Al interior del Partido Revolucionario Institucional han comenzado a surgir voces que se oponen a la continuidad en la dirigencia estatal; en pocas palabras, se trata de un movimiento que se gesta contra el liderazgo de Felipe Amadeo Flores Espinosa, quien prácticamente estaría en su tercer periodo al frente del CDE (el primero ocurrió durante el sexenio de Patricio Chirinos; el segundo fue más reciente y concluyó formalmente al terminar el proceso 2015-2016 para gobernador del estado –cuando el PRI fue derrotado por primera ocasión en la historia veracruzana–; en tanto que el tercero estaría corriendo a partir de la ratificación por parte del Comité Ejecutivo Nacional que encabeza Enrique Ochoa Reza).

Hace poco menos de una semana, Lorena Piñón Rivera, ex secretaria general adjunta del CDE del PRI, difundió una carta que dirige al dirigente nacional del partido, en la que expuso las razones políticas y los motivos estatutarios para renovar el comité estatal del tricolor. Asimismo, hace un recuento muy puntual de las etapas recientes de dicho órgano de dirección partidista y sostiene que el periodo para el que fue nombrado Felipe Amadeo Flores ya concluyó y que dado que los estatutos impiden la reelección, es necesaria la salida del actual dirigente.

Piñón Rivera agrega en su carta que el Comité Ejecutivo Nacional debe remover a Flores Espinosa o éste debería renunciar al cargo, a fin de llegar en mejores condiciones a las elecciones municipales de 2017.

El tema de la necesaria salida de Amadeo Flores del Comité Directivo Estatal no es un asunto menor, sobre todo porque a dicha exigencia se podrían sumar más voces al interior del Revolucionario Institucional, básicamente los dirigentes de algunas organizaciones que demandan espacios.

Por si fuera poco, la queja-denuncia de Lorena Piñón llegará en los próximos días a los tribunales, saltándose la instancia de la justicia partidaria, toda vez que recurrir al órgano interno del PRI sería infructuoso y dilatorio.

Ante dicho escenario interno, el PRI se prepara para encarar el proceso electoral local de 2017. Así las cosas, al problema de división interna y de la inestabilidad de la dirigencia estatal se suman otros factores adversos al tricolor: el desgaste de un partido que en el ámbito nacional y estatal está muy cerca de pasar de la primera a la tercera fuerza; el daño provocado por un gobierno desastroso, el de Javier Duarte; y el avance del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.

2017 no será un buen año para el Revolucionario Institucional en Veracruz, que corre el riesgo de rezagarse aún más en la carrera por la sucesión estatal de 2018.

Si el próximo año el PRI no gana al menos 70 ayuntamientos, incluyendo algunas ciudades importantes, lo más probable es que dicho partido se despida de forma temprana de la competencia política rumbo a 2018.

En Veracruz se viven tiempos de cambio, no sólo por la renovación del Poder Ejecutivo, sino por la recomposición de la influencia regional de los partidos: Morena ha crecido de forma importante en las zonas urbanas, como Coatzacoalcos, Minatitlán, Acayucan y la capital del estado, en tanto que la alianza PAN-PRD ha consolidado su presencia y su peso en la zona centro, Córdoba, Orizaba y Huatusco; norte, Poza Rica, Papantla, Álamo, Tuxpan y Tantoyuca.

De seguir la actual tendencia, lo más probable es que el próximo año el PRI sólo se quede con 50 o 60 de los 212 ayuntamientos en disputa, básicamente, municipios pequeños y rurales.

La pregunta, en ese contexto, se relaciona con la capacidad del actual dirigente estatal priista para resolver el problema y sacar adelante a un partido que parece condenado a la derrota, al menos hasta que se olvide el paso de Javier Duarte por el gobierno estatal.

Francisco Olvera en Veracruz

A propósito del PRI, en ese instituto político ubican al exgobernador de Hidalgo, José Francisco Olvera Ruiz, como delegado especial del Comité Ejecutivo Nacional en Veracruz.

El hidalguense llegaría a la delegación, prácticamente con funciones de dirigente estatal. Sin embargo, dicho nombramiento no ha sido confirmado todavía.

El dos de diciembre, en el marco del evento priista desarrollado en el puerto de Veracruz y encabezado por Enrique Ochoa Reza, se tenía programada la presentación de Olvera Ruiz como delegado en la entidad. Finalmente no ocurrió así; el ex ejecutivo de Hidalgo llegó a Veracruz pero se quedó arriba de la aeronave y ni siquiera se acercó al lugar donde se registró el acto del partido.

De concretarse, el nombramiento de un delegado que es parte del poderoso grupo Hidalgo (relevó en la gubernatura a Miguel Ángel Osorio Chong y entregó el cargo a Omar Fayad) nos habla de la importancia con que se observa a Veracruz desde el altiplano, sobre todo porque se trata del tercer padrón más abultado del país. @luisromero85