El martes 9 de agosto por la mañana, un Javier Duarte envalentonado y con la soberbia al tope dijo en entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva: “No sé si voy a estar en algún otro punto en el estado de Veracruz, pero de que va a ser nota mi presencia el primero de diciembre lo va a ser».

Por la tarde de ese mismo día y ya en suelo veracruzano volvió a repetir lo mismo aunque abrevió: “Va a ser nota mi presencia el primero de diciembre”.

Mañana se cumple el plazo y el tipo brilla por su ausencia. ¿De qué manera podría ser nota? Sólo que lo apañen.

Dos meses después, el 12 de octubre, día en que Duarte pidió licencia al Congreso local para separarse de su cargo, el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares dijo al diario Excélsior: “Cuando dé a conocer la corrupción de Duarte, el país entero se va a cimbrar”.

Con el paso de los días la frase sufrió ligeras variaciones como: “Haré declaraciones que harán cimbrar a México”.

Pero ayer dijo: “En unas horas cimbraré a México” y agregó: “En este país estamos acostumbrados a las ‘malas nuevas’, pero les aseguro que no se trata de otras que desanimen a la ciudadanía”.

De Duarte no dijo ni abuela.

¿Qué pasará en unas horas con estos dos personajes? Difícil saberlo. Aunque puede que mañana la PGR presente al reo Javier Duarte de Ochoa y lo que diga o haga Yunes Linares en su toma de protesta pase a un segundo término.

Soy de los que piensan que Duarte está bien ubicado por los agentes de la PGR y en una de esas ya lo detuvieron para presentarlo en el momento preciso.

Y qué mejor momento que este primero de diciembre.

Duarte es el auténtico pez gordo que levantaría los alicaídos bonos de Enrique Peña Nieto y su gobierno. Además, presentarlo como reo mañana sería estropearle la fiesta a MAYL y mandarle el mensaje: “Lo agarramos nosotros, el gobierno federal y la PGR. No tú, Miguel Ángel”.

Es la única manera que veo al defenestrado y aún gobernador con licencia siendo nota este primero de diciembre. Otra se antoja imposible.

En agosto aún se sentía con agallas y fuerza como para meterle una zancadilla a su odiado enemigo. Aún era gobernador y aunque Peña Nieto ya no le recibía las llamadas, manejaba los hilos del poder estatal  y jamás imaginó que dos meses después sería un fugitivo.

¿Qué puede hacer solo, sin amigos y repudiado como leproso de  la Edad Media durante la toma de protesta de MAYL? Nada. La única manera de echarle a perder el baile sería que la PGR muestre al populacho su cabeza. Entonces será nota de ocho quizá por última vez en su vida.

En el caso de Yunes Linares ¿qué as bajo la manga trae como para cimbrar al país?

Hasta el momento todo son conjeturas y nada en concreto.

Ojalá no vaya a salir con una jalada porque estará empezando mal su gobierno y se ganará la repulsa de la raza que está hasta el gorro de atole con el dedo. Pero si logra cimbrar por lo menos a la clase política jarocha habrá comenzado bien.

Mañana jueves se disiparán las dudas.

Por otra parte, si Duarte no es aprehendido y presentado en el mes de diciembre uyyy, uyyyy, uyyyy.  La catástrofe priista en la entidad será de antología en las próximas elecciones.

Peña Nieto no debe olvidar que el primer calambrazo que le dieron los veracruzanos a su partido fue en la elección del 2012 cuando ganó la presidencia de la República. Por si no lo recuerda, fue la panista Josefina Vázquez Mota quien ganó Veracruz y con eso le abolló el triunfo al PRI.

Reitero, si la PGR no presenta al reo Javier Duarte en diciembre, que se olvide el aparato tricolor de obtener algo en Veracruz. Lo único que ganarán serán puras vergüenzas.

bernardogup@nullhotmail.com