Mutatis Mutandis

Por Rafael Arias Hernández.

Es tanto el descredito de quienes dicen gobernar; y tan grande el hartazgo social contra políticas y acciones de los políticos que, de repente, nuevo escándalo muestra la lamentable situación de  más de la mitad de pobres, administrados por muchos ineptos y corruptos.

Si de por si las políticas gubernamentales de combate a la pobreza,  lo  que han demostrado es que, entre más se combate, más crece. Las percepciones y opiniones públicas se radicalizan, al saberse de la torpeza o falta de coordinación; o bien de la perversidad  o intención de distorsión, manipulación y engaño que se acusa, se intentó, por parte de INEGI. Pero esta vez, escándalo y daño ocasionados, ha  arrastrado al CONEVAL.

Continúan  enfrentados, ambos órganos gubernamentales,  responsables  de medir la pobreza  y difundir su situación y evolución, para oficialmente asegurar si avanza, se estanca o retrocede, así como analizar sus principales características y tendencias.

INEGI no cumple

El ruido producido, los alcances de los daños ocasionados trascienden, no sólo a la pérdida de credibilidad y confianza, principalmente del INEGI que, para empezar  no cumplió y mal hizo el trabajo para el que se le contrato, sino  también al gobierno  federal que, resulta afectado y  severamente cuestionado por el cambio de criterio y resultados estadísticos, fundamentales en la elaboración de sus políticas públicas y las de gobiernos estatales y municipales. Obligando también al CONEVAL a no cumplir con su trabajo, posponiéndolo y afectando la serie de presentaciones de análisis y estudios, que ya llevaban,  casi 8 años realizándose.

“Los cambios en los criterios de captación del ingreso que realizó el INEGI fueron decisión exclusiva de ese instituto; se hicieron al margen del convenio de colaboración con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL); no fueron debatidos técnicamente en conjunto y rompen la evolución histórica de las mediciones de pobreza que el consejo ha presentado desde 2008…Ayer, en comunicado, el CONEVAL calificó de poco transparente el proceso que siguió el INEGI esta ocasión y se insiste en que cualquier modificación para captar adecuadamente la variables económica y sociales debe ser realizada con planeación, de tal manera que se genere certidumbre.” (La Jornada. 160716)

La cuestión ahora se divide en cuando menos, dos grandes temas que centran la discusión: por un lado, se percibe que de lo que se trata es de que no se sepa la verdad,  sobre la lamentable situación en la que se encuentra más de la mitad de los mexicanos y, en consecuencia, que trasciende el gran fracaso de las políticas públicas vinculadas con el combate a la pobreza. Se sostiene que, la política oficial de “Mover a México”  fue para atrás, para empeorar.

Y en segundo lugar, se asegura que desconocer partes importantes de la realidad, impide la  apropiada elaboración, actualización y utilización de diagnósticos serios, consistentes y periódicos, que aporten tendencias y consecuencias. Lo cual también bloquea o limita seriamente,  la estructuración y renovación de las correspondientes políticas gubernamentales, facilitando la discrecionalidad, el voluntarismo o seguir en más de lo mismo. Simulación y engaño aumentan el tamaño del daño. ¿Quiénes resultan beneficiados con ello?

Hay incluso quienes sostienen,  que se deben y pueden considerar las buenas intenciones de posibles innovaciones o contribuciones al esquema teórico y fundamentos de la elaboración de indicadores técnico-estadísticos.

Pero por lo pronto, es obvio y claro que no se cumplió un contrato, no se persistió en un acuerdo, y se intentó filtrar algo no cierto; porque la pobreza no disminuye y menos en la proporción que se intentaba hacer  creer. El resultado es más pérdida de credibilidad y confianza, que ahora también se extiende a una institución de la importancia del INEGI.

En el rápido y efectivo deseo y decisión de corrección, se sabrá mucho de la verdadera intención de la confusión ocasionada.  Alienta saber que INEGI  y CONEVAL  convinieron “establecer un grupo técnico de trabajo que revise los detalles del Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS-2015), incluidos los cambios operativos para la captación del ingreso adoptados por el INEGI”.

Corregir puede permitir incluso, rescatar  lo poco o mucho bien hecho o aprovechable. En la verdadera corrección del error esta la solución.

Bajas, del fallido intento

Por lo pronto, ya hay primeras víctimas, sacrificados, responsables o como se les quiera llamar.

 “Luego de la polémica sobre los cambios que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el levantamiento del Módulo de Condiciones Sociodemográficas (MCS) 2015, el titular de la Dirección General de Estadísticas Sociodemográficas, Miguel Cervera Flores, renunció a su cargo…A raíz de estos cambios opacos, el INEGI registró un disparo del 11.9% en el ingreso corriente de los hogares a nivel nacional en apenas un año, así como un incremento real del 33.6% del ingreso de los hogares más pobres del país, lo cual “no es congruente con la tendencia que se ha venido manifestando en otros instrumentos del INEGI y con otras variables económicas”…En otras palabras, el CONEVAL insinuó que el INEGI modificó su método de cálculo para presentar un panorama de mejora neta en los ingresos de los mexicanos, sin avisarle a la institución encargada de evaluar las políticas de desarrollo social y medir la pobreza en el país” (APRO.290716)

Del mito genial, al miento sexenal

Años, décadas así lo demuestran; como también se  comprueba que quienes  dirigen el combate, con facilidad  se despegan de la realidad o se convierten en administradores  y hasta beneficiarios, de atribuciones y recursos  públicos que manejan.

Hace más de 20 años, un llamado ilusionista, desde el poder omnímodo que marea, intentó desaparecer la pobreza que padecían y padecen millones y millones de mexicanos.

Resumió sus  intenciones, a una frase ahora histórica: Pedro Aspe, entonces Secretario de Hacienda, de Carlos Salinas,  describió a la pobreza en México, como un mito genial.

En consecuencia, a quienes la padecían y padecen, así como a los que corroboran y aseguran de su existencia, los convirtió en mitómanos, o defensores del mito,  no reconocido oficialmente.

Nota.- Estimados lectores tomemos un programado descanso. Reanudamos 15 de agosto.

*AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez