El niño Polo se iba todas la tardes a pescar a la laguna que estaba dos cuadras de su hogar. Llevaba al hombro su querida caña de pescar, hecha en casa, con su carnada de masa cocida prendida al anzuelo. Y ahí, en el sabroso hastío de la espera, mientras un topote o una mojarra se decidían a engancharse en su anzuelo pueril, ya planeaba su futuro, que salía de su imaginación y se reflejaba en el espejo de las aguas embrujadas de Catemaco.

Sus sueños eran grandiosos aunque honorables, porque provenía de una familia de bien, con padres responsables y honestos, con dos hermanos queridos y cómplices en las ingenuas travesuras, formados todos en esos valores hoy tan perdidos en nuestras familias modernas.

Y por eso también, Leopoldo Domínguez Armengual, formó a su vez una familia muy integrada, en la que participa activamente su esposa, la señora Carmen Zamudio de Domínguez -siempre a su lado, siempre en el apoyo-; una familia que cuenta ahora con tres hijos profesionistas y casados con todas las de la ley, y con seis nietos que son una verdadera delicia.

Amigo y/o colaborador de Miguel Ángel Yunes Linares desde siempre, Leopoldo Domínguez forma parte del círculo muy cercano al Gobernador, el de los afectos, el de los comprobados, el de los confiables. Y son muy pocos: Manuel, Enrique, alguno más, y con ellos Polo, siempre Polo, como aquél le dice.

Por eso es natural que haya sido nombrado Secretario de Turismo, Cinematografía y Cultura. Y es bueno asimismo porque llegó a llenar un vacío con su condición de hotelero y viajante incansable, de funcionario probo, y de profesional propositivo lleno de un gran sentido común.

Y un vacío que terminará de llenar igual con su vasta cultura, forjada inicialmente en las épocas legendarias de una Xalapa aún provinciana y neblinosa, propicia para la lectura y la charla conocedora al lado de Mame Acuña, de Memo Cuevas, de Jorge Brash, de Memo Villar;

A esa ciudad-pueblo llegó Polo a estudiar en la Secundaria Técnica No. 3 y a vivir en la casa de pupilos de doña Mayita Delong, frente al Colegio Motolinía, con tantas muchachas guapas (no lea esto, por favor, doña Carmen).

De esas tardes y noches gloriosas de la bohemia intelectual le quedó su gusto por la ópera, así como un amplio conocimiento de la música clásica. Ah, y el placer adictivo de la lectura, que sigue cultivando hasta la fecha (en relación con su antecesor en el cargo de Turismo, hasta este momento ha leído 2 mil por ciento más obras, y 1,500% más que nuestro querido Presidente, con sus casi tres libros en la mollera).

En el terreno del currículum, Leopoldo Domínguez Armengual es Notario Público en el Puerto de Veracruz, y suma una amplia trayectoria en el servicio público, que empezó desde que era estudiante, cuando trabajó como Oficial Mayor de la Dirección General de Ganadería del Estado.

Ya recibido, fue el Primer Encargado del Registro Público de la Propiedad en Córdoba y Veracruz, y en su plan de fedatario, se desempeñó como Director de Notarías y Presidente del Colegio de Notarios de Veracruz.

Hay que añadir la Dirección de Prevención y Tratamiento de Menores, dónde obtuvo el Premio Nacional Innova, que otorga la administración pública federal.

Y, last but not least, fue un eficiente Coordinador de Asesores del Director General del ISSSTE.

Leopoldo, al frente del estratégico sector turístico y del cultural, como todos los miembros del equipo tiene un extraordinario reto, con las condiciones lastimeras en que han recibido un Gobierno arrasado por la corrupción.

Pero él sabe que el cambio nos va a sacar del atolladero, y que el turismo y la cultura tienen que ser un embrión de esa transformación.

Ya veremos.

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