A 529 días del final, se comprueba que en esencia el cambio no llega. Veracruz no se recupera. Es más, en empleo formal no se crean, por el contrario, se pierden fuentes de trabajo. Por lo pronto, se pierden 141 diarios.

En mayo, se reportaron 4,235 registros menos en el IMSS; o sea, resultaron 677 por debajo del nivel heredado del “duartismo”. La tendencia es de mal en peor.

Eso sí, sigue el discurso del mejor futuro imaginable, de los mejores deseos y la poca o nula actividad oficial estatal, al respecto.

Recientemente se difundió que para 2018, tan solo “la obra del Nuevo Puerto de Veracruz… creará 140 mil empleos y que se construye con una inversión de 70 mil millones de pesos”. Ya veremos dijo el ciego.

Simple consecuencia de que, en general,  prevalecen la alternancia en la redundancia de más de lo mismo; el uso y abuso del sensacionalismo mediático manipulador y distractor; y la orientación inocultable, a dedicar todo el tiempo y esfuerzo necesarios, al proceso electoral que garantice alcanzar o sostener el gobierno, para beneficio personal, familiar o de grupo y, sobre todo, para garantizar continuidad a la impunidad.

Preocupa que la situación estatal se pueda poner peor, por los contextos nacional y mundial más difíciles y adversos.

Los hechos hablan por sí mismos. No se atienden las prioridades de los veracruzanos. Continúa recesión o estancamiento económico. Aumentan informalidad y desempleo; como resultado, prevalecen nulos o bajos ingresos. Se sigue en presente y futuro de pobreza, hambre, marginación e inseguridad en aumento.

Emergencia financiera y crisis económica sin atenderse, ni resolverse. Continúa el debilitamiento o destrucción institucional.

La Universidad Veracruzana en la peor situación financiera de su historia.

La realidad no se cansa de repetirse. Se comete el error y  a pagar las consecuencias. ¿Damos de más?

Pero se persiste en no participar, ni exigir a tiempo y de todas las formas, un   trabajo gubernamental responsable y efectivo; en olvidar soslayar, o minimizar  lo imprescindible que es  erradicar opacidad, complicidad y corrupción; y en garantizar  verdadera rendición de cuentas, fiscalización, así como fortalecer la evaluación ciudadana y social.

Problema público que no se atiende, se fortalece y extiende.

Y hay que repetirlo, hasta que se tome en cuenta. Al no obtener eficiencia, se facilita corrupción y delincuencia dentro y fuera de los gobiernos. Los daños son inevitables, incluso algunos irreparables.

Sin excepción, todo funcionario o servidor público, y más los electos, tienen la ineludible obligación de trabajar, trasparentar e informar de sus actos; de ofrecer resultados reales y no engañar o simular que cumplen con su deber, cuando en los hechos la situación empeora

La participación y evaluación ciudadana y social, su seguimiento y control de los asuntos públicos han sido en general, negados o pospuestos, escondidos y diferidos.

Lamentable negación y ausencia de diálogo, análisis y debate públicos.

En su lugar, la inundación de propaganda para  autopromoción,  autoelogio, y  auto justificación; y también, ahora muy de moda, el sensacionalismo, la   confrontación exagerada y la distracción manipuladora de la opinión pública. Todo mediante la discrecional disposición y abuso de recursos públicos y atribuciones oficiales.

Lástima porque estos son los gobiernos del cambio, otra oportunidad perdida. ¿Para vivir mejor?

El privilegio y la responsabilidad de gobernar, por fortuna, tiene término y relevo. La decisión y la participación social imponen formas y modalidades a la conclusión y entrega del encargo. Y ahí está, en primera fila, la revocación de mandato como solución pacífica al no poder, a la ineptitud y a la proliferación  de más daños y pérdidas.

Peor que el  “el Duartismo”

Las fuentes oficiales muestran, que no se crean empleos, pero si se pierden.

Oportuno y aleccionador reclamo. ¿Obtener el poder, para no poder?

Para variar lo que importa y demandan los veracruzanos, no se atiende y la situación no cambia…empeora. ¿Y los miles de millones de pesos desaparecidos?

A la presión demográfica anual, de atender la creación de 60 mil nuevos empleo debe agregarse tanto el rezago acumulado, como el crecimiento de la informalidad.

De acuerdo a los registros del IMSS, Veracruz en el gobierno de la alternancia ha obtenido los siguientes resultados, en el fomento y defensa del empleo formal.

Para ello, recomendable utilizar el IPDE, Indicador en promedio diario de empleo.

De diciembre 2016, a enero 2017, se crearon 40 empleos.
De enero a febrero, solo 59.
De febrero a marzo, se perdieron (-14) al día.
De marzo a abril, se crearon 48.

De abril a mayo, se perdieron (-141) al día
En otra perspectiva. De diciembre-2016 a mayo-2017.
Pasaron de 726,465 a 725,768 los registrados.

Total acumulado, en 6 meses, de  -677.
En  este mes, de mayo se perdieron (-4,235) empleos

En lo que va de la administración estatal, seis meses, el promedio es de casi -4 empleos perdidos por día.
A la vista, los contados esfuerzos, resultan insuficientes. ¿Por qué no se informa al respecto? ¿Qué se hace o piensa hacer?

Lo cierto es que para los veracruzanos aumentan limitaciones y sacrificios, ante crisis económica y financiera que, sin las debidas y oportunas atenciones, se complica e incrementa; frente a un inocultable desarrollo social de pobreza y hambre, marginación y exclusión que crecen más.

Paradójico, estos problemas se incrementan, en la medida que se les destinan más tiempo y recursos públicos. ¿En parte, para el hampa electoral?

*AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH