En los últimos meses del duartismo, cuando la violencia en la entidad se volvió a desatar, el monero Magú publicó una caricatura donde se ve a la muerte diciéndole a su contratante: “Para ir a Veracruz exijo salario triple, bono especial, protección militar y seguro de vida”.

El entonces gobernador electo Miguel Ángel Yunes, dijo en aquella ocasión que el problema de la delincuencia había pasado de la impunidad a la barbarie pues no había voluntad para frenarla.

Ya como gobernador en funciones, Yunes reforzó la seguridad en las zonas norte y sur de la entidad, pero aún con ello la delincuencia se encargó de darle su bienvenida de sangre.

A principios de este mes, mientras el Grupo Coordinación Veracruz anunciaba que el índice delictivo había bajado en la zona norte, fue localizado el cuerpo sin cabeza de una maestra secuestrada días antes en Tantoyuca junto con su hijo al que también asesinaron.

Y veinticuatro horas después del anuncio, fueron hallados en Papantla los cuerpos de dos hombres maniatados de pies y manos; con huellas de tortura y ultimados a balazos en lo que se consideró la respuesta de los criminales al GCV.

En esos días escribí: “No deja de causar desasosiego que tras haber tenido a raya al hampa (como secretario de Gobierno que fue) en tiempos de Patricio Chirinos, Miguel Ángel Yunes Linares haya llegado a la gubernatura sin un plan; sin un proyecto, ya no para acabar, pero sí para apaciguar y bajar la presión del crimen organizado que día con día se apodera de nuestro estado”.

Pero al parecer sí hay un plan.

Desde que tomó posesión hace 47 días, Yunes Linares ha estado muy activo en el renglón de la seguridad ya que ha visitado en más de un par de ocasiones la zona sur, y este fin de semana estuvo en la zona norte, concretamente en Tuxpan, coordinando personalmente las labores de los cuerpos policíacos.

Ahí soltó de su ronco pecho que la delincuencia organizada operaba con toda impunidad en esa zona porque Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte y Alberto Silva Ramos, la protegían. “Aquí había una protección a organizaciones delictivas. Era sabido por todos en Tuxpan que Francisco Colorado Cessa, encabezaba una célula de la delincuencia organizada y que tenía una relación cercana con Duarte, con Alberto Silva, con Fidel Herrera y que ellos protegían la actividad delictiva. Eso se acabó”, afirmó.

Que el gobernador haya hecho señalamientos en contra de sus más acérrimos enemigos no es ninguna novedad. La novedad se llama Alberto Silva, al que ligó directamente con el crimen organizado.

A la hora de escribir este bodrio ni Fidel, ni Duarte, ni Silva habían contestado la acusación. El primero lo va a negar, el segundo anda prófugo y su anhelo más grande es que no lo agarren. Pero ¿y Alberto Silva?

Si hubo alguien contestatario de Miguel Ángel Yunes tanto como candidato y como gobernador electo, ese fue el tuxpeño que tiro por viaje se mofó de él, lo ridiculizó y lo vapuleó en redes sociales.

Silva Ramos hizo del pleito entre Fidel y Duarte contra Yunes Linares, su batalla personal. Y creyendo como creyó que el panista nunca ganaría la elección se dedicó a tupirle con infinito placer.

Pero Miguel Ángel ganó y por lo visto ni perdona ni olvida. Al señalar a Silva Ramos de manera tan directa es porque debe tener pruebas en su contra, de otra forma jamás habría lanzado una acusación tan grave.

Ahora habrá que esperar dos cosas: que en efecto bajen los niveles delincuenciales en la zona norte y saber qué va a pasar con Alberto Silva.

Yunes Linares, que prometió meter a la cárcel a Fidel Herrera, Javier Duarte y a toda la banda, sabe que el de Nopaltepec le queda lejos porque está en Barcelona protegido por Peña Nieto. Javier Duarte le queda aún más lejos porque no sabe dónde se esconde. Pero el ex alcalde tuxpeño le queda cerca, prácticamente a tiro de piedra; en una curul del Palacio Legislativo de San Lázaro.

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