A solo tres días de que se instaure el silencio electoral que, en teoría, debe servir para que los ciudadanos mediten sobre el sentido de su voto e, incluso, si acudirán a las urnas o no, la situación se ha tornado ríspida y puede desembocar en actos de violencia netamente política.

Los amagos para impedir el libre tránsito de las unidades que transportaban este domingo a simpatizantes del PAN y el PRD al cierre de campaña de Miguel Ángel Yunes Linares en Boca del Río no pueden augurar un clima de civilidad y respeto, y en ello están involucradas las fuerzas policiales de la Secretaría de Seguridad Pública.

¿Cómo estar seguros de los cálculos triunfalistas del candidato priista Héctor Yunes Landa, quien este fin de semana apareció en la punta de los aspirantes al Gobierno de Veracruz, según encuesta de la empresa Domínguez, Sheker y Galván Demoscopia, si por otra parte se trata de atajar a quienes simpatizan con el candidato que, según el mismo ejercicio, ha caído al tercer lugar?

Por supuesto que la medida implantada por la SSP en diversos puntos de la entidad para detener o postergar la circulación de autobuses con pan-perredistas rumbo al más fuerte bastión blanquiazul no ha sido ordenada por el candidato del PRI, Héctor Yunes Landa. Está claro que la medida ha sido ordenada desde Palacio de Gobierno y afecta no solo a Miguel Ángel Yunes sino también a su primo priista Héctor Yunes, pues alimenta en la población la idea de que el PRI quiere ganar en una injusta competencia.

La Dirección General de Transporte del Estado (DGTTE) ha salido con la increíble versión de que las revisiones de unidades de transporte público son para garantizar la seguridad de los usuarios y se realizan todo el año. “Como parte de sus funciones, el personal de la dependencia establece filtros de supervisión y control, para verificar que vehículos y operadores de las distintas modalidades cumplan con las disposiciones que el reglamento indica”. Lo extraño es que los camiones que transportaban a los seguidores de Morena, que acudieron al Puerto de Veracruz al cierre de campaña de Cuitláhuac García Jiménez, no tuvieron el trato prodigado a los de la alianza PAN-PRD.

La encuesta a que nos hemos referido señala, a la pregunta “¿Si hoy fuera la elección de Gobernador de Veracruz por quién votaría?”, que Héctor Yunes Landa marcha a la cabeza con el 25.9 por ciento de la preferencia electoral, seguido de Cuitláhuac García Jiménez, de Morena, que obtendría el 20.3 por ciento, y en tercer lugar, Miguel Ángel Yunes Linares (PAN-PRD), quien al principio de las campañas marchaba en primer lugar con hasta 16 puntos de diferencia sobre el priista, y que según este ejercicio demoscópico, tendría apenas el 19.1 por ciento.

Los demás candidatos tendrían, en ese orden, porcentajes bajos: el candidato independiente Juan Bueno Torio el 7.6 %; Alba Leonila Méndez Herrera, del Partido del Trabajo (PT), el 4.0 %; Armando Méndez de la Luz, de Movimiento Ciudadano, el 2.6 %, y Alejandro Vázquez Cuevas, Pipo, quien fue postulado por el Partido Encuentro Social (PES), el 1.7 %.

¿Por qué, entonces, se ha arreciado la guerra sucia contra Miguel Ángel Yunes Linares a grados vergonzosos como el de distribuir panfletos difamatorios y exponerlo en anuncios espectaculares (que debieran ser castigados por las autoridades electorales) en que se le acusa de corrupción y pederastia? Si ya va en tercer lugar, según la encuesta esgrimida este domingo, ¿qué se busca con ello?

A escasos tres días de que terminen las campañas, debe haber una reflexión seria sobre lo que estos actos significan para la civilidad en general y, en particular, para la buena marcha de la jornada electoral. La violencia genera violencia, y esta no solo se ha visto en diversos actos de la vida civil que ya han cobrado la vida de varios jóvenes inocentes, sino también en el lenguaje, en las miles de acciones que se bordan cada día para vencer a los adversarios. ¿Acaso se apuesta a la violencia, como el año pasado, para inhibir la participación ciudadana en los comicios del próximo domingo?

Una ciudad aterrorizada

Por supuesto que Xalapa no es la única ciudad en que la violencia ha tenido expresiones crecientemente aterradoras que, para mala fortuna, podrían escalar en los próximos días. Sin embargo, Xalapa me toca, me conmueve, porque es la ciudad en que vivo. Ningún objetivo político puede justificar esta ola de violencia que se ha desatado y que, aunque algunos lo conciban como ficción política, podría tener el objetivo de inhibir la participación ciudadana.

¿Quién ha movido los hilos? Nadie puede saberlo con precisión. La impunidad que vivimos en Veracruz no da para tener la esperanza de que algún día lo sabremos: las acciones emprendidas por la Fiscalía General del Estado se han encaminado en la presentación de más inocentes como chivos expiatorios, en lugar de tomar su labor en serio.

En efecto, nunca sabremos quién ha movido los hilos, pero podemos estar seguros de quién ha actuado con complacencia para que esos actos, casi concertados para realizarse el mismo fin de semana, sucedieran sin que brindaran la protección a que están obligados, no solo porque así lo señalan las leyes sino porque buena parte del presupuesto estatal, el poco que ha quedado, se les ha destinado. ¿Complacencia, complicidad o acto concertado? ¿Cómo saberlo?

Lo cierto es que varios negocios nocturnos han decidido cerrar sus puertas y los demás padecen los efectos del miedo desatado por el hampa: los jóvenes han preferido no acudir a los centros de reunión, ante las amenazas que han circulado en redes sociales sobre una supuesta limpia de maleantes que podría afectar a los que no lo son. Como si fuera verdad.

Lo mismo ocurre en otras partes del estado, porque se ha elegido a las ciudades más importantes para que tengan un mayor eco en los medios y en las redes sociales. Hace un año ocurrió algo similar: varios jóvenes fueron golpeados salvajemente en Xalapa y hasta ahora no hay indicios sobre quiénes fueron los culpables. Por desgracia, este año ha habido víctimas mortales.

Los candidatos a Gobernador del Estado debieran presionar para que se esclarezcan estos hechos, y quien gane el domingo próximo debe comprometerse a erradicar la violencia criminal y la que se ha prodigado desde el mismo aparato estatal, como la afectación del derecho al libre tránsito de personas como ocurrió este domingo, para afectar a uno de los candidatos.

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