Más anécdotas de Nueva York, el regreso a Xalapa y los proyectos por venir son los temas de esta entrega final de la conversación con el saxofonista, compositor, arreglista y director de big band Tonatiuh Vázquez.

Dear Hero

En William Paterson tuve dos clases relacionadas entre sí, una se llama Tópicos en la Historia del Jazz y la otra Técnicas de Investigación, eran separadas pero el producto final estaba relacionado uno con el otro porque una clase se trataba de los procesos de investigación y la otra de lo mismo pero con un enfoque de lo que tú estabas haciendo que es el jazz y, en mi caso, la composición. En estas dos clases desarrollé una investigación sobre el contrapunto en la música de Sammy Nestico, que había sido uno de mis héroes, fue uno de los primeros que conocí cuando tocaba con Édgar en la Big Band de la Facultad.
Mi maestro conoce a Sammy, de hecho me contó una anécdota: La primera designación que tuvo Pete McGuinness fue por un arreglo que hizo del tema Smile, de Chaplin; cuando lo nominaron, Sammy Nestico le llamó para decirle que le había robado una frase de su arreglo para su propio arreglo.
Gracias a esa relación, me pude poner en contacto con Sammy, no lo pude ver en vivo porque ahora él vive en California pero sí pude hablar con él, tuve como tres sesiones con él y fue increíble conocer, aunque sea a distancia, y hablar con uno de mis héroes, Sammy Nestico. Para mi recital de graduación hice una composición dedicada a él que se llama Dear Sammy, básicamente está estructurada en la forma de varios arreglos que él hizo pero es una composición mía, es como un tributo a Sammy Nestico. Se la envié, él me dio sus críticas y me dijo que le gustó. Fue una gran experiencia, no siempre tienes la oportunidad de hacer eso.

Wind Machine

Con la big band también aprendí muchísimo porque tuve clases de dirección de big band, que era lo que yo quería hacer, pude dirigir big band, pude tocar y grabar mis arreglos. Dr. David Demsey tiene una manera muy particular de dirigir y aprendí mucho de él también.

Tonatiuh Vázquez en Dizzy's Club (Foto, cortesía del saxofonista)
Tonatiuh Vázquez en Dizzy’s Club (Foto, cortesía del saxofonista)

Con esa big band toqué el saxofón barítono, que es el instrumento que toco actualmente. Tuvimos grandes oportunidades, por ejemplo, también sin pedirlo la vida me regaló una oportunidad grandísima: uno de los grupos que más admiro se llama New York Voices y un día llegó Dr. Demsey y nos dijo apunten esta fecha porque vamos hacer un concierto con New York Voices. Yo no podía creer que de verdad eso fuera a pasar.
El concierto fue increíble, desafortunadamente no lo pude disfrutar como hubiera querido porque la música era extremadamente complicada y había que estar concentrado al cien por ciento, pero disfruté los ensayos y la convivencia con ellos.
Tuve la oportunidad de tocar en el Dizzy’s Club de Nueva York, probablemente es uno de los clubes más importantes del mundo, pertenece al programa de jazz del Lincoln Center que dirige Wynton Marsalis. Ese concierto lo hicimos acompañando a dos de los saxofonistas más importantes de Nueva York en estos momentos, también son maestros de William Patterson: Rich Perry, tenor y Vincent Herring, alto. Realmente estaba viviendo el sueño de estar en Nueva York
La escuela también tiene un ensamble latino, cuando yo estuve hicimos un concierto con Óscar Hernández, pianista increíble. También fue increíble conocerlo y estar en contacto con él, es una tremenda persona y su música, increíble.

El Santo Grial

Otra de las experiencias que también disfruté muchísimo de estar allá es que en Newark, que es la ciudad que está justo enfrente de Manhattan, hay una escuela que se llama Rutgers University que tiene un programa de jazz, no es tan bueno como el de William Patterson u otros programas pero lo bueno es que tienen los archivos más grandes de todo el mundo. Es una biblioteca gigante, entrando al edificio hay un mostrador donde exhiben piezas que van cambiando continuamente, cuando yo fui estaba un vestido de Ella Fitzgerald, el saxofón de Lester Young y no me acuerdo qué otras cosas.

Tonatiuh Vázquez en concierto con New York Voices (Foto, cortesía del saxofonista)
Tonatiuh Vázquez en concierto con New York Voices (Foto, cortesía del saxofonista)

Es lo primero que uno ve, después, entrando al lugar hay una pared llena de archiveros ordenados alfabéticamente y unas computadoras donde están, en una base de datos, todos los archivos. Esos archivos son documentos de muchísimos artistas de jazz, ahí puede uno encontrar multas que la policía le puso a Duke Ellington, por ejemplo, cartas de Bill Evans al productor, un montón de cosas y se pueden tomar fotos de todo, eso es importantísimo.

Tiene una sección con muchísimos libros y una sección inmensa de discos divididos por sellos discográficos, y cabinas donde puede uno ir a escuchar acetatos o cualquier tipo de disco.
Es el Santo Grial para los investigadores. Con un poco de buena suerte, ahí te puedes encontrar a Ted Gioia. Va mucha gente que está estudiando doctorados, muchos de los libros y discos de jazz traen un agradecimiento a Rutgers University porque están sacando de sus archivos las investigaciones, liner notes y todo eso.
Es increíble todo lo que tienen, fue una de las experiencias que más disfruté, cuando vuelva a Nueva York, seguramente, es una de las paradas que me gustará hacer para seguir investigando, leyendo más.

A Wonderful World

Sin duda, siempre se va a extrañar Nueva York porque la vida cultural es increíble, la sociedad está muy preparada para ese tipo de vida, me acuerdo de una vez que fui concierto de Bobby McFerrin, tomó al azar a tres personas del público para que subieran a cantar con él y las tres personas cantaban increíble, imagínate el nivel cultural de esa sociedad, esa gente consume arte, consume cultura, allá las artes y la cultura no son mantenidas por el gobierno como en México, allá las instituciones culturales y artísticas se mantienen por donaciones de la sociedad y hay donaciones grandísimas, hay gente que dona millones de dólares, así es como se mantienen la Filarmónica de Nueva York, la Ópera de Nueva York y el Ballet de la Ciudad de Nueva York, que son los tres que están en Lincoln Center.
Mi esposa trabajaba con la Filarmónica de Nueva York en Lincoln Center, precisamente en los archivos y también tuve la experiencia de visitar toda el área del Lincoln Center con ella y acudir a conciertos, estrenos mundiales de óperas, del Ballet, de la Sinfónica, también es una experiencia que uno nada más puede vivir en Nueva York.
Ella es cantante y fui a un concierto que hizo con la Orquesta de Nueva York donde estaba tocando el Mesías, de Haendel, fue increíble presenciar cómo la sociedad está preparada para ese tipo de espectáculos artísticos. La historia dice se estrenó frente a un rey y cuando llegó el Aleluya, se puso de pie [Jorge II, monarca de Gran Bretaña e Irlanda, 1742]. Esa tradición se mantiene en Nueva York, cada vez que llega el Aleluya en esa obra, todo el público se pone de pie, yo ni siquiera me lo esperaba, tuve que hacer lo que todo el mundo hacía [risas].
En los clubes de jazz tienes que reservar porque si no lo haces, no puedes entrar, siempre está lleno, también extraño mucho ir a ver un espectáculo a Broadway, son espectáculos extraordinarios, de primer nivel.

Saxofón que se duerme, se lo lleva la corriente

Vivir toda esa cultura es algo que me marcó, de lo cual aprendí muchísimo pero en un momento sentí que no estaba preparado para estar ahí porque, por ejemplo, en México los saxofonistas, en la mayoría de los casos, solamente estudian saxofón pero allá todos los saxofonistas pueden tocar clarinete y flauta, algo que yo no hacía, apenas estoy comenzando, precisamente por esa experiencia. Cuando me llamaban para tocar en big bands y me decían oye, ¿tocas clarinete bajo?, yo decía no, entonces perdí muchas oportunidades.

Tonatiuh Vázquez con New York Voices (Foto, cortesía del saxofonista)
Tonatiuh Vázquez con New York Voices (Foto, cortesía del saxofonista)

Una vez iba a audicionar para un espectáculo de Broadway pero necesitaban que tocara, además del saxofón barítono, clarinete bajo, flauta y fagot, y no pude. Una de las metas que tengo ahorita es aprender a tocar clarinete y un poco de flauta.
Pero las oportunidades que sí tuve de tocar fuera de la escuela fueron increíbles porque no había ensayos, me decían ¿puedes hacerlo?, es en tal sitio y la música que se va a tocar es ésta, yo decía sí, claro que lo puedo hacer, cómo iba a decir que no [risas] .Yo veía la música, trataba de prepararme lo mejor y llegaba al sitio pero tenía dudas, decía ¿cómo es posible que vaya a sonar esto si nunca se ensayó? pero escuchaba la primera nota y la banda sonaba como si todos hubieran estado tocando juntos durante 10 años. Es una adrenalina, una energía increíble que te llena y entonces te metes en el viaje con ellos. No fueron muchas las oportunidades que tuve de tocar en ese tipo de situaciones pero las disfruté muchísimo porque realmente era estar en un nivel óptimo y profesional, y fue una gran experiencia.

How Sweet It Is

En William Patterson me dieron una beca que es equivalente a la Beca Presidencial de Berklee porque incluye todos los gastos y aparte te pagan cierta cantidad mensualmente que te ayuda a cubrir los gastos de vivienda, que es bastante cara en New Jersey. Esa beca solo la teníamos dos extranjeros, un europeo y yo. Sí me costó mucho porque implicaba estar a la altura de lo que los estadounidenses piden para este tipo de becas, no nada más es la cuestión académica, tienes que demostrar que estás al nivel intelectual de ellos, que no tienes problemas con el idioma, que estés capacitado (no es que no lo estemos, pero ellos piensan que no lo estamos). Fue un reto para mí, no estaba compitiendo con el alguien más, el hecho de estar en esa escuela, de estar viviendo todo eso en esa ciudad era una competencia conmigo mismo para poder estar a la altura de todo eso. Fue un gran mérito para mí lograrlo por todo lo que implicaba pero también porque me demostré a mí mismo que lo pude hacer.
La cereza del pastel fue que en la graduación me dieron el premio de la generación, fue una sorpresa muy grande para mí porque yo era el único latino de mi generación. Ese premio se llama Music Scholar Graduate Award [Premio Académico de Posgrado Musical], nunca esperé que me lo fueran a dar a mí, yo ni siquiera sabía que existía.
Averigüé cómo se otorga ese premio, es por votación de todos los maestros y me da mucho gusto que los maestros hayan decidido que yo lo merecía porque me demuestra que fui un buen estudiante y que llené sus expectativas. Me siento muy agradecido porque recuerdo cómo empecé, cómo llegué con un nivel muy básico de inglés y quedó demostrado que pude salir de la zona de confort y pude superar mis expectativas. Como te dije en un principio, probablemente han sido los dos mejores años de mi vida.

Swinging in the Rain

Terminé en mayo del 2015, hablé a JazzUV para ver si había algún espacio por ahí, me dijeron que sí y me vine a Xalapa. Ahora estoy tratando de traer un poquito de todas esas experiencias, ya salió una oportunidad con Arturo Caraza en el Festival de Jazz de Xalapa, pudimos traer a Pete McGuinness, ahora estamos tratando de traer a otros artistas a JazzUV y, desde luego, voy a ver si puede llevar otros a Tlaxcala, pero apenas estamos comenzando.
Uno de mis próximos proyectos es escribir dos libros, ya escribí uno que está en todas las tiendas de distribución digital [iTunes, BookBaby, Amazon, etc.], es un libro de teoría del jazz, se llama Manual de Armonía Moderna.
Hace unos meses, junto con Arturo Caraza formamos una big band que se llama Xalapa Jazz Orchestra [es la orquesta que vino a dirigir Pete McGuinness en el Xalapa Jazz Festival el pasado mes de junio], otro de mis proyectos es grabar un disco con esa big band, y seguir adelante.

PRIMERA PARTE: Strike Up the Band
SEGUNDA PARTE: New York, New York


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