Este lunes, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Inegi, dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, que consigna la percepción social con relación a inseguridad y actividad delictiva.

En el contexto nacional, esa encuesta prácticamente no dice nada que no sea del dominio público: los mexicanos están preocupados por la incidencia delictiva. La percepción sobre la inseguridad es sumamente elevada; basta decir que entre mujeres, 80 de cada 100 consideran que el lugar en el que residen es inseguro; en los hombres el porcentaje se ubicó en 68.9, lo que ubica el promedio en casi 75 por ciento.

Tres cuartas partes de los habitantes de nuestro país perciben el entorno como poco seguro.

En total, 81 por ciento de los encuestados dijeron sentirse inseguros en un cajero automático ubicado en la vía pública; 73.7 no se sienten seguros en el transporte; 68.1 perciben inseguridad en el banco; y 66.1, en la calle.

En esa encuesta del Inegi, dos ciudades veracruzanas aparecen entre las que su población percibe como muy inseguras: Coatzacoalcos, que se ubicó como la quinta con más problemas en esa materia; y el Puerto de Veracruz, que también registró números muy altos.

Un dato: casi 90 de cada 100 habitantes de Coatzacoalcos percibe a su municipio como muy inseguro; en el Puerto, la cifra supera los 84 puntos porcentuales.

Por supuesto, usted dirá, y con mucha razón, que dada la inseguridad, la delincuencia y la violencia que se registran en territorio estatal, lo más normal es que la gente perciba su entorno, su ciudad y su comunidad como motivo de preocupación; sin embargo, en Coatzacoalcos el tema de la actividad delincuencial ha crecido  de forma dramática, hasta alcanzar niveles superlativos.

Evidentemente, las autoridades han sido rebasadas por un problema que terminó por alterar la vida cotidiana en lugares como Coatzacoalcos, Veracruz, Córdoba, Martínez de la Torre, Poza Rica y Pánuco, por mencionar algunos.

Por otro lado, cuando los medios informativos retoman las cifras oficiales que se dan a conocer sobre índice delictivo, aquellas que se relacionan con las carpetas de investigación que integran las fiscalías y las procuradurías estatales, se refieren a los delitos de mayor impacto, la privación ilegal de la libertad y el homicidio doloso; o bien hacen un recuento sobre los hechos violentos, las ejecuciones y los levantones, pero para entender el tema de la percepción social eso no es suficiente.

El problema va mucho más allá que los casos de asesinatos, secuestros y extorsiones, el llamado derecho de piso; imagine usted que sólo de enero a mayo del presente año, más de 9 mil 200 familias veracruzanas fueron víctimas de robo y que más de 4 mil de esos ilícitos se cometieron con violencia.

La inseguridad y la violencia han escalado en Veracruz hasta llegar a dimensiones muy próximas al drama. Este año, más de mil 600 negocios veracruzanos han sido víctimas de robo con violencia; y más de medio millar de personas circulaban por la vía pública cuando fueron despojados de sus pertenencias mediante agresiones que en la mayoría de los casos quedaron impunes.

En la mitad de los robos ocurridos en el estado hubo violencia de por medio. Por si fuera poco, hay casi 2 mil 500 veracruzanos víctimas de lesiones en lo que va del año; y más de mil homicidios.

Con esos datos, lo más normal es que la percepción social consigne la preocupación de un pueblo veracruzano agraviado por la delincuencia; e impotente ante la incapacidad gubernamental para frenar la violencia y reducir el índice delictivo. @luisromero85