de estudios con programas académicos detenidos, instalaciones educativas y de investigación en pésimo estado, serias dificultades para pagar a proveedores y un desencanto generalizado que afectará tarde o temprano su calidad educativa.

Para colmo, el gobernador Yunes le ofrece seguridad a los universitarios, golpeados por los grupos delictivos, cuando los datos duros de violencia criminal en la entidad se han disparado y no hay visos de que pueda haber una disminución en el mediano plazo. Un día después de prometer seguridad a los universitarios y a la población en general, los grupos criminales se llevaron al otro mundo a ocho personas en actos violentos en Poza Rica, Xalapa, Misantla y Acayucan.

¿Qué pasará con la Universidad Veracruzana con su ilustre egresado renuente a destinar recursos importantes al principal formador de los recursos humanos que necesita la entidad para su desarrollo? ¿Actuará como su antecesor dejando en el olvido a la UV y destinando sus mejores esfuerzos a los institutos tecnológicos superiores, evitando con ello el fortalecimiento de profesionales críticos? Ya veremos.

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