Como cada año, en el verano se inicia la temporada de patos o al menos de las escuelas patito. La altísima demanda no atendida de espacios en las universidades públicas, ha originado la proliferación de escuelas e instituciones educativas privadas que lo único que buscan es hacer negocio.

Su público objetivo son los miles de jóvenes que no han alcanzado cabida en las universidades del gobierno y tampoco tienen recursos suficientes para acceder a instituciones particulares reconocidas. Estas escuelas, de dudosa calidad, prometen atractivos futuros laborales, sin embargo, difícilmente lo logran porque no cuentan ni con los recursos humanos ni materiales que lo garanticen.

En su favor juega que sirven como válvula de presión a la inconformidad social. Esta vez, a diferencia de otros años, no hubo manifestaciones ni marchas por quienes no lograron un lugar en la Universidad Veracruzana.

Pero la realidad no perdona. En México sólo 10 por ciento de las universidades privadas cuenta con acreditación de calidad; apenas 37 escuelas tienen carreras reconocidas por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, y sólo 49 posgrados son válidos para la SEP y el Conacyt. En la última década, se les negó el Registro de Validez Oficial a 432 instituciones y a otras 99 se les retiró el reconocimiento de sus planes de estudio, mientras que a 376 lo otorgó para estudios en el grado de técnico superior, profesionista asociado, licenciatura, maestría y doctorado.

Actualmente, en el banco de datos de la SEP se tiene un registro de dos mil 416 Instituciones de Educación Superior privadas con estudios reconocidos por la dependencia. Sin embargo, reconoce que carece de información de aquellas que operan sin este reconocimiento oficial, ya que cada institución privada debe tener su propio reconocimiento oficial de estudios en la entidad federativa en la que operan. En caso de que extiendan sus servicios a otros estados, deberá tramitar otro reconocimiento oficial con la Secretaría estatal.

En 2015, la educación superior alcanzó una cobertura de apenas 25 por ciento. No así en países como Estados Unidos, donde se alcanzó el 82 por ciento. Según el PND la escasa matrícula obedece a la pobreza, ineficiencias en los niveles previos y a que las propias instituciones trabajan por debajo de su capacidad, debido a que la demanda está muy concentrada.

Por ello, no es casualidad que la creciente expansión de universidades particulares de baja calidad, es decir, aquellas que no cumplen con planes y programas que garanticen una formación académica sólida o carecen del reconocimiento de validez oficial de estudios (Revoe), alcanzó en una década un desarrollo «imparable» en entidades del centro y sur del país, con un «enorme potencial de clientes (estudiantes)», advierten especialistas en temas educativos.

Por cada nueva institución superior pública se crearon 3.5 nuevas particulares. En diez años, en promedio, las instituciones públicas se han duplicado, mientras que las privadas se han sextuplicado (en el país)», indica un estudio elaborado por investigadores de la UNAM y la UAM. Hoy controlan el 40% de la matrícula en el país, es decir, más de 800 mil jóvenes.

Los expertos afirman que a pesar de este crecimiento «imparable», muy pocas han certificado sus planes y programas de estudio. De las mil 500 instituciones de educación superior particulares creadas en los pasados 10 años, sólo 24 forman parte de la ANUIES y 113 de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior.

Según la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), sólo 10 por ciento de las universidades privadas cuenta con certificación de calidad. Además, datos de la Subsecretaría de Educación Superior señalan que sólo 37 escuelas privadas tienen planes de estudio acreditados por órganos del Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (Copaes). Por el contrario, 121 universidades públicas, politécnicas y tecnológicas están certificadas. El Copaes es la única instancia validada por la SEP para validar a los organismos que evalúan y validan programas de nivel superior.

Las instituciones particulares –reconoce la SEP– ofrecen 58 mil 522 maestrías y 3 mil 171 doctorados. Sin embargo, el Padrón Nacional de Posgrado de la propia secretaría y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) sólo reconocen 49. Incluso, instituciones de educación superior afiliadas a la ANUIES como la Universidad La Salle (Ulsa), la Universidad Iberoamericana (Uia), la Universidad de las Américas (UDLA) y la Universidad Intercontinental (Uic) figuran en la lista de aquéllas que en alguna ocasión les fue negado el RVOE.

Pero mientras siga siendo un gran negocio y ayude a distraer la atención de la falta de espacios en las universidades públicas, las escuelas patito seguirán aparentando ser la solución.

Las del estribo…

  1. Al diputado perredista Sergio Rodríguez -quien hasta ayer presidía la Comisión de Hacienda del Estado- se le ocurrió hablar de opacidad en el gobierno estatal y lo acuso de no haber cumplido con informar al Congreso en qué han gastado la mitad de su presupuesto anual… y que me lo mandan de vacaciones a la Comisión de Turismo. ¿A poco creía que el cambio y la democracia eran en serio?
  2. Ayer no pasaron ni la reforma para la armonización del sistema anticorrupción, ni el Comisionado de Atención a Víctimas. A la fracción azul le urgía cobrar agravios pendientes. ¿Quien dice que no hay prioridades?