El periodismo ficción dio por cierta la especie de que Arturo Bermúdez habría ofrecido, a cambio de su liberación, dar pelos y señales (videos, audios y otras linduras) sobre millonarias sumas de dinero que habría entregado el ex gobernador y prófugo Javier Duarte al entonces candidato Héctor Yunes Landa.

Se trata, en la truculenta mente de su autor, de hacer un tiro de tres bandas para intentar tomar distancia del duartismo, intentar exhibir a las autoridades estatales, y de paso, darle un raspón a quien no ha dejado de ser una piedra en el zapato. Basta entender a quién beneficia el borrego.

Vayamos por partes, como dijera Jack el destripador. La oferta misma resulta absurda y descabellada; en su situación jurídica, Arturo Bermúdez no obtendría ningún beneficio o concesión por compartir algo así. O qué, ¿le dirán a los jueces que llevan los varios casos que gracias por su colaboración, pero que las cosas ya se arreglaron y el ilustre huésped de Pacho ya se va?

Al ex secretario de Seguridad Pública por enriquecimiento ilícito, mismo que no está considerado como delito grave; pero al estar sujeto a vinculación en otro proceso –delito doloso y abuso de autoridad- el juez justifica la prisión preventiva.

Por ello, ¿liberaría el gobierno estatal a su preso más notable a cambio de una información que no le genera ningún dividendo político? Tendría que ser la FEDAPE quien investigue algo que suena absolutamente jalado de los pelos, salvo por una cosa: inducir una vez más que la campaña de Héctor y el gobierno duartista fueron lo mismo, y que en ello, la fidelidad no tuvo nada que ver. Es un distractor con la marca de la casa.

La segunda intención es desacreditar a toda costa al gobierno estatal. Si como pudiera suceder, los amparos federales surten efecto y Arturo Bermúdez obtiene su libertad para seguir el proceso desde su casa, entonces el borrego tendría un efecto demoledor en el imaginario público: el gobernador es capaz de pactar y liberar a quien sea con tal de cumplir su venganza contra Javier Duarte. Considerando que en este momento, no requiere de más elementos de prueba contra su antecesor, ¿Qué beneficio político o mediático obtendría el gobierno con una denuncia así?

Suponer que quien lo filtró es un personero de Bermúdez que llevó el mensaje al Fiscal Winckler es de risa loca. ¿Arriesgaría el Fiscal lo poco que le queda de credibilidad y de margen de maniobra para liberar al ex secretario y obtener información que lo pudiera llevar a procesar a quien? ¿A Javier Duarte? ¿A Héctor Yunes? Qué disparate.

Y el tercer objetivo lógicamente fue Héctor Yunes. ¿Qué ha hecho o ha dicho el senador para que sea inculpado de tal cosa? ¿A quién le interesa sacarlo prematuramente de la lucha por la sucesión en el 2018? A pesar de haber sido un colaborador muy cercano en algún momento, la distancia entre Héctor y la fidelidad se abrió cuando se hizo oficial la candidatura de Javier Duarte. Con éste último, los desencuentros fueron públicos y sus consecuencias alcanzaron al resultado de la elección del año pasado.

Salpicar a un PRI ajeno y no propio, justo en el momento en que se están decidiendo las candidaturas, sólo sería la cereza del pastel.

Evidentemente, ningún medio respetable recuperó la especie. No hizo caso del borrego, y menos aún, le dio seguimiento. Acaso el propio senador, tal vez obligado por las circunstancias –difama que al final algo queda-, decidió enviar una carta aclaratoria en la que no se da detalle sobre el contenido de la información que le imputan.

La versión se cae sola. Trae todo el tufo de la magia negra que ha vuelto a Veracruz.

La del estribo…

 

  1. Muchos duartistas buscan refugio en candidaturas ciudadanas o en partidos políticos que han decidido ir solos a pesar de su escasa membrecía. Si piensan que los electores no tienen memoria, no se preocupen, sobrarán quienes se encarguen de recordarles.
  2. Hemos escuchado cualquier cantidad de discursos y mensajes oficiales sobre lo que debe hacer México en su nueva relación con Estados Unidos. Basta aprender del gobierno canadiense: lo que haga Trump tendrá represalias. ¿Nosotros cuando diremos algo así?