Javier Duarte le admitió al Fiscal de Guatemala que llevaba 6 meses en el país, ante esto, se puede pensar que ya tenía un panorama de lo que podría pasar si lo detenían, lo único que no se esperaba Javier Duarte, era que le leyeran lo que declararon aquellos que en algún momento fueron su equipo de trabajo. ¿Qué le habrá pasado por la mente cuando escuchaba lo que le leía el fiscal?

Su comportamiento en la audiencia fue como algo que ya estuviera arreglado; él, en todo momento intentando mostrar entereza ante la situación. Pero lo que cuenta más es la percepción de la ciudadanía, una parte piensa que es un circo montado, y la otra, una cortina de humo para tapar algo más delicado.

No se culpa a los veracruzanos de pensar así, la misma información es cuestionable, la principal es que Karime Macías siga en libertad después de ser su acompañante en estos meses que estuvo prófugo, desde ahí es cómplice, lo cual hace que pierda credibilidad la postura del presidente Enrique Peña Nieto, afirmando que la detención de Duarte y Yarrington era un mensaje firme y contundente del estado mexicano contra la impunidad.

Al ser pública la audiencia del exgobernador no existen cambios de versiones o malas interpretaciones. Amigos y enemigos del ex mandatario seguro la vieron mordiéndose las uñas de lo que pudiera o no decir. ¿Cuántos tendrán el temor de ser mencionados cuando le toque declarar a Javier?

Todo indica que los próximos meses serán una cacería de políticos veracruzanos, al grito de ¡sálvese quien pueda!, ya sea de venganza por los que hablaron, o por los que se quedaron callados. Tendrán tiempo para preparar su defensa o escapar, en lo que Duarte llega a México.

La serie del ex mandatario veracruzano está en su última temporada y cuando termine, ¿qué seguirá? Algo me dice que el último capítulo será muy largo e inesperado.

¿Quién será el rival más débil?