Javier Duarte no ha cambiado, ni en estas circunstancias tan complicadas en las que se encuentra, y es de analizar su actitud en las tres audiencias a las que ha asistido: su postura es como si continuara siendo gobernador de Veracruz; en su segunda audiencia, el exmandatario enfrentaba (o eso parecía) a Miguel Ángel Yunes Linares, incluso llamó «irrisorias» las denuncias del estado, para él, era pan comido tratándose del blanquiazul.

En su tercera audiencia, la sonrisa no se borró, pero su comportamiento fue distinto mientras enfrentaba sus acusaciones federales, lo vi atento, a estas alturas ya tiene una idea de lo que viene, si no es que ya sabe cada uno de los procesos que faltan,  esta audiencia me recordó a tantas novelas, su rostro, con la mirada hacia abajo, mientras su abogado decía que Javier era víctima de una persecución política, pero bueno, justifiquemos al abogado, que es su trabajo, intentar ponerlo como víctima.

El cordobés decidió allanarse, para enfrentar a cada uno de los señalamientos, estatales y federales, hay muchas versiones sobre esta decisión, la primera es que ya no soporta estar en la cárcel de Guatemala (no creo que aquí le vaya muy bien, en fin), la segunda, es por un supuesto acuerdo que ya existe desde su captura, y se puede tomar en cuenta por el simple hecho de que su esposa está libre, cuando según algunos señalamientos debería estar detenida; la tercera, es que con su comunicado de prensa, deja entrever que existen formas para realmente defenderse de esas denuncias.

Ya no sorprenden las actitudes de Duarte, en su segunda audiencia, cuando le permitieron hablar, comentó que él como ejecutor, no firmó nada, es decir, ya se ve la línea con que buscará lavarse las manos, quizá ya encontrándose en México «jure que él no fue», ojalá los secretarios de finanzas tengan documentos firmados donde demuestre que las órdenes venían de él, de otra forma, serán puntos a favor de Javier, esto no quiere decir que ya se libra de los señalamientos, pero habrá culpas compartidas.

Estas tres audiencias fueron con el mismo Javier, pero con actitudes psicológicas distintas, desde esa postura al estilo «no le temo a nada», hacerse el digno y el último, sóloun poco incongruente, porque cuando realmente eres libre de culpas no hay razón para huir, pero como así es Duarte, simplemente se declaró  «inocente».

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