De todas las cabeceras municipales donde hasta ahora se han realizado los foros del Plan Veracruzano de Desarrollo, en ninguna otra el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN, había sido arropado políticamente de manera tan abierta por autoridades y líderes locales de un partido diferente al suyo como en Pánuco, donde el alcalde Ricardo García Escalante y su hermano Rodrigo, diputado local electo, ambos postulados en diferentes momentos por la alianza PRI-PVEM, fueron los principales organizadores de este multitudinario evento realizado en la Casa de Cultura que depende del Ayuntamiento.

¿Es políticamente reprobable que tanto el presidente municipal como el legislador recién electo, de manera institucional, le dieran la bienvenida a Yunes Linares y contribuyeran a la vistosa organización de este evento que encabezó quien se perfila para asumir constitucionalmente la gubernatura el 1 de diciembre próximo, si es que al final así lo determina el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y si, además, la Procuraduría General de la República desecha también las denuncias penales interpuestas en su contra por presunto lavado de dinero y enriquecimiento ilícito?

Por supuesto que no, ya que el ex candidato de la alianza PAN-PRD, de acuerdo al Órgano Público Local Electoral (OPLE) y al Tribunal Electoral del Estado,  ha sido declarado oficialmente “Gobernador electo”.

Pero este hecho no habría tenido mayor repercusión mediática ni hubiese generado tanto morbo político si el alcalde y el diputado electo no fueran hijos del contralor general del Estado, Ricardo García Guzmán –supuestamente uno de los colaboradores de mayor confianza del gobernador Javier Duarte–, quien como jefe del clan familiar es el que les ha abierto camino en la política y en la administración pública estatal y municipal en los dos últimos sexenios priistas, sin que ambos hermanos tuvieran mejores prendas y trayectorias públicas que otros militantes y funcionarios.

Inclusive Rodrigo García fue implicado en agosto de 2001, a mediados del sexenio del gobernador Miguel Alemán Velasco, en un sonado caso de homicidio perpetrado por un grupito de juniors conocido como “Los Porkys” –mote que acaba de ser retomado en las redes sociales para identificar  a los presuntos violadores de una joven en el fraccionamiento Costa de Oro, de Boca del Río–, los cuales golpearon salvajemente al estudiante preparatoriano Manlio Humberto Palomeque Ruiz a la salida del salón “La Mezquita”, en el edificio Hakim, de Xalapa.  En esa ocasión, por el poder de su papá que también se desempeñaba como titular de la Contraloría General del Estado, el ahora diputado local electo se libró de ser indiciado al igual que otro hijo de influyente funcionario alemanista. Meses después, el flamante legislador fue sacado por su padre a Toronto, Canadá, para que realizara un diplomado en lengua inglesa, el cual cursó de 2002 a 2003. Posteriormente regresó para estudiar de 2004 a 2007 la Licenciatura en Administración en la Universidad del Golfo, de Tampico, Tamaulipas.

Al año siguiente, por recomendación de su padre, Rodrigo cobró de 2008 a 2009 como “asesor” de la Dirección General de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Xalapa; de 2009 a 2011 dio “asesoría” al director general del Sistema de Agua y Saneamiento de la zona metropolitana Veracruz-Medellín-Boca del Río; y de 2011 a 2013, ya en la administración del gobernador Duarte de Ochoa, fungió como subcoordinador de Servicios Institucionales del CONALEP, para luego ascender a director de Planeación del ICATVER hasta llegar a la Dirección General de Inversión Pública de la Secretaría de Finanzas y Planeación, cargo que ejerció menos de un año pues fue postulado por la alianza priista “Para mejorar Veracruz” como candidato a la diputación local por el distrito de Pánuco.

Su hermano Ricardo también fue llevado de la mano por su papá, primero como diputado local en 2010, por el PAN, y posteriormente a la alcaldía en 2013 por el PVEM en alianza con el PRI, candidatura que obtuvo luego de haber renunciado dos años antes al grupo legislativo del partido blanquiazul mediante acuerdo con el gobernador Javier Duarte.

¿Alguien debería sorprenderse entonces de esta nueva “traición” de García Guzmán y sus hijos ahora hacia Duarte de Ochoa, pese a todas las concesiones políticas que les dio? ¿Acaso el mandatario priista ignora que en política “quien traiciona una vez, traiciona siempre”?

¿Quién desconoce la biografía política de García Guzmán y sus deslealtades? En el sexenio alemanista traicionó primero al secretario de Seguridad Pública, Alejandro Montano Guzmán, quien en 1998 lo incorporó como contralor en la campaña electoral de Alemán Velasco y luego lo impulsó a la Contraloría General del Estado donde se hizo inexplicablemente rico; fortuna que utilizó para promoverse al final del alemanato a la diputación local en 2004, luego a la presidencia municipal de Pánuco en 2007, y más recientemente para impulsar políticamente a sus vástagos.

Ahora, según acaba de trascender, pretendería proyectar a su esposa Nora Escalante para la alcaldía en 2017, y para la elección federal de 2018 a su junior, el munícipe. Ambos serían postulados por el PAN, según el presunto acuerdo que habría pactado con Yunes Linares en un desayuno privado en Pánuco este sábado 17. Y es que el contralor y su primogénito trabaron buena relación con dos hijos del gobernador electo en el Congreso local: García Guzmán coincidió como diputado con Miguel Ángel Yunes Márquez en la LX Legislatura del estado (2004-2007) y luego García Escalante con Fernando Yunes, ambos postulados en 2010 por Acción Nacional, partido al que en aquella sucesión estatal se tuvo que acercar el entonces alcalde panuquense por las supuestas amenazas del gobernador saliente Fidel Herrera Beltrán, conflicto en el que paradójicamente habría abogado por él Javier Duarte.