Una de las áreas del gobierno estatal veracruzano que más críticas ha recibido por su desempeño es Seguridad Pública.

A veces de forma injusta, y en la mayoría de los casos merecida, pero la policía estatal históricamente ha enfrentado una crisis de imagen.

Conceptos como limpieza y depuración de los cuerpos policiacos han sido una constante en los discursos de políticos y gobernantes. En ese contexto, no hay evaluación de la que los policías veracruzanos salgan bien librados.

Durante la pasada administración estatal, por ejemplo, se manejaron números sobre el bajo nivel de confiabilidad de las policías estatal y municipales de Veracruz. En el gobierno del estado, con el argumento de una presunta complicidad de los elementos con grupos delincuenciales, se procedió a desaparecer a las corporaciones intermunicipales y a realizar un despido masivo.

Luego quedó claro que el problema de raíz no se encontraba en los elementos operativos y de calle, sino en los altos mandos; basta con recordar que el ex secretario de Seguridad Pública del gobierno estatal, Arturo Bermúdez Zurita, hoy duerme en el penal de Pacho Viejo.

De acuerdo con el último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Veracruz se encuentra entre las entidades con más policías reprobados en los exámenes de control de confianza, junto con Sinaloa, Baja California Sur, Nayarit y Michoacán.

18 de cada 100 policías veracruzanos no aprobaron esos exámenes.

Partiendo de la base de que hay en la entidad 11 mil elementos policiacos (entre policía estatal,  reinserción social, ministeriales y municipales) podríamos hablar de que casi 2 mil fueron reprobados.

Lo peor es que de acuerdo con la información difundida al iniciar el año por la mencionada fuente, los elementos que no aprobaron los exámenes de control de confianza seguían en activo.

Probablemente por ello, el veracruzano común, el ciudadano de a pie, ya no sabe de quién cuidarse más, si de los delincuentes que usan ropa de civil o de los uniformados, de los que tienen placa y arma por cuenta del erario público.

El tema resurge hoy, porque el titular del Secretariado Ejecutivo del SNSP, Álvaro Viscaíno Zamora, reveló que en todo el país, uno de cada 5 policías estatales nunca ha pasado por una academia.

Sólo en Tabasco y en la Ciudad de México no se registra ese problema relacionado con la formación de elementos; en las demás entidades, lo común es el bajo nivel de profesionalización.

La capacitación y la confiabilidad de los elementos son puntos fundamentales en el tema de la seguridad pública; por ello, de manera reciente, una mala decisión del director de la academia de policía de El Lencero, quien contrató personal que no habría aprobado los exámenes de control y confianza, terminó por costarle el puesto.

El punto es que de no trabajar en la depuración de los elementos y en una estrategia para recuperar la confianza de los ciudadanos en los cuerpos policiacos, el gobierno estatal y de forma particular la Secretaría de Seguridad Pública seguirá cargando con el desprestigio de contar con una policía que por años ha sido utilizada para todo tipo de fines, menos para garantizar la seguridad de los veracruzanos.

A esa desconfianza, finalmente, se debe que los vecinos de diversas colonias de la capital veracruzana se organicen para enfrentar el problema derivado del vandalismo, y de los frecuentes asaltos, robos y otros delitos. Lo hacen, primero, porque no hay patrullajes ni labores de vigilancia oficial en esas zonas; y segundo, porque quienes tienen encomendada la tarea de la seguridad pública no han mostrado hasta hoy eficacia en su desempeño. @luisromero85