Con su renuncia a la diplomacia mexicana, Fidel Herrera Beltrán se ha colocado a tiro de carabina de la justicia veracruzana.

El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y su equipo jurídico debieron trabajar horas extras desde este fin de semana, cuando conocieron la noticia (dada a conocer al público horas después) de que el exgobernador acusado de haber hecho negocio con medicamentos para niños enfermos con cáncer durante su gestión, había “renunciado” a su puesto en el Consulado de México en Barcelona.

Aunque en una larga entrevista pagada en el periódico El Universal, Fidel Herrera Beltrán afirma haber solicitado su renuncia con carácter irrevocable al puesto consular con el objetivo de enfrentar tan grave acusación hecha por Yunes Linares, lo cierto es que muy pocos creen (más allá de sus fans en la política y el periodismo) que fuese una decisión personal.

La versión que ha corrido como reguero de pólvora es que su salida se la habrían exigido directamente de la oficina del canciller Luis Videgaray Caso, derivado del grave escándalo que ha significado la supuesta administración de medicamentos clonados en el tratamiento de personas con cáncer durante su administración, particularmente en 2010, cuando se dio a conocer este escabroso tema.

El choque de trenes que estamos a punto de observar en Veracruz parecía que iba a postergarse gracias a la protección brindada por el gobierno federal al exgobernador veracruzano, a quien se identifica con el inicio de una de las etapas más largas y aciagas para los veracruzanos, doce años de saqueo de las finanzas públicas, engaños, obras caras y de mala calidad y, lo peor, la imposición de Javier Duarte como su sucesor, quien es considerado el caso más grave de corrupción en la historia de México.

El discurso que proyecta Fidel en la entrevista con El Universal, sin embargo, trata de proyectar su inocencia, lacerada según él por una pertinaz estrategia en su contra por parte de Yunes, quien cuando se acercan procesos electorales aprovecha para endilgarle las peores conductas en los últimos 30 años.

Que la sola mención de su participación (repetida por su sucesor) en el robo de recursos públicos a costa de la salud de miles de veracruzanos sea de una gravedad inconmensurable, pues en una de sus expresiones afectó a niños con cáncer, lo muestra su propia salida del servicio diplomático, al que había ingresado sin experiencia y con un grave historial delictivo, según lo demuestra el grave endeudamiento público legado al término de su terrible gestión, la libre actuación de bandas criminales que asolaron el suelo veracruzano y los testimonios de grave corrupción.

Su caso demuestra que, bajo el PRI, se puede ser cochino pero no trompudo.

Le esperan denuncias penales

Luego de conocerse su dimisión, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares dijo que Herrera Beltrán tendrá que dar respuesta a las denuncias en su contra por los medicamentos clonados que se suministraron a enfermos con cáncer.

“El Gobierno Federal hizo bien en pedirle la renuncia, de la misma manera en que hizo mal nombrándolo, porque era sabido que ese individuo era un pillo, y que él inició realmente la etapa de desastre en Veracruz y la continuó designando a un encubridor”, dijo Yunes a la prensa.

Según Yunes, Fidel no podrá decir que no estaba enterado del caso, porque hay pruebas de su participación. “Es evidente que él participó en toda esta trampa para comprar medicamentos falsificados y apoderarse de cientos de millones de pesos, sin importar que se afectara la vida de muchos veracruzanos”.

Con ello refutó al largo texto suministrado por el exgobernador al periódico El Universal, con el que ha tratado de responder a las acusaciones, negándolo absolutamente todo, señalándolas de “falsas, inaceptables, abominables y algo monstruoso”, porque “tratar de acusarme de algo tan increíblemente falso es solamente parte de una estrategia enferma para desprestigiarme, ya sea por fines políticos o por una falsa información que les hayan dado”.

Con su colmillo retorcido, Fidel señala que no solo ha renunciado al Consulado en Barcelona para responder a estas acusaciones sino también para hacer “política interior”, es decir, involucrarse dentro de su partido, el PRI, para incidir en la definición de los candidatos a las 212 alcaldías, torpedear al gobierno yunista y preparar el arribo de su hijo Javier Herrera Borunda para competir por la gubernatura en 2018.

Y mire cómo se coloca frente a la acusación de un crimen de lesa humanidad: dijo que había renunciado al Consulado para, como un ciudadano más, ofrecer colaboración y disponibilidad total y entregar documentos a las autoridades que permitan castigar a quienes pudieran haber cometido algún ilícito, pero también a los que “difamaron” sin sustentos.

Sobre su renuncia dijo: “yo lo veo como triunfo mío, porque es algo que tengo la obligación de hacer y ya cuando esto se esclarezca tendré oportunidad para hacer cosas y de retomar el servicio exterior o en servicio interior donde tengo contribuciones que hacer, lo veo como un acto de conciencia y de honorabilidad”.

De manera que ya lo sabe: a partir de la próxima semana, Fidel Herrera Beltrán despachará desde su casa particular en el Puerto de Veracruz, donde veremos desfilar a cientos de corruptos que hicieron negocios al amparo de su gobierno o recibieron dádivas inconfesables.

Solo faltará saber el precio de mercado del jitomate para esperarlo con enorme enfado en cada lugar público a que se presente y prodigarle del color que usó hasta la náusea durante su terrible sexenio. En efecto, habrá que recibirlo a jitomatazos.

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